viernes, abril 26, 2024

Barandal

•Asesinato en el panteón

•Con una cruz de madera

•Feminicidio en Poza Rica

Luis Velázquez

ESCALERAS: Los malandros están arreciando. Multiplican el terror y el horror. Se han vuelto más sórdidos que nunca. Parecieran el Ku Klux Kan de los peores tiempos en Estados Unidos. Quizá Charles Manson con sus esclavas sexuales.

Por ejemplo, el asesinato de una mujer más en Veracruz. Fue en Poza Rica el sábado 24 de febrero, día patrio, día de la bandera. En el panteón San Rafael de la colonia “La ceiba”, la mataron a cruzasos. Es decir, arrancaron una cruz de madera clavada en una tumba y poco a poco, pan pianito, la fueron ejecutando.

Recuerda, por ejemplo, el tiempo del duartazgo, cuando entre otros hechos, un mediodía, los malandros entraron a la iglesia de “Santa Rita de Casia”, hora de misa, y se llevaron a un feligrés. Y nunca más volvió a saberse de su regreso a casa.

Sacrílegos los asesinos de Poza Rica. Sacrílegos los sicarios del puerto jarocho.

Eran la 1:30 del sábado. En la madrugada. La hora, decía el cura del pueblo, allá en Soledad de Doblado, de cuando el diablo se aparece.

PASAMANOS: A cámara lenta le fueron destrozando el rostro. Cara desfigurada de tanto golpe con la cruz de madera. El perito descubrió fragmentos de hueso de cráneo esparcidos alrededor.

El cadáver fue descubierto completamente desnudo. La mujer tendida boca abajo. Había manchas de sangre.

A un lado, la policía halló ropa de mujer. También ropa de hombre. Y sobre el concreto de una tumba, una bolsa de plástico con botes con cerveza que todavía estaba fría cuando la policía llegó.

La policía, claro, y dado el paisaje tan sensual consideró que la pareja tenía imaginación encendida. Se les ocurrió hacer el sexo en el cementerio.

Pero en el inter algo terrible sucedió.

La mujer asesinada se llamaba Sandra Luz. Vivía en la colonia Manuel Ávila Camacho. Y era muy conocida. Jugaba fútbol amateur. Y era campeona en el pueblo.

Un feminicidio más. Y truculento. Con saña. La barbarie.

CASCAJO: En Poza Rica, Javier Duarte se lo dijo a reporteros: “¡Pórtense bien! ¡Vendrán tiempos peores!”.

Allí mismo un par de sacerdotes fueron secuestrados. Sus cadáveres aparecieron uno, dos, tres días después tirados a la orilla de un camino en Papantla.

Fue el tiempo cuando con el crimen de otros dos curas en Ixhuatlán de Madero, Veracruz apareció en la lista negra del diablo con el mayor número de ministros de Dios ejecutados.

Es el pueblo donde hay unas quinientas cantinas, cantinitas y cantinuchas y solo dos librerías.

La cabecera municipal donde una noche, cuando el ex alcalde Alfredo Fidel Gándara Andrade inspeccionaba una obra pública en medio de las sombras se le apareció un malandro solitario y se le presentó y le dijo que era el jefe de la plaza y que deseaba platicar y entenderse con él.

En ningún otro lado de las 212 demarcaciones, los malandros han trascendido como en Poza Rica los límites de lo humano.

Y es que matar a una mujer con una cruz de madera son palabras mayores.

Los adoradores de la “Santa Mujer” estarán felices. Ahora sí, la muerte convertida en santa, con todo y el sacrilegio cometido.

Solo falta que un día se roben el Santísimo y con el Santísimo maten a un feligrés, pues ya los han robado y tirado en el monte.

RODAPIÉ: El rostro de la violencia ha ido subiendo de decibeles.

En la yunicidad, el crimen de 4 niños en una colonia popular de Coatzacoalcos. Dos niños asesinados en una plaza comercial de Córdoba. Un niño y su maestra ejecutados en Tantoyuca. Unos ancianos de Córdova madreados solo para el robo. Más feminicidios. Cuatro trabajadores de la información asesinados.

En el duartazgo, personas levantadas por las corporaciones policiacas solo porque les parecieron sospechosos de ligas con los Zetas. Civiles desaparecidos en los retenes. Los cadáveres sepultados en fosa clandestina en la Academia de Policía. Los cuerpos sin vida tirados a un león y un cocodrilo preferidos del ex secretario de Seguridad Pública. Diecienueve reporteros asesinados y tres más desaparecidos.

3 mil 600 expedientes en la Fiscalía de desaparecidos en el sexenio anterior.

El mundo perverso de las dictaduras militares de Augusto Pinochet en Chile, Alberto Fujimori en Perú, Jorge Rafael Videla en Argentina y Rafael Leónides Trujillo en la República Dominicana con las hermanas Mirabeau, reproducido en el Golfo de México, con Veracruz de epicentro.

El eje del mal. La piel se enchina con la mujer asesinada en el panteón de Poza Rica, ¡vaya escenario de la muerte!

Y de ñapa, con una cruz de madera.

Peor, claro, habría sido con una cruz de hierro y de fierro y que desde luego el asesino tuvo dificultades para, digamos, arrancarla.

POSTES: En el duartazgo, en un hotel de Córdova una chica de 22 años fue asesinada de cuarenta puñaladas. El homicida fue un mesero quien primero le hizo el sexo. Originario de Huatusco, parece que “con el tiempo y un ganchito” fue detenido. Nunca nadie más se ocupó de su condena. Tampoco fue boletinado. Quizá su destino fue la impunidad oscura.

Ahora, con el crimen en el panteón de Poza Rica, la Fuerza Civil (tan temida y temible en el sexenio anterior) boletinó que detuvieron a un sospechoso. Y en el mismo panteón. Y según parece es un obrero de Petróleos Mexicanos de nombre Alfredo.

Eso dijo, al menos, el boletín oficial. ¡Vaya usted a saber! Pero mientras “son peras o manzanas” crea la sensación (en un tiempo electoral) de que en un Veracruz con dos Alertas de Género, “la policía siempre vigila”…así la muerte llegue en la madrugada sobre una tumba en un panteón, la hora cuando el diablo aparece.

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