domingo, septiembre 29, 2024

“Aunque siga viviendo… ya está muerto”

  • Con todo y el apoyo oficial, la precampaña electoral de Gerardo Buganza no ha prendido; digamos que está en el limbo
  • Se declara el más bragado; pero ha dado la espalda a la realidad de Veracruz con sus graves pendientes sociales

Luis Velázquez

Si Miguel Ángel Yunes Linares mudó del perro feroz (Fidel Herrera) a perro chihuahueño (Javier Duarte) y a “El nopal, porque cada vez le aparecen propiedades” (Marco Antonio Del Ángel), entonces, Gerardo Buganza Salmerón, trepado en la candidatura independiente, asusta con “el petate del muerto”.

Y es que el ex secretario General de Gobierno, ex titular de la SIOP, por el lado priista, y exsenador y ex diputado federal por el lado panista, quedó estacionado en el tiempo pasado y cree que todavía levanta expectativas.

Pero como dice la canción de José Alfredo Jiménez, “aunque siga viviendo… para la población electoral… ya está muerto”.

Por ejemplo, en el gobierno de Veracruz están desencantados de su lanzamiento porque al momento ha sido incapaz de reunir a 400 personas en un mitin, en una marcha, en una reunión vecinal.

Al contrario, se ha reducido a actos pequeños, mínimos, intrascendentes, entre ellos, para inaugurar oficinas en Xalapa, Coatzacoalcos y Álamo Temapache.

No obstante que la llave oficial le ha sido abierta hasta con un autobús tipo ADO, donde ordenó pintar la aleta de un tiburón que navega por ahí en las aguas tormentosas de la política con una leyenda:

“Alerta. Se viene algo más bronco para Veracruz”.

Pero su alerta ha sido como la del pastorcito oaxaqueño gritando que ahí viene el lobo.

Por ejemplo, lo “más bronco” que ha tenido y pronunciado desde su renuncia a la SEGOB jarocha ha sido descubrir que Fidel Herrera Beltrán es “un mafioso”, porque le arrebató en los tribunales su victoria en las urnas, sin decir que si tiburón se siente, Buga (como le llaman unos priistas) fue incapaz de defender su triunfo y ahora lo llora como bebé.

Simple y llanamente, el discípulo del bravo, combativo y bragado filósofo César Leal Angulo, quien le dio la primera oportunidad de trabajo como síndico en el Ayuntamiento de Córdoba, ha mudado en un charalito.

Lo de tiburón le queda demasiado grande.

“Ya nadie nos para” exclamó Bugy una vez más en Álamo Temapache, cuando con unos curiosos que por ahí andaban cortó el listón de su casita de campaña.

Y, bueno, si el Papa Francisco ha pedido desde Cuba a los jóvenes del mundo que “no se arruguen”, Buga, quien en su adolescencia y juventud soñaba con el sacerdocio, vive su legítimo sueño; pero fuera de la realidad, porque, cierto, nadie lo parará en su periplo; aunque al momento (se ignora mañana) su candidatura independiente por ningún lado ha prendido.

Por más, incluso, que por ahí paga espacios mediáticos.

Según el ex amigo de MiguelÁngel Yunes Linares, su “única alianza es con el ciudadano, pues no tengo ataduras ni con políticos ni con empresarios”.

Pero “ataduras políticas” son, por ejemplo, las que lo ligan con Javier Duarte, pues lo convirtió en el segundo político importante de palacio en un par de secretarías.

Y todavía reformó la Constitución para darle más fuerza política y social como secretario de Infraestructura y Obra Pública.

Y, de paso, lo nombró interlocutor con la elite eclesiástica, a tal grado que hasta acompañó al obispo de Córdoba en algunos periplos religiosos en donde Eduardo Patiño Leal le prestó el micrófono para pronunciar la homilía.

Todavía dejó que su populismo mesiánico creciera en tierra fértil para sentirse el non plus ultra, como dijo en Coatzacoalcos: “El jefe de los penales soy yo”, a tono con su frase bíblica: “Del triunfo de Duarte en las urnas como gobernador yo me encargo”.

Y/o cuando anunció que la expedición de licencias de manejar sería más ágil y rápida que los 25 minutos que una pizza tarda en llegar a casa.

EL EXABRUPTO DE BUGANZA

En Álamo, Bugy alardeó de ser un político “sin ataduras con políticos ni empresarios”.

Las tiene, claro, con Javier Duarte, quien en la fama pública lo está subsidiando para su candidatura independiente.

También tiene ataduras con la elite eclesiástica que podría entrarle a su jornada preelectoral con las limosnas.

Pero si tampoco, como se pavonea, tiene “ataduras con los empresarios” y si una campaña por la gubernatura cuesta dos mil millones de pesos, según el cordobés Dante Delgado Rannauro, entonces, ni modo que los indígenas, campesinos y obreros estén financiado su campaña regalándole pollos, gallinas y gallitos y burros para venderlos y hacer un cochinito.

A menos que desde la SEGOB y la SIOP él mismo pensara en el futuro y se preparó.

De lo contrario, cuidado, porque los carteles que operan en Veracruz, según la Procuraduría General de la República, PGR, y la DEA, el organismo antidrogas del gobierno de Estados Unidos, a saber: los Zetas, Jalisco Nueva Generación y Del Golfo, estarían prestos.

UN INDEPENDIENTE QUE IGNORA LA REALIDAD

Bugy se proclama “el más bronco” de los broncos.

Pero, bueno, desde su renuncia a la SEGOB, en ningún momento se ha ocupado de los graves pendientes de Veracruz, que van desde el desempleo, los salarios de hambre y la migración hasta la baja calidad educativa y de salud, y la inseguridad.

Y de igual manera, la deuda pública y un gobierno en el descrédito, de picada.

Por el contrario, los ha soslayado.

Y un político bronco en Veracruz, tierra fértil para el hartazgo y el desencanto, que evade la realidad, cava su propia sepultura, a menos que sea un sacristán de la capilla del “Aquí no pasa nada”.

Por eso, el otro iluso, Elías Miguel Moreno Brizuela, cacarea su ‘’Movimiento de los Encabronados’’, pero por desgracia como una nube solitaria pretendiendo anunciar el verano sin ninguna posibilidad, dado su desarraigo de tantos años de Veracruz.

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