jueves, abril 18, 2024

Escenarios

•De la nada a la cima

•La huella de un panista

•Hijo del Poder Legislativo

Luis Velázquez

UNO. De la nada a la cima azul

De pronto, He Man Sergio Hernández Hernández apareció de la nada política. La fama pública registraba que su único antecedente como diputado local y coordinador de la bancada panista en la LXIV Legislatura era su desempeño como carga-maleta del presidente del CDE, Pepe Mancha.

Pero igual que miles de políticos empezó desde abajo.

Y lo más indicativo, en medio de la desventura familiar, social y económica.

Por ejemplo:

A los dos años de edad perdió a su padre. Y su señora madre enfrentó la vida.

La señora se contrató como una especie de mil usos.

Vendía de todo. Desde antojitos y comidita para las burócratas del Palacio Legislativo de Veracruz.

Y al mismo tiempo, también vendía joyas.

Fiadas. Pagadas en abonitos.

Y He Man era su auxiliar. Y por lo general, se encargaba del cobro de los abonos a los burócratas del Congreso local.

Así, empezó, digamos, su relación con el Poder Legislativo, y por añadidura, a respirar el olor del poder político con los señores diputados.

DOS. A la sombra del PAN

Años después, su señora madre reinició su vida al lado de un hombre que era panista de vocación.

Y el hombre aquel se llevaba a He Man a los eventos azules, tiempo aquel cuando el PAN era, como decía de los fundadores, Manuel Gómez Morín, “unos místicos del poder” que habían creado y creado el partido azul solo, únicamente para actuar como unos críticos sin soñar más arriba.

He Man comenzó haciendo talacha partidista al lado de la nueva pareja de su señora madre.

Pintaba bardas y árboles, cargaba la pintura, pegaba cartulinas en las paredes, repartía volantes en los actos públicos, iba por el refresco, el café y la torta en las reuniones de las elites panistas.

Entonces, los amigos en el PAN lo bautizaron con el sobrenombre de “He Man”, porque era un adolescente robusto.

Muchos años caminaron así en su vida y al mismo tiempo que avanzaba su proceso biológico también su aprendizaje ideológico, siempre, siempre, siempre, a la sombra del PAN.

TRES. He Man, el seductor

El día cuando Pepe Mancha llegó al CDE, He Man se le pegó. Y también, comenzó, cierto, desde abajo. Como su carga-maletas.

Y le sirvió tanto que cuando el PAN en alianza con el PRD ganaran la gubernatura y el Congreso local, ganó la curul, con tantos vientos favorables que fue ungido coordinador de los diputados panistas y que en el camino ha fortalecido con tres más y del PRI y de MORENA, como son Regina Vázquez Saut, Basilio Picazzo y Sebastián Reyes.

Y en la lista de espera están Miriam Judith González Sheridan, prestada ahora al Panal como la “Narcisa Mendoza”, y Eva Cadena, a quienes apenas, apenitas, seduce.

CUATRO. La diputada incómoda

Un frijolito saltó entonces en el arroz.

Se llama Cinthya Amaranta Lobato Calderón, antigua militante del Movimiento Ciudadano, cuando se llamaba Convergencia Democrática, llevada ahí por su padre, José Luis Lobato Campos, qepd.

La desavenencia inició al comienzo del viaje legislativo, tiempo cuando los diputados azules empezaron a faltar a las juntas previas a las sesiones.

Tal cual, todos ellos acordaron un descuento del 25 por ciento a los incumplidos, y lo firmaron por escrito.

Cinthya Lobato fue, entonces, la más indisciplinada. Con frecuencia, ni llegaba, y si aterrizaba por ahí era hacia el final del cónclave.

Los otros legisladores se inconformaron. Y clamaron y exigieron a He Man aplicara el acuerdo.

Y lo aplicó.

Y Cinthya enfureció cuando le hicieron el primer descuento.

Llegó a la oficina de He Man molesta, irritada. Como nunca. Amenazando con la cuarta guerra mundial.

Fue aquella ocasión cuando perdido su control político dijo que He Man gastaba el presupuesto “en borracheras, drogas, mujeres y orgías”.

CINCO. Lobato midió fuerzas

A tono con la tendencia mundial de los selfies y las videofilmaciones y los tuitazos, un auxiliar de Cinthya filmó aquel encuentro intenso y frenético con He Man.

Y luego, ellos mismos lo treparon a las redes sociales para convulsionar al coordinador de la bancada panista y al Partido Acción Nacional y a la yunicidad azul.

Pero también, para demostrar fortaleza y liderazgo.

La versión trascendió y llegó a una sesión parlamentaria y luego alcanzó la categoría de noticia periodística.

Y más, por la guerra feroz, sin cuartel, que el gobernador Yunes está dando a las pillerías y trastupijes de Javier Duarte, Karime Macías y los duartistas y que se ha traducido en doce políticos durmiendo en el penal de Pacho Viejo, más Duarte en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México donde él mismo cocina sus alimentos, temeroso de que los seres extraterrestres ladrones de frutsis lo puedan envenenar.

SEIS. “El odio no ha nacido en mí”

Nunca Cinthya Lobato dio el segundo paso de interponer una denuncia penal en la Fiscalía en contra del presunto desvío de recursos públicos de que señalara a He Man.

Jamás volvió a ocuparse del asunto, pues en todo caso, “lo dicho dicho está”.

Alguna vez por ahí fue publicada una foto donde coincidió al lado de He Man y uno que otro dándose la espalda, haciéndose los desatendidos, como si cada uno hablara con Dios.

Lo han señalado de tener un Cartel de Palacio integrado por reporteros cómodos, dispuestos a “lanzar su espada en prenda por él”.

Fue satanizado porque se habría prestado a que cada diputado favoreciera entre dos a tres medios de comunicación con un convenio mensual.

Los adversarios aseguran que el Congreso es la caja chica de su padrino, el presidente del CDE del PAN, Pepe Mancha.

Celebró como nadie su informe legislativo, ni más ni menos, en la sala grande del Teatro del Estado, previo bailongo de primera.

Pero He Man ha preconizado tanto su hoja de servicios públicos que ahora buscará la reelección como diputado local por el distrito de Xalapa, parcela de MORENA.

Igual que Gustavo Díaz Ordaz luego de Tlatelolco, bien puede gritar “a los cuatro vientos” que el odio en contra de Cinthya Lobato no ha nacido en él.

La vida llena de espinas y cardos que viviera en la infancia, la adolescencia y la juventud lo despojaron del rencor.

Y más cuando se atraviesa la búsqueda de más poder político.

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