sábado, junio 22, 2024

Diario de un reportero

•Periodistas en el poder

•Encarcelados y exiliados

•Austeridad franciscana

Luis Velázquez

14 de diciembre de 2019

DOMINGO

“Ferozmente honestos”

Todos fueron periodistas. Y políticos. Y eran los articulistas más fregones de su tiempo en el siglo pasado. Y hasta Ministros de Estado fueron. Y con dos presidentes de la república. Benito Juárez (de 1858 a 1872 en el poder) y Porfirio Díaz Mori (de 1880 a 1911 en la silla embrujada). Y la mayoría vivió “con la medianía de su salario”. Y casi todos murieron en la pobreza.

Más todavía: uno de ellos fue velado en su casa que alquilaba en las goteras de la Ciudad de México.

Y a la muerte de otro la familia debió vender los muebles de la casa para comprar el féretro.

Y otro, preso en cárceles de México y Estados Unidos, pedía prestado a un hermano, funcionario público, y le juraba que el dinerito en ningún momento era para publicar su periódico sino para que su esposa y su hija pudieran comer y terminar la quincena.

Eran, escribió el historiador Daniel Cosío Villegas, “ferozmente honestos, ferozmente libres, ferozmente independientes”.

Y nunca anduvieron ni soñaron con el dinerito fácil conferido por la dinastía en el poder público.

Por eso, todos ellos fueron y son los periodistas más honestos, más íntegros y más capaces en la historia del país.

LUNES

La tentación reelectora

Unos trabajaron, incluso como Ministros de Estado, con Benito Juárez en su primera época y cuando el indito de Guelatao cayó en la tentación reelectora (15 años fue presidente de la república), el 90 por ciento de ellos le renunciaron y regresaron al periodismo y fueron “ferozmente críticos”, duros, irreductibles.

Luego, trabajarían con Porfirio Díaz Mori en su primer tiempo cuando soñaba con traslapar su vocación de militar, héroe de la batalla de Puebla ante los franceses, al Palacio Nacional.

Y cuando al dictador le entró la tentación reelectora, entonces, también dimitieron a los cargos públicos y diplomáticos.

Y regresan al periodismo y fueron implacablemente críticos.

Y más, como en el caso de Juárez, el político que dividiera el Estado de la Iglesia y que confiscara los bienes eclesiásticos y los repartiera entre las secretarías del gabinete para fortalecer las finanzas públicas y entre los pobres y que creara y recreara la Constitución de 1857.

El mismito, sin embargo, cuya primera acción presidencial fue nombrar en cargos públicos a sus tres yernos para la dicha y la felicidad de sus tres hijas que vivían a su lado en el Palacio Nacional.

Y cuando Juárez comenzó a reelegirse le botaron el tenate y el mandil y regresan al periodismo.

MARTES

La tentación del poder

Justo Sierra. 1828/1912. Discípulo de Ignacio Manuel Altamirano, varias veces diputado federal.

Y ministro de Instrucción Pública con Benito Juárez y Porfirio Díaz. Y presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con Díaz Mori. Y Ministro Plenipotenciario de México en España con Francisco Ignacio Madero.

Y aun cuando de todos fue quien más cerca estuvo del poder y muriera en Madrid cuando desempeña misión diplomática fue, quizá, de todos, el que mejor vida llevó.

Pero cada vez que se cobijaban en el periodismo estremeció al trío de ex presidentes.

José María Vigil. 1829/1909. Con Ricardo Flores Magón fundó el Partido Liberal. Luego, por el periodismo crítico se exilió en Estados Unidos cuando la Intervención Francesa.

5 veces fue diputado federal y magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Y murió en la pobreza.

Vicente Riva Palacio. 1832/1896. Fue preso político del presidente Manuel González, el amiguito de Porfirio Díaz quien le prestara la silla embrujada del palacio durante 4 años.

Fue desterrado por el mismo dictador en Portugal y España.

Y se mantuvo en el periodismo ferozmente crítico y que ampliaba en su relato novelístico.

