Luis Velázquez
La misma semana en que Javier Duarte lanzó a Gerardo Buganza Salmerón como candidato independiente, también parió a Héctor Yunes Landa como su candidato priista a gobernador.
Se trató, pues, de un dardo envenenado para uno y otro en la mirada del politólogo Carlos Ronzón Verónica, graduado con maestría en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de España.
Así, el mensaje críptico fue expresado con una jugada de grandes ligas.
Si tú, Buganza, fallas para restar y quitar y arrebatar sufragios al panista Miguel Ángel Yunes Linares, ahí está Héctor.
Y si tú, Héctor, fallas en el mismo operativo, ahí está Buganza.
Tal cual, Duarte jugando como el gran titiritero, nomás por si todavía hay incrédulos y agnósticos de que el jefe máximo aprendió con diez las lecciones de su tlatoani, Fidel Herrera, el góber fogoso y gozoso.
Pero más todavía:
Duarte tiene en el hándicap electoral a otro candidato independiente, el diputado local, Renato Tronco Gómez, que por ahí anda de norte a sur y de este a oeste socavando la infraestructura priista, jugando, de igual manera, en ningún momento a ganar la gubernatura, sino a descarrilar a Yunes Linares.
¡Ah!, pero en el búnker duartista también cocinan la candidatura independiente de otro enemigo ancestral del Yunes azul, a saber, Tomás Ruiz González, quien fue director de BANOBRAS, director de la Lotería Nacional y líder nacional del PANAL con la maestra de todos los tiempos, Elba Esther Gordillo, la primera presa política del presidente Enrique Peña Nieto.
Tales, pues, son las grandes pichadas de Duarte.
Pero más aún:
Nadie dudaría de que Duarte está operando para descarrilar la presunta alianza electoral del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, que han levantado un muro de Berlín para su pacto partidista, como es una alianza; pero sin Yunes Linares de candidato.
EL GRAN TITIRITERO
La gran jugada, sin embargo, está en el carril.
Héctor Yunes, su candidato favorito a la gubernatura, y Buganza, como el candidato independiente que, bueno, ha aceptado lanzarse, acariciando la posibilidad de que de pronto diera la sorpresa, se posicionara y hasta ganara la gubernatura.
Por eso, tanta generosidad y complacencia del jefe máximo con su ex secretario General de Gobierno en dos ocasiones y exsecretario de Infraestructura y Obra Pública, para quien, incluso, reformó la ley orgánica del gobierno de Veracruz.
Así, Duarte lanzó el par de candidaturas en la misma semana, no más para que tanto Héctor como Buganza sigan recordando, sin olvidar ningún instante, que es el jefe máximo de la revolución hecha gobierno en Veracruz.
Es más, para mostrar el puño en todo su esplendor de que, cierto, la candidatura priista pasará por Los Pinos donde reside el tlatoani mayor; pero, al mismo tiempo, desde aquí Duarte ejercerá a plenitud el derecho de voto y de veto para que, porfis, tampoco el senador Pepe Yunes Zorrilla olvide que al jefe, y más al jefe máximo, ni siquiera en carretera se le rebasa.
LA COMPRA DE LA IMPUNIDAD
Si la campaña de Héctor Yunes como candidato priista a gobernador cuesta unos dos mil millones de pesos como ha precisado Dante Delgado Rannauro, entonces, Duarte tiene listos los dos mil millones.
Si la campaña de Buganza como candidato independiente costara unos 1,500 millones, Duarte los tiene disponibles.
Si la campaña de Renato Tronco candidato independiente costara mil millones de pesos, Duarte se los entregará.
Y si Tomás Ruiz se lanzara como candidato independiente, también será subvencionado con los mil, 1,500 millones de pesos.
Tal cual para derrotar a Yunes Linares en las urnas, pues la tranquilidad familiar y la paz interna luego de la gubernatura los vale.
Pero, además, la compra de la impunidad para el gabinete legal y ampliado del duartismo también será incluida en el paquete.
Total, que el gobierno de Veracruz siga endrogándose que el próximo gobernador dejará la deuda al gobernador de seis años y ahí nos iremos hasta que el aparato gubernamental sea colapsado y aquí, en el otro extremo del mundo, se reproduzca la historia de Grecia con Alexis Tsipras.
DUARTE SIGUE JUGANDO
Duarte, pues, abrirá y cerrará la llave del dinero público tanto a Héctor Yunes como a Gerardo Buganza, según vayan dando resultados de aquí a la nominación oficial y en el transcurso de los 60 días que dure la campaña electoral.
Si de pronto, por ejemplo, Buganza se pasa de tueste con el duartismo, entonces, la llave será cerrada.
Y si Héctor Yunes también se excede y quiere por ahí algún gritito de libertad y se pone, más que bronco, broncudo, entonces, ni hablar, la llave sería hasta clausurada.
Pero, además, que nadie se asuste.
En plena campaña presidencial, Gustavo Díaz Ordaz intentó enfermar a Luis Echeverría como candidato presidencial y hasta que se disciplinó le dieron luz verde para continuar.
Plutarco Elías Calles impuso a cuatro presidentes de la república, jugando con los hechos y circunstancias.
Duarte, de igual manera.
En el carril ya tiene a tres candidatos: Renato Tronco, Buganza y Héctor. Pero, al mismo tiempo, tendrá más si los necesita y, lo inverosímil, hasta lanzaría uno por el PES, Partido Encuentro Social, el Partido Humanista, el PANAL, el AVE y hasta el PT, para amarrar su registro.