Los doctores UPAV

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  • Entre 10 y 15 mil pesos cuesta el certificado de un posgrado en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz
  • Nunca la UPAV ha rendido cuentas de las cuotas millonarias cobradas a los estudiantes

Luis Velázquez

El maestro Carlos Ronzón Verónica está sorprendido. Dice que por todos lados se topa con los doctores UPAV.

Y cuando habla de doctores UPAV se refiere a los egresados de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) la única obra pública del duartismo.

Se sorprende más porque la mayoría de egresados tocan las puertas de las 244 universidades privadas de norte a sur y de este a oeste de la tierra jarocha para emplearse como profesores por horas.

Pero también porque, dice, le han contado los doctorados en la UPAV… su doctorado les costó entre 10 a 15 mil pesos el título.

Tal cual un día llegaron a los campus de la UPAV, que por frecuencia, es una casita habilitada en la planta baja como salón de clases y oficinas, y se inscribieron.

Entonces, dejaron correr el tiempo, a veces, con una que otra clase el sábado en la mañana.

Y un día, chas, les entregaron el papelito que los acredita como doctores, incluso, hasta en Ciencias Ocultas.

“Soy doctor UPAV” exclaman, orgullosos, los dueños de tales diplomas.

Dice Ronzón:

“Se ha causado un daño educativo incalculable, más que a Veracruz, a cada uno de tales doctorados”.

En contraparte, el lector verá en la prensa escrita boletines de prensa, pagados con cargo al erario de la secretaría de Finanzas y Planeación, SEFIPLAN, donde un egresado habla maravillas de la UPAV.

Y, bueno, en la tierra de ciegos el tuerto es rey, pues si se revisa la lista de maestrías, doctorados y posgrados ofrecidos por las 244 universidades privadas de Veracruz, el desencanto cimbra el alma colectiva.

Incluso, se llega al populismo ramplón y barato, por ejemplo, cuando en cada ciclo escolar las escuelas particulares ofrecen hasta el 50, 60 por ciento de descuento en la inscripción y en la mensualidad.

Peor tantito: algunas instituciones educativas privadas ofrecen inscripciones al dos por uno.

Tantito peor: unos colegios ofrecen una comisión a sus propios maestros por cada estudiante que les lleven.

El día del examen en la Universidad Veracruzana, varias escuelas reparten trípticos ofertando espacios por si las dudas el chico reprueba.

La educación, pues, como una mercancía, sin que a nadie le importe la calidad de la enseñanza.

Y menos, mucho menos, a la secretaría de Educación de Veracruz, SEV, que suele otorgar RVOE como papel confeti.

 SUELDOS MISERABLES A PROFESORES

 El profe Carlos Ronzón, graduado como máster en Ciencias Políticas en la Complutense de España, mira el otro lado de la moneda, como es el caso de los profesores de la UPAV.

Uno. Sueldos miserables.

Dos. Sin las prestaciones establecidas por la Ley Federal del Trabajo.

Tres. Contratos semestrales, sin antigüedad laboral que expone a la inseguridad social en tiempos de jubilación.

Cuatro. Si de por sí los sueldos son miserables, más miserable es la UPAV para pagar los salarios a los maestros.

Por ejemplo, a muchos les han quedado a deber varios semestres y varias materias.

Incluso, cuando han tocado puertas para cobrar de plano les han dicho que lo consideren como un servicio social al gobierno de Veracruz y a la educación.

En contraparte, nunca, jamás, la UPAV ha rendido cuentas en base a la transparencia institucional sobre el ingreso millonario que en cada curso cobra a los estudiantes a quienes, dada la pésima calidad educativa, engañan y estafan, pues en todo caso lo único importante es el diplomita.

Todavía peor si se considera que hacia finales de su vida, el fundador de la UPAV, el profe Guillermo Zúñiga Martínez, decía que la SEFIPLAN le debía 400 millones de pesos, tiempo aquel cuando la SEFIPLAN también adeudaba (todavía) 1,680 millones de pesos a la Universidad Veracruzana.