martes, abril 23, 2024

Reflexión política

Por: Diego Rodrigo

ES Peligroso que la ciudadanía veracruzana permita el saqueo de las arcas públicas sin que medie la cárcel para el responsable y cómplices; peor, sin embargo, que por el esclarecimiento de las transas financieras del gobierno de Duarte que alcanzan los 34 mil millones de pesos, se vaya a pasar por alto el genocidio sucedido en Veracruz en los últimos seis años.

Javier Duarte, Gobernador de Veracruz, tiene que rendir una explicación por los 15 mil o más veracruzanos desaparecidos o asesinados en los últimos seis años. No se pude ir, ni dejarlo escapar, sin que aclare el porqué del genocidio.

No basta la mascarada de Arturo Bermúdez, quien se presenta ante el Fiscal Luis Ángel Bravo Contreras disque a declarar por sus ilícitos de 17 bienes y un sinfín de negocios adquiridos “producto de su trabajo” y seguramente con el “sudor de su frente”, cuando la realidad es que por más de dos horas se la pasaron charlando y seguramente burlándose de los veracruzanos.

Obligado explicar que sucedió con los cinco mil feminicidios; por qué permitió la entrada y permanencia de los carteles del Golfo, Zetas y Nueva Generación.

Las venganzas consumadas sobre Gibrán, la Voz México; el tráfico de adolescentes a Europa y Asia; los 19 periodistas asesinados; las fosas clandestinas  tan solo en los últimos siete días suman 60 cuerpos en fosas prácticamente a flor de tierra.

Hoy con azoro observamos que el mundo duartista está en plena fuga; Tomás Ruíz abandonó el estado “más vale aquí corrió…”; Xochitl Adela, ingenua titular de la SEV, ha presentado de manera reiterada su renuncia sin que se la acepten; Bermúdez, se la pasa en la quema de miles de documentos comprometedores; Yolanda Gutiérrez Carlín no quiere saber nada del gobierno sobre todo después de destaparse el caldero millonario que le dejó el SAS, y Flavino Ríos como reyecito montado en su gobiernito ante el desgobierno de Javier Duarte, quien ya abandonó Casa Veracruz y no asiste, como jamás lo hizo, a Palacio de Gobierno salvo para contados actos públicos y monólogos con la prensa aliada.

Ya no hay gobierno y nos dejaron todo el tiradero. La verdad, sin embargo, está por aflorar. Por el olor Veracruz hiede brigadistas, la sociedad civil y los afectados, que son quienes verdaderamente investigan, a diario encuentran cementerios clandestinos, fosas comunes y cadáveres frescos insepultos. La fetidez los guía.

Terrible la historia que cuentan los habitantes de Emiliano Zapata de vecindad con Xalapa en donde bajo la construcción de la Academia de Policía se encuentra la más grande fosa común de desaparecidos.

El gobernador Javier Duarte no puede irse sin que explique ante la autoridad competente y las organizaciones civiles nacionales e internacionales por qué y bajo qué circunstancias permitió tamaña masacre.

Javier Duarte está totalmente solo, y está preparando una puerta de escape al quedar contra la pared, ya no tuvo que seguir tomando la receta del doctor a base de proteínas mismas que le dan a los astronautas para bajar de peso, ya que se está yendo en automático.

Está cansado de tanto actuar; de explicar que “¡No pasa nada!” y que en este pueblo no hay ladrones; está agotado de tanto pensar cómo joder a Miguel Ángel.

Y es que nomás no puede con él que es un costal de mañas y con una experiencia y colmillo superiores a las del mismo Fidel, Javier está cansado y no puede más.

Es demasiado para el más joven gobernador de Veracruz, un imberbe que creyó que gobernar Veracruz era posible a gritos y sombrerazos, con dos que tres cabrones a su lado, un costal de mentiras y con las arcas a su disposición.

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