jueves, mayo 2, 2024

Barandal

•Vivir odiando

•Rencor político

•Obsesiva obsesión

Por Luis Velázquez

ESCALERAS: Ni Agustín Acosta Lagunes con Rafael Hernández Ochoa, o Patricio Chirinos con Dante Delgado Rannauro, o Miguel Ángel Yunes Linares con Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte, vivieron tan obsesionados de un político como el góber jarocho de AMLO con el ex Fiscal prófugo de la justicia, Jorge Wínckler Ortíz.

Y más, porque 5 meses después, la Fiscalía ha sido incapaz de ubicar el paradero de Wínckler y detenerlo.

Y es que su rueda de prensa el lunes 27 de enero, el góber lo citó durante treinta ocasiones (Notiver, 28, 1, 20) y lo que significa un caso singular en los ojos de un siquiatra.

PASAMANOS: A primera vista, el góber ha decidido tomar como piñata al ex Fiscal y por eso el rafagueo desde hace más de 14 meses, quizá, unos veinte meses, considerando su tiempo como gobernador electo.

En la mirada de un sicólogo significaría también que el góber tiene una capacidad insólita para guardar rencor y odio, digamos, como las tonalidades de su mirada en la rueda de prensa del lunes 27 y que parecían cuchillos afilados, ojos coléricos, un águila rapaz en acecho, una pintura a la caza de una paloma.

CORREDORES: El chamán dice que con tanto rencor y odio el alma envejece y se pudre.

Pero en el caso, el ex funcionario yunista continúa sirviendo a la elite política de MORENA en el trono imperial y faraónico como si fuera, digamos, “la mafia en el poder” o los conservadores de AMLO.

Y al mismo tiempo, sirve para inculpar a los antecesores de las fallas y resbalones del sexenio guinda y marrón, sobre todo, en materia de inseguridad, incertidumbre y zozobra y de impunidad.

BALCONES: El góber necesita una trepanación general para extirpar las neuronas del odio y el rencor y para que pudieran reverdecer con una nueva vida, mirando el presente, entre otras cositas, para aterrizar los programas sociales federales y mejorar y con mucho la calidad de vida del millón de indígenas y de los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros.

Pero, bueno, por alguna maldición de la caja de Pandora, donde Zeus encerró todos los males del mundo para vengarse de Prometeo, el góber alimenta y retroalimenta su odio en contra del prófugo de la justicia.

PASILLOS: Durante varios años de su sexenio, Agustín Acosta Lagunes se la pasó odiando a don Rafael Hernández Ochoa, con todo y encarcelar a José Luis Lobato Campos, su director del Instituto de Pensiones.

Quizá el peor resentimiento fue de Patricio Chirinos contra Dante Delgado, a quien encarceló en el penal de Pacho Viejo, con un par de secretarios del gabinete legal.

Claro, el peor odio político registrado en Veracruz es de Yunes Linares contra Fidel Herrera y Javier Duarte.

Y ahora, con el góber de AMLO, incapaz de ir (por el momento) en contra de Yunes Linares, desborda su rencor en contra del exfiscal.

VENTANAS: La grandeza política y social de un gobernador en funciones puede evaluarse cuando, y como en el caso, se desparrama con todo en contra de un funcionario más que fue del gabinete de Yunes Linares.

Y lo peor, a pesar de tantas denuncias penales del gabinete legal y ampliado de MORENA en contra de la yunicidad, únicamente tienen preso a un ex funcionario de la secretaría de Finanzas y Planeación, en tanto los demás siguen libres y solo Zenyazen, el de la SEV, alardea que han recuperado 4 millones de pesos de las famosas plazas otorgadas a yunistas.

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