viernes, abril 19, 2024

Expediente 2018

Calambre del ORFIS

Luis Velázquez

Un nuevo calambre del ORFIS a los ex presidentes municipales de Veracruz. El Órgano de Fiscalización Superior, al servicio, todo indica, de la yunicidad como antes de Javier Duarte. Y más ahora, de cara a las cinco elecciones del primero de julio. Y más, con los ex alcaldes de las regiones claves para ganar en las urnas.

Bajo sospecha de su imparcialidad, el ORFIS revistió la advertencia con un dejo democrático. Va parejo, tanto con la Cuenta Pública del “gobierno del cambio” del año 2017 como con la última Cuenta Pública de los ex ediles.

Los ex ediles que, por ejemplo, tienen liderazgo social en sus pueblos y si son priistas, y están manchados, enlodados, más les vale permanecer quietos.

Y quietos significa, de entrada, nada de empujar la carreta a favor de los candidatos tricolores a las diputaciones locales y federales, pero también, a la Senaduría, y más, mucho más, a la gubernatura.

En el ORFIS tienen prisa. La misma prisa de la yunicidad para ganar la elección de la silla embrujada del palacio, la más importante, la única importante.

Y es que se trata de un plebiscito. Gana el hijo, ganará el padre. Pierde el hijo, perderá el padre.

LA GUILLOTINA ENCIMA

Se basa el ORFIS en la nueva Ley de Fiscalización Superior y Rendición de Cuentas para auditar la cuenta pública del año anterior en un plazo máximo de cinco meses del año siguiente, cuando antes, mucho antes, había de pasar un año.

Y antes de cinco meses implica antes del primero de julio, tiempo suficiente para el calambre político y fiscal que permita sembrar la incertidumbre y la zozobra, pues está probado y comprobado que el ORFIS puede proceder en contra de un ex edil por un simple peso público desviado.

Es más, según el ORFIS, las auditorías han comenzado en uno que otro ente fiscalizable porque los titulares entregaron la Cuenta Pública al Congreso local en tiempo y forma.

¡Ay, entonces, de la guillotina encima!

Por ejemplo, en San Andrés Tuxtla, el ex alcalde Manuel Rosendo Pelayo, cuya fama pública el pueblo conoce, contó a sus jefes priistas que el gobernador Yunes lo trae en la mira porque lo invitó a desertar del tricolor y unirse al PAN, y como lo rechazó, lo ha satanizado.

El mismo viaje eléctrico estaría viviendo el ex alcalde jarocho, Ramón Poo Gil, a partir de que el sucesor Fernando Yunes Márquez está encabritado porque ocultó, se asegura en los trascendidos, una deuda pública de 280 millones de pesos a proveedores.

Además, de que de las 45 mil lámparas del servicio público 35 mil están inservibles.

Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, el titular del ORFIS, con la espada desenvainada de la misma forma como en el duartazgo todo lo calló y nunca, jamás, jamás, jamás (ajá) registró el despapaye.

Nadie dudaría, claro, que fue guardando documentos que ahora, ni hablar, son manifiestos, jugando así con la filosofía bíblica de Fidel Herrera Beltrán cuando decía que hay tiempo de sumar y tiempo de sumirse y tiempo de sumarse.

BOTÓN NUCLEAR DEL ORFIS

Los calambres azules están en el carril.

Por ejemplo:

El ORFIS se ha lanzado a la yugular de los exalcaldes por segunda ocasión en lo que va del año. Ya antes, en el mes de enero, apretó el botón nuclear y dijo que de los 212 ediles, ciento veinte tenían irregularidades. Nunca, desde luego, y como parte del torpedeo declaró a los medios la lista negra. El calambre en su dimensión estelar.

Antes, cuando compareciera en la LXIV Legislatura dijo que tenían 139 denuncias penales en la Fiscalía por el desvío de 29 mil 879 millones de las arcas estatales y municipales.

En forma paralela, la Contraloría también dijo que había observaciones canijas. Incluso, reveló una denuncia penal en la Fiscalía en contra de 315 ex servidores públicos que en conjunto desviaron 48 mil millones de pesos.

Ahora, la Cuenta Pública del 2017 está en la cancha. Y la cancha, dice el ORFIS, está revolcada, porque los 212 ex presidentes municipales serán sometidos a mil 300 auditorías, y en donde participa la Auditoría Superior de la Federación, pues de por medio hay recursos federales.

Y aun cuando también auditarán a la yunicidad en su primer año del bienio, apueste el lector “veinte y las malas” que saldrán tan limpios como un bebé recién bañadito.

Además, claro, de que la nueva Ley de Fiscalización Superior lo permite, el avisito lleva chanfle.

Alcalde que habría “metido la mano al cajón” y/o permitido que los suyos lo hicieran, ya lo saben. El garrote y la macana del ORFIS están afiladas, afiladísimas.

MIL 300 AUDITORÍAS ENCIMA

Y es que mil 300 auditorías a los ex presidentes municipales es para ocupar y preocupar a todos, sin excepción.

A los priistas, por si quieren rebelarse.

A los panistas, por si son desleales y operan para MORENA. O de plano, ya desertaron y/o “trabajan por debajo de la mesa”.

La cuchilla está tan afilada que, por ejemplo, el ORFIS auditará hasta los llamados Programas de Participación Ciudadana, pues el dinero público significa mucha, demasiada, excesiva tentación.

Diógenes Portilla Vázquez, incendiando la pradera jarocha, combatiendo a los pillos y ladrones.

El rey platónico tropical.

Antes, en el duartazgo, nunca se dio cuenta.

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