Escenarios

0
1047
  • Javier Duarte con Héctor Yunes
  • Mitad del gabinete con Pepe Yunes
  • Todos buscan una chamba

Luis Velázquez

1

Más de la mitad del gabinete legal de Javier Duarte está con el senador Pepe Yunes Zorrilla para candidato priista a gobernador de Veracruz.

En tanto, Duarte ha ungido ya, y en compañía de su esposa, la presidenta del DIF, a Héctor Yunes Landa como su candidato oficial.

Y, bueno, con todo y que una parte interesante del gabinete está con Pepe, el voto de ellos para nada cuenta.

Digamos, que de hecho y derecho es un voto invisible para la toma de decisiones, pues ni siquiera el jefe máximo los ha considerado para apostar todo al senador que más convenga al proyecto político transexenal, iniciado con Fidel Herrera en 2004 y continuado con Duarte en el año 2010.

Así, el gabinete que está con Pepe se reduce a la llamada estampida de los búfalos que al ratito, si Héctor sale palomeado por Los Pinos, se irán a la cargada esperando una oportunidad laboral en el próximo gobierno, y/o cuando menos, para sus hijos.

De lo contrario, a empezar de nuevo, pues tal cual es la rueda de la fortuna política.

Claro, hay excepciones, como por ejemplo, alguna vez Adolfo Mota, secretario de Educación, repasaba su vida y con orgullo exclamaba que desde que comenzara en política nunca, jamás, le había faltado el trabajo.

“He tenido suerte. Un ángel de la guarda me cuida” afirmaba, quizá refiriéndose al senador Emilio Gamboa Patrón.

Pero en cambio, el grueso de los políticos sabe que su destino es sexenal si bien les va, pues a veces a la primera de cambios son despedidos.

Incluso, a partir de una intriga.

 2

Por eso, ahora cuando el par de senadores priistas alardea de un pacto de honor para apoyarse entre sí en caso de que uno salga candidato, las tribus de Pepe y Héctor Yunes apuestan a un par de carriles.

El primero, la elección de diputados locales en el año 2016.

Y el segundo, la elección de los 212 alcaldes, los 212 síndicos, los 3,500 regidores y los seis mil cargos de confianza en los Ayuntamientos.

Así, los amigos, y los amigos capaces y con liderazgo social de cada senador, esperan que aunque su senador pierda la elección, cuando menos le otorguen una candidatura a la curul en la LXIV Legislatura.

Y/o de lo contrario, esperar el 2017, cuando sea lanzada la convocatoria para elegir a los nuevos presidentes municipales.

Claro, siempre y cuando el pacto se mantuviera entre Pepe Yunes y Héctor Yunes pues, si en el camino se desgaja, entonces, muchos serán excluidos a la hora del reparto.

 3

Desde luego los fans de cada senador esperarían algún cargo público en la gubernatura de los dos años como parte de la cuota que uno entregaría al otro.

Pero, cuidado, si el senador perdedor solicitara unos puestos públicos para su gente, el senador triunfador en la contienda interna y también en las urnas podría, quizá, acaso, otorgar la concesión.

Aunque, al mismo tiempo, la limitaría porque ninguno de ellos formaría parte de su equipo químicamente puro, con todo y que el par de Yunes priistas son amigos, familiares que se sienten.

Podría, en efecto, otorgar el cargo o, de igual manera, reducirlo a un cargo burocrático de oropel, simple figura de paja.

Y, lo peor, al ratito lo despediría bajo cualquier pretexto.

Más, mucho más si se considera que tanto un senador como el otro empezaron temprano la precampaña electoral, por tanto han de tener un número incalculable de compromisos que los puestos públicos serían insuficientes.

4

La realidad es que el gobierno de Veracruz y los Ayuntamientos se miran como una bolsa de trabajo que incluye la posibilidad de un enriquecimiento desmesurado e inexplicable en menos de un sexenio y en menos de un cuatrienio.

Incluso, un buen salario, más viáticos y canonjías, más la posibilidad de hacer negocios lícitos e ilícitos, más la cercanía con el poder político, económico y social.

Un exalcalde de Boca del Río lo expresaba de la siguiente manera:

“Dejé de ser presidente municipal y dejé de ser pobre”.

Por eso es que cada evento público donde aparecen los senadores priistas hay una cargada faraónica, pues la mayoría busca congraciarse más y más con cada uno de ellos, por si las dudas uno llega al trono imperial, donde una sola palabra, un solo apapacho, una sola mirada basta para que los otros sean felices.

El tropel de los búfalos cimbra ya el fondo de la tierra política…