Expediente 2015

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¿Dónde está el dinero?

Luis Velázquez

El colmo del llamado sexenio próspero es el siguiente, entre otras cositas:

Las clínicas de la Secretaría de Salud en la montaña negra de Zongolica, sin alcohol ni gasas.

El aval del Congreso local a la secretaría de Finanzas y Planeación para pagar a constructores, proveedores y prestadores de servicio con lotes propiedad del gobierno de Veracruz.

El jineteo de los recursos estatales y federales, quizá, en el mundo bursátil denunciado por el líder del PRD, Rogelio Franco Castán, el diputado panista, Hugo Fernández, y el delegado federal de la SAGARPA, Marco Antonio Torres Hernández.

El pago con cheques de hule a los pensionados del Instituto de Pensiones.

La deuda desde hace diez meses a 40 mil seniles sin seguridad social inscritos en el DIF, a quienes entregaban un subsidio mensual de 833 pesos para alimentación, el pago de la consulta médica y la compra de medicinas.

La deuda de 18 millones de pesos a 400 deportistas, becas de 500 pesos, desde hace siete meses.

Entre otras cositas, las más graves por su trascendencia social.

Y, bueno, cuando hemos llegado a tales niveles de perplejidad, la única pregunta flotando en el pasillo es la siguiente:

¿Dónde, entonces, está el dinero público, incluyendo el presupuesto anual, más las participaciones federales, más los créditos millonarios?

Y más porque mientras por un lado, la deuda pública se mantiene, por el otro, ninguna obra de infraestructura regional ni municipal existe de norte a sur y de este a oeste.

Es el mismo caso, por ejemplo, del gobernador de Chihuahua, César Duarte, quien ha endrogado las arcas oficiales y el mundo político se pregunta el destino del erario, pues nadie conoce una obra pública descomunal.

LA MISMA CANTALETA

Alguna vez el gobierno de Veracruz aceptó que, en efecto, había dinero pero para los pendientes más importantes.

Quizá, por ejemplo, se referían a las campañas electorales.

También a las canonjías y privilegios para el primero, el segundo y el tercer círculo del poder.

Y para tener contentas a las barbies con tarjetas de crédito abiertas y con residencias que les han obsequiado, más viajes por el mundo.

El caso es que vamos en el cuarto año de gobierno con ocho meses, de hecho el V año del sexenio, y estamos igual que en el mes de enero del año 2011.

No hay dinero.

Y, lo peor, nadie sabe ni conoce el destino del billete público.

¿En verdad lo estarán jineteando en el mundo bursátil como fue la práctica en el sexenio de Agustín Acosta Lagunes para, digamos, cerrar duro y tupido con obra pública en el sexto año del sexenio próspero?

EL SISTEMA POLÍTICO PREMIA Y CASTIGA

Van seis secretarios de Finanzas y Planeación y tal cual expresa el desorden administrativo en que ha quedado atrapado y sin salida el gobierno de Veracruz.

Los cinco anteriores se fueron sin que ningún contribuyente ni ciudadano en general conociera las razones de su separación del cargo, a excepción de Salvador Manzur Díaz, descarrilado cuando el Pacto México se desplomó.

El hecho, pues, demuestra el menosprecio y el desprecio por la transparencia y la rendición de cuentas, como si la SEFIPLAN fuera una hacienda porfirista, con un dueño con vocación de capataz para hacer y deshacer a su antojo.

Pero, bueno, si los cinco extitulares de la SEFIPLAN se fueron, digamos, por su incapacidad política para frenar el desaseo.

Y/o sorprendidos con el nivel de la corrupción política que ha denunciado el senador Pepe Yunes Zorrilla.

Y/o porque los jefes máximos ordeñaban la vaca sin ton ni son llegando al fondo del precipicio, mejor dicho, del abismo, sin que nadie ordenara el caos, entonces, sólo ellos lo saben, porque han guardado silencio, y por tanto, se volvieron cómplices.

Sin duda, ellos conocerán el destino del dinero público, pero al mismo tiempo, callan porque, digamos, así les conviene en un sistema político que de igual manera que premia la lealtad y el silencio, también castiga la indiscreción.

¿DÓNDE ESTÁ EL DINERO PÚBLICO, ANTONIO GÓMEZ PELEGRÍN?

Resulta inverosímil haber llegado a la peor crisis económica y financiera del gobierno de Veracruz, al grado, por ejemplo, que las clínicas de la Secretaría de Salud están sin alcohol ni gasas, de tal manera que los menesterosos deben llevar tales insumos para que sus familiares enfermos sean atendidos.

El peor elefante blanco está, entre otros, en la llamada Torre Pediátrica iniciada con Fidel Herrera y que derivó en Torre Geriátrica por tantos años sin terminarse y ahora se ha convertido en refugio de pordioseros.

Peor, si se considera que CONEVAL ha ubicado a Veracruz en la segunda entidad federativa del país con mayor número de pobres, y por tanto, la indolencia en la política social que el presidente de la república pasea como su mayor acierto.

¿Dónde, pues, está el dinero público, señor secretario de Finanzas y Planeación?