viernes, abril 26, 2024

Expediente 2019

Un pueblo desesperado

Por Luis Velázquez

En el sur de Veracruz, la población está desesperada. La inseguridad, en la pesadilla más atroz. Ahora, la O.N.G. “Ciudadanos Unidos por Coatzacoalcos” lo refieren en las extorsiones. Los montos mensuales van subiendo. Antes, 5 mil pesos de cuota. Ahora, 15 mil.

Y de ñapa, el tiempo del menosprecio, el desprecio y el desdén. Lo dice la diputada Érika Ayala: mientras en Coatzacoalcos 7 comercios han sido incendiados (uno de ellos, el night club, “El caballo blanco” con 31 muertos, y el último, una tienda Oxxo), el secretario General de Gobierno se pitorrea. Son cosas menores, dice. Hechos aislados.

La inseguridad tragándose la calidad de vida. Y ante la manifiesta incapacidad oficial, igual que en el panismo y el priismo, la descalificación, como si la palabra del gobierno de Veracruz fuera la realidad real y la verdad única, total y absoluta.

¡Pobrecitos! ¡Intentan “tapar el sol con un dedo, guarecerse del torrencial con un paraguas!

Y, bueno, si la O.N.G. de “Ciudadanos Unidos por Coatzacoalcos” ya apareció luego de varias semanas de silencio, y una de los 50 diputados de la LXV Legislatura se ha ocupado del asunto, entonces, solo queda coaligarse para lanzar una resistencia pacífica, digamos, que levante las voces inconformes, molestas, irritadas, de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.

Solo así habría, quizá, una posibilidad de que los días y noches caminen con tranquilidad. La paz está perdida desde hace ratito. Y más ahora cuando los Morenos “se lavan las manos” y creen que como iluminados mesiánicos enviados de Dios ellos tienen la razón pretendiendo negar los hechos.

Lo dicen los “Ciudadanos Unidos por Coatzacoalcos”:

“No les gusta que les diga uno sus cosas. No les gusta que se les diga que lo que están diciendo es una mentira. No les gusta que sus cifras, las que ellos tienen, no son las adecuadas, no son las reales” (Notiver, 10 de octubre, 2019).

Hay una resistencia pacífica sistemática, firme y permanente, o de lo contrario, Veracruz se hundirá más en el infierno.

Diez meses y medio después, el gobierno de Veracruz, un fiasco, un fraude, un desencanto.

“UNA SITUACIÓN INSOSTENIBLE”

Raúl Ojeda Banda es el presidente de los “Ciudadanos Unidos por Coatzacoalcos”. Dice:

“Muchos empresarios reportan que por las extorsiones ha tenido que cerrar pues la situación es insostenible. Nos piden 5 mil, 10 mil, y así se van”.

Y por eso mismo, llamó irresponsable al secretario General de Gobierno, el escritor político, Éric Cisneros Burgos, cuando ha intentado minimizar la realidad.

Hay, cierto, una Guardia Nacional en el sur. Y una Fuerza Civil. Y policías estatales y municipales. “Pero la situación es insostenible”.

Muchos, cientos quizá, de comercios y negocios han bajado el telón, multiplicando de paso el desempleo.

Muchas familias han migrado de Coatzacoalcos y municipios vecinos. Muchos padres de familia se quedaron en el pueblo porque ahí tienen sus intereses comerciales, su forma de vida, pero al mismo tiempo, enviaron a sus esposas e hijos a otras ciudades.

Ahora, la ola de comercios incendiados va en aumento. En una semana anterior, 4 mujeres secuestradas, desaparecidas y asesinadas tres de ellas.

Y mientras el pobrecito alcalde de MORENA sale con “su domingo siete” de que hablaría con los malandros para convencerlos de que andan en el camino del mal, la población está en el peor momento de su vida.

Caray, cuando los “Ciudadanos Unidos por Coatzacoalcos” organizaron caminatas y plantones frente al palacio municipal, el alcalde se escondió en su búnker, ¡vaya autoridad política, social y moral!, el político ridículo.

HORA DE LA RESISTENCIA PACÍFICA

La diputada Erika Ayala lo dice de la siguiente manera:

“La realidad ahí está. La realidad la viven los ciudadanos. No podemos minimizar los hechos. La población padece la violencia y la inseguridad”.

Desde luego, su postura es alentadora, pero insuficiente. La simple declaración mediática para nada sirve. Demasiado, excesiva sangre chorrea en los 212 municipios de Veracruz.

Y por eso mismo, solo queda, en ningún momento ponerse a rezar como dice el arzobispo Hipólito Reyes Larios ni tampoco “cuidarse unos a los otros” como proclama el alcalde de MORENA en Xalapa, sino es la hora inevitable de la resistencia pacífica.

Es la hora de las marchas y caminatas. De los plantones en todas las cabeceras municipales. De la inconformidad social en cada gira política. De “botear” para publicar desplegados en periódicos de la Ciudad de México.

De hablar a los noticieros radiofónicos y televisivos de la capital del país para denunciar, todos, el oleaje, ruleta rusa, de la inseguridad. De enviar cartas a las O.N.G. nacionales y a la O.N.U. De volver a subir la Plataforma pidiendo firmas de la población.

De plantones frente a las oficinas del gobierno de Veracruz en la Ciudad de México. De asistir a las conferencias mañaneras de A.M.L.O. en Palacio Nacional y pedir la palabra. De convocar a ruedas de prensa con la prensa internacional.

De enviar cartas a la Comisión Nacional y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. De enviar una y otra y otra y otra cartita hasta el Sumo Pontífice.

Incluso, habrá quienes desearían lanzarse a una huelga de hambre en las escalinatas de la Catedral de Xalapa, frente al palacio de gobierno.

Solo así, la palabra de la diputada Érika Ayala trascendería, más, mucho más allá de la simple declaratoria mediática.

Y nada mejor que extender la mano a los “Ciudadanos Unidos por Coatzacoalcos”, quienes ya antes mostraron su inconformidad social con marchas y plantones.

De lo contrario, cada sábado, en la Diócesis de Orizaba los feligreses seguirán organizando caminatas silenciosas con las fotos de sus hijos desaparecidos y ahí quedarán para el anecdotario social y religioso. Pero sin trascender en el objetivo social.

Muchas, demasiadas expectativas levantó Morena el año electoral anterior. Pero el desencanto cívico está germinando en tierra fértil.

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