Por: Alfredo Tress Jiménez
Se nos ha dicho y siguen diciéndonos… que las elecciones tienen como finalidad que la ciudadanía, mayoritariamente, elija a quienes van a ser sus gobernantes y autoridades, y eso incluye desde regidores hasta Presidente de la República.
Aunado a esto, la Sexagésima Segunda Legislatura Federal, por mayoría calificada, decidió inscribir en la Constitución Federal que a partir del 2018 se puedan reelegir tanto Senadores como Diputados Federales; así como los Asambleístas y los Jefes Delegacionales en sus respectivos cargos, de esta manera, quienes ostentan cualquiera de los anteriores nombramientos podrán ser reelectos hasta por cuatro periodos consecutivos, estableciendo que esta reelección solo podrá darse siempre y cuando el aspirante sea registrado por el mismo partido que lo postuló para ocupar el cargo por el cual fue electo, haciendo la excepción que si renuncia al partido político que lo postuló antes de cumplir la mitad de su periodo, podrá ser nominado por otro partido político. Cabe señalar que dicha reelección, solo está prevista para las candidaturas de partido, y no así para las candidaturas independientes o ciudadanas.
La segunda vuelta que significa una salida inteligente ante el abstencionismo creciente, este es un proceso que garantiza, a partir de una escasa votación, el compromiso de los votantes para ceñirse en una segunda intención, a un voto más razonado a favor de los candidatos verdaderamente representativos: un voto razonado que en algunos países centroamericanos, sudamericanos y europeos, hoy en día ya se lleva a cabo con carácter constitucional y para la cual, en México se han hecho innumerables pronunciamientos pero que, sobre todo por intereses políticos y personales, no se ha podido aterrizar ninguna legislación al respecto.
Sin embargo, y volviendo al tema de la reelección, ya enmarcada en nuestra constitución, se dice que los funcionarios que sean reelectos por los ciudadanos que dispongan de credencial para votar con fotografía, podrán disfrutar de mayor tiempo para realizar proyectos a largo plazo a favor del pueblo que los eligió.
Al respecto comprendo que esta nueva disposición legal, traerá como resultado que tanto Senadores como Diputados Federales, Locales y Ediles, dispongan de un plazo suficiente para cumplir las ofertas de campaña, que muchas veces son solo buenos deseos y ya que están en el poder se les olvida lo que prometieron o justifican no tener el tiempo suficiente.
Pero algo que no he logrado comprender es, porque si ya existen disposiciones legales constitucionales para reelegir a una persona, ¿por qué aún no existen las mismas disposiciones legales constitucionales para retirarlos del poder de no cumplir con su encomienda?. De tal forma, que se haya legislado por la reelección sin considerar la revocación, es como construir un auto, ahora con mayor velocidad ¡pero sin capacidad de freno!
Sin duda el objetivo de alentar al ciudadano a elegir sus gobernantes se podría conseguir de manera importante incorporando como un Derecho Constitucional revocarle el mandato al servidor que no sirva o al funcionario que de plano no funcione, proceso de evaluación que podrían realizar únicamente aquellos ciudadanos que libremente emitieron su sufragio para elegir a quién los gobernaría, ya que solo así podrían tener derecho de participar en las elecciones intermedias donde se le refrendaría el poder al gobernante o se le retiraría del cargo, según sea el caso.
Todo lo anterior, no faltará quien lo vea como un sueño guajiro…claro sobre todo aquellos que se sientan intocables, revestidos de un fuero no solo legal, sino emocional, bajo el cual ninguna crítica se les hace gran cosa, ya que con ellas no peligra su empleo. Pero si lo analizamos bien, ¿acaso no debería tener la ciudadanía el derecho de votar y de botar…de poner, pero también de quitar y sobre todo…de evaluar y calificar a nuestros gobernantes?
Tal vez algún día se pueda llevar a cabo esta disposición Constitucional, pero lo más importante será reglamentarla, y para tal fin, se requiere de escuchar la voz de la ciudadanía y darle forma a las múltiples opiniones, expresiones y comentarios; no obstante, quiero expresar la forma de pensar de un servidor en esta materia y con esto llego, creo yo, al meollo del asunto.
Imaginémonos que nuestra Constitución Local contemplara para las autoridades la tan popular figura de la evaluación, en este caso ciudadana, claro porque –sin ánimo de revancha- ¿a ellos quien los evalúa?
Pensemos que para la reglamentación de tal ejercicio crítico, se considerará, como lo comenté anteriormente, sólo a los ciudadanos que hayan participado en el proceso electoral por el cual se eligió a la persona que ostenta el poder.
De tal manera que a la mitad de su periodo, la autoridad electoral pudiera , convocar a un proceso donde el ciudadano que participó en el proceso electoral inmediato anterior, podrá nuevamente emitir su sufragio, refrendándolo en el poder o quitándolo del mismo, pero ahí no acaba todo, el beneficio integral de una Evaluación Ciudadana a Gobernantes es la respuesta articulada a través de un test, sobre el desempeño del mismo, contrastando su accionar con el de su Plan de Desarrollo, documento que marca lo prometido por la administración en turno.
Señoras y señores, el buen juez por su casa empieza, y hoy que la evaluación a los maestros se ha convertido en un instrumento a veces justo y a veces justiciero, un instrumento – así lo queremos ver- de mejora continua…la ciudadanía se pregunta, ¿y a los que ostentan el poder quién los evalúa?. Porque si un profesor es importante que sea evaluado ya que está al frente de veinte o treinta niños, un gobernante que queda al frente de los destinos de miles de personas, a él o ella ¿quién los evalúa?
Esta disposición constitucional obligará, entre otras cosas, al gobernante en turno a cumplir sus promesas de campaña que deberán ser tangibles y posibles de llevarse a cabo, así como mantener una relación estrecha con sus gobernados.
Algunas personas incrédulas deberán pensar que lograr incorporar la Evaluación Ciudadana a Órdenes de Gobierno al texto constitucional será un objetivo quijotesco, más bien dirán que será imposible, que existen muchos intereses políticos que evitarán a toda costa incluir esta disposición. Yo pienso diferente, considero que no es ni será así, solo se requerirá que la ciudadanía como usted y como yo, hagamos lo posible e imposible por hacerla posible.
Debo adelantarles que en estos días iniciaremos una cruzada estatal para lograr este objetivo, y nuestro razonamiento será muy fácil, Si ya existe la reelección que exista la revocación, intentémoslo, lo peor que nos puede pasar será no logarlo, pero juntos usted y yo podemos dejar sembrada una semilla de una relación recíproca y justa entre gobernado y gobernante, además de todo, como dicen por ahí, el que nada debe nada teme y con la misma naturaleza del voto, la evaluación Ciudadana Libre y Secreta, podría traer la revocación, pero también ¿por qué no? la consolidación del apoyo popular para una futura reelección a partir de la conciencia de los resultados.
¿Cuántos de los actuales gobernantes en los distintos órdenes de la administración pública pasarían la prueba? ¿Usted qué Opina?