Por: Luis Velázquez
•El gran destape
•Héctor Yunes, candidato
•CNC jarocha, la emisaria
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Si en el siglo pasado, el sobre lacrado contenía el nombre del candidato priista a un cargo de elección popular, ahora, la mecánica se ha diferido a un rancho.
Se llama “Rosa del Alba”, propiedad de Juan Carlos Molina Palacios, presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, la CNC jarocha, ubicado en Medellín, allí mismo donde un ex alcalde panista, Omar Cruz, fue acusado por el Fiscal del asesinato intelectual de un reportero, Moisés Sánchez Cerezo.
La comida fue ayer domingo, donde el líder cenecista convocó a las huestes campesinas de norte a sur y de este a oeste de Veracruz, y a otros convidados de piedra, para declarar al senador Héctor Yunes Landa como el virtual candidato rojo a la silla embrujada del palacio de Xalapa.
Desde luego, tal ropamiento sólo fue posible luego de que el senador Pepe Yunes Zorrilla, con gran madurez política y emocional, declinó por Héctor, dejando abierto el camino a toda la posibilidad, más allá de las pasiones efímeras a que conduce la política electoral.
Hay, pues, candidato priista.
Y en los días siguientes, como es lógico, será publicada la convocatoria para luego enseguida la convención de delegados con un pronunciamiento avasallante, sin dudas ya, ni sobresaltos, ni madrazos mediáticos.
Cumple Héctor Yunes el antiguo sueño de la candidatura en el año 2010, cuando Fidel Herrera eligió a Javier Duarte como el favorito.
Pasará Héctor del Senado, la tradicional casa priista camino a la gubernatura, de igual manera como lo fueron, entre otros, Fidel Herrera, Rafael Murillo Vidal y Fernando López Arias.
Pepe Yunes continuará en el Senado, esperando el año 2018, cuando sea el fin de la gestión legislativo para quizá, acaso, reproducir el mismo camino que ahora Héctor.
Es decir, del Senado otra vez al trono imperial y faraónico.
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Durante los últimos diez años, Molina Palacios ha tenido el poder económico y el poder social.
Ahora, fue ungido con el poder político en la CNC.
Y en pocas semanas ha dado una sacudida sin precedente a la Liga de Comunidades Agrarias, que vivía en el pasado, atrapada y sin salida, tiempos aquellos de gloria, por ejemplo, cuando Heladio Ramírez pasó de la CNC a la gubernatura de Oaxaca, entre otros.
Tiempo cuando en el sexenio de Luis Echeverría, Alfredo Vladimir Bonfil, Augusto Gómez Villanueva y Celestino Salcedo Monteón, encumbraron a la CNC en Los Pinos.
Por ejemplo, en los primeros mítines de su ascenso, Molina conjuntó a entre 15 a 20 mil campesinos por cada evento agrario, y con lo que, incluso, hecho inesperada, dio pie a Javier Duarte para ofrecerle la presidencia del CDE del PRI, con todo y que ahí ya estaba Alberto Silva Ramos, como todavía por ahora.
Molina declinó; pero siguió mostrando el puño, rebasando por completo, digamos, a Antorcha Campesina, que al momento de su llegaba conservaba el liderazgo en la movilidad rural.
Desde luego, es un político ligado a Javier Duarte, cercano en muchas cosas, más allá, incluso, de lo inverosímil.
Por eso resulta significativa la comelitona en su rancho de Medellín ayer domingo, porque si tal fue…significa, primero, que tuvo la bendición duartista para el atracón; segundo, para dar la bendición campesina a Héctor; y tercero, para invitar a otros actores políticos priistas.
Todo se ha consumado.
En el siglo pasado, los presidentes de la república solían privilegiar a Fidel Velázquez, mandamás único de la CTM, para el destape del candidato presidencial.
Hoy Duarte distinguió a Juan Carlos Molina, mejor dicho, a la CNC, a los campesinos que como afirmaba el secretario de Agricultura, Óscar Brauer, sólo están organizados para votar, de tal manera que si los dos millones de campesinos de Veracruz sufragan en las urnas, con ellos solitos Héctor asumirá el trono gubernamental.
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Con Héctor Yunes terminará el Maximato que el góber fogoso pretendió imponer desde su llegada al palacio en el año 2004.
Sólo pudo con Javier Duarte, en tanto ninguno de sus otros discípulos pudo crecer, quedando para la historia como simples candidatos de papel.
Es más, la historia fidelista podrá repetirse de Héctor a Pepe, si en el año 2018 los vientos son favorables para el senador originario de Perote.
Y más se insiste, por su grandeza política y humana, pues resulta insólito que haya declinado por Héctor, a quien de manera cariñosa llama “tío”, solo porque los une el mismo apellido, en todo caso, la misma sangre sirio-libanesa de sus antepasados.
Queda Pepe como un político de estatura política y social gigante, sin precedente, pues tenía todo para competir, digamos, en igualdad de circunstancias que Héctor.
Padrinos de peso político en el altiplano. Puntero en la encuesta. Experiencia en la tarea política. Grupos simpatizantes. Discurso coherente. Y más todavía, los casi tres mil millones de pesos federales cabildeados para los presidentes municipales y productores de Veracruz.
Y más la extraordinaria decencia y respeto a los demás y decencia en el trato con los otros, a todos por igualdad, sin distinguir a nadie, siempre incluyente, siempre tolerante, siempre sereno.
Juan Carlos Molina Palacios ha oficializado la cargada priista por Héctor Yunes en su rancho, donde cría ganado de primera clase para la exportación.
En tal pesebre agropecuario el humo blanco priista se ha refocilado.
El PRI tiene candidato.