MIÉRCOLES

Perseguidos por políticos

Manuel Payno. 1810/1894. Trabajó con Antonio López de Santa Anna, él mismo que encarcelara a Benito Juárez y Melchor Ocampo en las mazmorras del castillo de San Juan de Ulúa.

Dos veces fue Senador de la República. Y Ministro de Hacienda con el presidente José Joaquín Herrera y quien luego lo persiguiera irritado con su periodismo.

Ignacio Comonfort también lo nombró Ministro de Hacienda y .luego lo acusó de conspiración porque sus artículos lo irritaban.

Francisco Zarco. 1829/1869. Diputado federal en el Congreso del Constituyente. Secretario de Gobernación con Benito Juárez.

Pero con su periodismo incendiario se ganó el exilio y anduvo en Estados Unidos esperando un momento estelar para su regreso.

Quizá el más conocido de todos, digamos, igual que Ricardo Flores Magón.

Ignacio Manuel Altamirano. 1834/1893. Diputado federal en 3 ocasiones. Diplomático en varias naciones de Europa. Murió en Italia y sus restos fueron trasladados por barco a México.

Y cuando muriera estaba tan pobre y limitado en sus recursos que la familia debió vender los muebles de la casa para pagar el féretro.

JUEVES

Austeridad franciscana

Ignacio Ramírez, El nigromante. 1818/1879. Con Benito Juárez fue Ministro de Justicia. Y Ministro de Fomento. Y Ministro de Instrucción Pública. Y magistrado de la Suprema Corte. Y Ministro de Asuntos Religiosos.

Entonces, le tocó llevar la confiscación de los bienes eclesiásticos, tiempo cuando el Estado se separara de la Iglesia.

Y por sus manos pasaron las propiedades (terrenos, ranchos, edificios, casas, departamentos, joyas, pinturas) de la iglesia y con ningún centavo se quedó.

Y cuando a Juárez le entró la locura de la reelección le renunció.

Vivía en las goteras de la Ciudad de México donde su cadáver fue velado, incapaz la familia de pagar una funeraria.

Y el presidente de la república (era Porfirio Díaz Mori) le envió al Ministro de Hacienda con un dinero para entregar a la esposa y las escrituras de una casa.

Y la esposa, simple y llanamente, rechazó los centavos y las escrituras. Le dijo:

“Ignacio me dijo que tal pasaría y que rechazara la ayuda oficial”.

Ignacio Ramírez vivió, más que con una austeridad republicana, con una austeridad franciscana.

VIERNES

Abatidos, enfermos y pobres

Ricardo Flores Magón. 1873/1922. Encarcelado 41 veces por Porfirio Díaz murió en la cárcel de Kansas, Estados Unidos. Se dijo que por una enfermedad cardiaca, pero también asesinado a puñaladas mientras dormía.

Su hermano Jesús fue secretario de Gobernación con Francisco Ignacio Madero. Y desde la cárcel, Ricardo le envió una cartita donde le decía que estaba sin dinero para alimentar a su esposa e hija.

Y le solicitaba un préstamo que pagaría cuando alcanzara la libertad, jurando que en ningún momento era para editar “Regeneración”.

Filomeno Mata. 1845/1911. Fue director del Diario Oficial de la Federación y Porfirio Díaz lo encarceló 36 ocasiones, enfurecido porque en su “Diario del Hogar” publicaba en abonos “Regeneración” de Flores Magón.

Trabajó con Porfirio Díaz, pero luego, cuando le entrara la reelección le renunció y fue su crítico asiduo.

Abatido, enfermo, pobre, sin amigos que le extendieran la mano, murió en la ciudad de México.

Ellos son los grandes reporteros en la historia nacional. Nunca antes ni después una generación tan brillante y lúcida como firme en los principios y los valores, donde la honestidad predominaba por encima de los bienes materiales.

Y, además, sin petulancias ni soberbias, sin mesianismo ni creyéndose paridos por los dioses, la enfermedad exuberante y desordenada de la mayor parte de los políticos y de todas las siglas.

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