miércoles, junio 26, 2024

Expediente 2020

Impune crimen político

Por Luis Velázquez

“Veinte y las malas” a que el crimen del diputado priista y presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, Juan Carlos Molina Palacios, quedará impune.

Y quedará impone con todo y la dichosa comisioncita formada en la LXV Legislatura para presionar sobre su esclarecimiento.

Y quedará impune porque más allá del homicidio, lo indicativo y significativo (ruta crítica, en todo caso, a seguir) son las razones por las cuales fue acribillado “con alevosía, ventaja y premeditación”.

Y es que los teóricos y prácticos de la violencia y los policías y jefes policiacos y los políticos de los partidos políticos apuestan a unas diez, quince, hipótesis sobre la ejecución y todas integran vientos huracanados, torrenciales, los peores de la temporada,.

Y por eso mismo, mejor “veinte y las malas” quedarse callado y apostar a que el tiempo y la estadística de la muerte y la impunidad haga olvidar en la conciencia social el asesinato de Molina Palacios.

Antes, mucho antes, incluso, de que su nombre pueda ser enlodado, ya por los enemigos y adversarios, ya, incluso, por los presuntos autores, más que físicos, intelectuales.

El 9 de noviembre del año anterior el diputado priista fue asesinado. Y días después, en una cumbre cenecista el 6 de enero fue recordado y “tirios y troyanos” lo declaran el más impoluto y limpio y honesto de los dirigentes campesinos.

Pero…

Pero con todo, el homicidio sigue en el limbo. Y así continuará antes, mucho antes que escarbar las (presuntas) razones.

Más vale, digamos, a las buenas conciencias y a las conciencias VIP antes de que un posible escándalo pudiera enseñorearse en la cancha pública.

HIPÓTESIS EN EL CAMINO POLVORIENTO

Un líder cañero y ex presidente municipal percibe y siente, dice, cree, está convencido de que y de entrada habría unas diez hipótesis sobre el asesinato de Molina Palacios.

Que malas amistades. Que negocios. Que los malandros a quienes denunciara. Que socios que tenía o con quienes había roto.

Que sus declaraciones mediáticas en contra de algunos líderes priistas en el duartazgo. Que su alianza empresarial con Javier Duarte.

Que “pisó callos poderosos”. Que defendió a los campesinos de “las aves de mal agüero”.

Simple y llanamente, casi 3 meses después, ninguna pista, ninguna señal, y la Comisión formada en la LXV Legislatura reiterando la vieja, histórica y legendaria tesis de que en México se forman comisiones para sepultar y archivar un pendiente social, pues nunca, jamás, le darán solución.

Y por el contrario, “una tomadura de pelo” porque el crimen quedará irresuelto, en la impunidad, pues así conviene a los intereses creados, sean políticos o empresarios, carteles o cartelitos, tribus partidistas o policiacas, enemigos o adversarios emboscados, y en todo caso, imponiendo su ley, la ley del más fuerte.

Y como siempre ocurre toda persona que muere de forma trágica se convierte por añadidura en un santo.

Días existieron, por ejemplo, luego del crimen en Xalapa del activista de los derechos humanos de los desaparecidos, Abiram Hernández Fernández, en que fue declarado un ángel de la pureza y cuando en el tendedero público exigieron justicia, de pronto, ¡zas!, todos callaron, a partir, parece, de cuando la diversidad sexual declaro que habían matado a uno de los suyos.

Y por eso mejor el bajo perfil. Pian pianito. Que los días y las noches cicatricen las heridas familiares y sociales.

Mucho, demasiado polvo dejó el asesinato del diputado priista y líder cenecista para andar removiendo el pasado.

RÉCORD GUINESS DE IMPUNIDAD NACIONAL

Molina Palacios pasó como una ráfaga política en Veracruz. En un par de sexenios y el bienio azul brincó a la notoriedad. De Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte a Miguel Ángel Yunes Linares, asesinado en el primer año del góber jarocho de AMLO.

Fue “de todo y sin medida” como cantaba aquel.

De la nada, se volvió cañero próspero. Y constructor. Y amigo de los poderosos. Y de tesorero municipal en Cosamaloapan a figurar en las elites VIP de la política estatal.

Diputado local y presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, soñando, incluso, con la Senaduría de la República y hasta sopesando con cálculo político la candidatura priista a gobernador.

Le fue bien con Fidel. Y con Duarte. Y con Yunes Linares. Y cabildeada con la dinastía guinda y marrón de MORENA.

Estrella meteórica y ascendente. Mítines con 20, 30 y 40 mil campesinos. Programas sociales que iban de venta de carne y zapatos baratos para los campesinos.

El puño y el músculo priista por delante se lanzó contra las tribus adueñadas del CDE del PRI, entre ellos, Érick Lagos, Jorge Carvallo Delfín y el finado Juan Nicolás Callejas Arroyo.

Y sin embargo, con tanto poderío político, social y económico, su crimen sigue impune y “veinte y las mala” así continuará, igual, igualito que los más de doscientos cincuenta feminicidios y los 46 infanticidios y los veintidós asesinatos de políticos y los veinte de policías y los diez de activistas y el crimen del reportero de Atoyac.

Veracruz, en el Récord Guinness de la impunidad nacional.

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