martes, abril 23, 2024

Malecón del Paseo

  •  Duarte se ocupa del chisme barato
  • Su respuesta a las redes sociales
  • De nuevo, su renuncia en juego

Luis Velázquez

EMBARCADERO: Según el politólogo Carlos Ronzón Verónica, al gobernador de Veracruz le pasa lo que a las señoras que van al mercado y a las tardes pasteleras que suelen ocupar la mayor parte del tiempo para chismear ante la falta de temas concretos y específicos.

Además, y como el mismo Jefe Máximo del Priismo jarocho lo ha dicho, la especulación es el deporte favorito en el territorio estatal, de igual manera como en todos los puertos del mundo de cara al mar.

Por eso se entiende que el góber se ocupe desde la más alta tribuna política de los lunes mediáticos en contestar a las redes sociales los díceres quedando atrapado en el chisme barato que también suele darse en las oficinas públicas y en el gabinete legal y ampliado.

Por ejemplo:

En los últimos días empezó como una versión aislada por ahí y luego, y a través del chismerío y el Internet que ahora sí, y a partir de los estragos del filme cinematográfico “La caña amarga de pescar” y el aumento del 3% del impuesto a la nómina, Duarte dejaría palacio de gobierno.

Habría de recordar, de paso, que desde hace mucho tiempo, quizá, acaso, cuando el tiradero de 36 cadáveres en la avenida Ruiz Cortines, de Boca del Río, y el descarrilamiento del Pacto México, la apuesta, como dice Duarte, de los agoreros y pitonisos, es que sería renunciado con un manotazo del presidente Enrique Peña Nieto.

Y sin embargo, y como el dinosaurio de Tito Monterroso, con su cuento más corto del mundo, sigue en palacio, y como él mismo dijo el lunes 11 en la rueda habitual de prensa, dejará el cargo el 30 de noviembre del año 2016, es decir, dentro de 13 meses con 18 días.

ROMPEOLAS: Pues bien, y no obstante el pasado inmediato en que con todo y lo que dicen por ahí que “nada pasa”, el señor Duarte reviró, digamos, a los profetas del desastre político, social y económico que “todos los días casi rezan” (tipo Gerardo Buganza Salmerón) para que a mí, Javier Duarte, me vaya mal, y así mientras “yo sufro con cada tropieza ellos gozan”.

Desde aquí se siente y percibe que ninguna necesidad política existe de que el Jefe Máximo conteste a los agoreros y pitonisos y menos se ocupe del asunto, pues significa tanto como validar las versiones en las redes sociales, mínimo, que le impactan en su corazón atribulado.

Dice el profe Ronzón:

Si Duarte tuviera una agenda pública de que ocuparse.

Una obra pública trascendente.

Una obra de infraestructura fregona a la que dar seguimiento.

Un Plan Estatal de Desarrollo que vigilar.

Un plan estructurado para mantener una relación cercana y productiva con los sectores sociales.

Un objetivo concreto y específico para garantizar la seguridad y abatir a su hermana gemela de corrupción, como es la impunidad.

Un programa para crear empleos que vigilar de manera permanente, etcétera, entonces, el señor Duarte se ocuparía de una agenda política de Estado en vez de sus tropezones permanentes con el chisme barato.

Ronzón Verónica lo ejemplifica de la siguiente manera:

Al góber sucede lo mismo que a los artistas en decadencia que inventan historias, amores prohibidos, muestran las bubis y las pompis, posan en fotos atrevidas y audaces sólo para llamar la atención.

Y es que, afirma, el hecho de estar contestando al chisme barato, además de validar las versiones del Twitter y el Facebook, ningún beneficio social genera para la población.

ASTILLEROS: Lo peor: en medio de chismes baratitos ha transcurrido el sexenio ahora que vamos hacia el final del V año.

Sin una brújula de acciones, el estilo personal de gobernar y ejercer el poder ha consistido en refutar a los críticos como si así se beneficiaran, digamos, el millón de indígenas de las siete regiones étnicas.

Y los dos millones de campesinos.

Y los seis de cada diez paisanos que según el CONEVAL están en la pobreza y la pobreza extrema.

Y el millón y medio de habitantes del territorio jarocho que sólo aplican una o dos comidas al día, y mal comidas.

Y si así, además, disminuyera la terrible y espantosa desigualdad social, económica, educativa, de salud y de inseguridad en que estamos atrapados y sin salida.

Pero en fin, tal cual ha funcionado el sexenio al señor Duarte y por tanto, continúa ejerciendo el poder en igualdad de circunstancias, y por eso mismo, revira a los críticos que una vez más se ocupan en vaticinar su renuncia a la gubernatura, como si fuera la prioridad en un Estado de Derecho, un Veracruz pródigo en recursos naturales pero habitado por gente jodida.

Tan jodida que, por ejemplo, según la investigadora Patricia Ponce, somos el estado del país productor y exportador número uno de trabajadoras sexuales que así ganan el itacate en la vida cotidiana.

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