Expediente 2018

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30 mil desaparecidos

Luis Velázquez

15 de junio de 2018

Un nuevo volcán en erupción ha sido puesto en el carril jarocho. Son los treinta mil desaparecidos referidos en la cumbre de Colectivos con los cuatro candidatos a la gubernatura. El 99 por ciento, dijeron, en la impunidad.

“No se olviden de los desaparecidos” les pidieron las madres, mientras, caray, en la Fiscalía, los inmaduros (e insolentes) llaman “Desaparecidos Fiscalía” a su equipo de fútbol.

Y todavía expiden boletín de prensa “curándose en salud” porque ningún otro gobernador del país tiene a políticos presos acusados de desaparición forzada.

Días antes, la vocera Lucía Díaz Genao, resumió la crisis humanitaria:

“La Fiscalía no nos recibe. No tiene trabajo con nosotros. Ninguno de los casos del Colectivo es atendido, porque la Fiscalía hace los trabajos más mediáticos que representan votos” (Roxana Aguirre, jueves 31 de mayo, 2018).

Veracruz, sufriendo un cataclismo más.

En la cancha, la estadística de la muerte y de la impunidad heredada por Javier Duarte. Uno de sus Fiscales, Luis Ángel Bravo Contreras, prófugo de la justicia, acusado de desaparición forzada, con 5 millones de pesos de recompensa por su cabeza.

Otro Fiscal, Felipe Amadeo Flores Espinoza, acusado de “perverso entre los perversos” por su indolencia y negligencia con los desaparecidos.

Pero en la yunicidad también hay desaparecidos y los están ocultando según ha referido el Solecito.

En total, treinta mil desaparecidos en Veracruz dijeron en el foro de los candidatos.

“¡MÁTALOS EN CALIENTE!”

La estadística de los desaparecidos parece, es, suena como un volcán en erupción.

Recuerda, por ejemplo, el tiempo de la guerra sucia en América Latina. México, Guatemala, Argentina, Salvador, Nicaragua, etcétera, el tiempo de los generales en el poder político.

“¡Mátalos en caliente!” ordenó Porfirio Díaz al gobernador de Veracruz, Teodoro A. Dehesa Méndez cuando le informaron que 9 jarochos se habían sublevado en su contra por la reelección.

Y Teodoro A. Dehesa los “mató en caliente”.

En el caso de Veracruz a partir de Javier Duarte, desaparecían personas y cadáveres.

Además, la mayoría fueron satanizados y hasta los culparon de su propia muerte.

Pero según el Solecito, ahora, en la yunicidad, “hay deficientes investigaciones de los casos e incluso, la negación de iniciar carpetas de investigación”.

Y si el sexenio anterior dejó 3 mil 600 denuncias, el número de desaparecidos ha llegado a treinta mil.

Un número superior, por ejemplo, a la población de Soledad de Doblado, entre tantas otras.

La infamia imperdonable, como le llama Díaz Genao, al hecho de criminalizar y revictimizar a los desaparecidos.

Falta un semestre para el fin del bienio azul y los Solecitos y Colectivos (la vida empeñada en buscar a los suyos) siguen con el mismo clamor.

“No se olviden” pidieron al cuarteto de candidatos a la silla embrujada y el trono imperial y faraónico de Veracruz.

MENOSPRECIO POR LOS DERECHOS HUMANOS

Si el exfiscal Bravo Contreras encolerizó cuando dijo que en la procuraduría de Justicia había encontrado hasta cucarachas y ratas en su oficina, ahora, el Solecito documenta la otra realidad avasallante:

Sobre los desaparecidos, en la Fiscalía hay un desorden en el registro de los datos, y ni se diga, en el control de los secuestrados y desaparecidos y ni se diga en la relación de todos y cada uno.

De entrada, se antoja una locura administrativa llevar la lista con todos los datos de los treinta mil desaparecidos y que ni siquiera, vaya, en los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez los más connotados intérpretes y ejecutores de la guerra sucia.

Pa´acabar pronto, nadie documentó ni ha podido a la fecha el número de muertos el 2 de octubre de 1968 cuando el movimiento estudiantil.

Desdén, menosprecio y desprecio por los derechos humanos y la vida, cierto.

Lo ha dicho el Solecito: no son casos mediáticos.

Y por el contrario, significan un hoyanco gigantesco para cualquier generación política en la administración pública.

Además, resulta extraño y raro que si Duarte dejó un número incalculable de desaparecidos, “delito de lesa humanidad” que nunca prescribe, el gobernador Yunes haya privilegiado la cárcel para los políticos acusados de pillos y ladrones del sexenio anterior en vez de haber tratado y llevado el asunto como de seguridad nacional, incluso, y para exhibir y satanizar más a su antecesor.

EL VERACRUZ SÓRDIDO

Aun cuando los cafés estén llenos y Leo Dan provoque euforia en el Teatro Reforma del puerto jarocho, hay una catástrofe humanitaria en Veracruz.

Bastaría referir que tan sólo en las fosas clandestinas del terreno anexo al fraccionamiento “Colinas de Santa Fe”, el Solecito calcula unas trescientas personas más sepultadas.

Y no obstante, la reticencia (indolencia, indiferencia) yunista para rastrear el suelo y el subsuelo y más allá del subsuelo.

En todo caso, han de pensar y sentir que en el resto del país y de América Latina, nunca, jamás, importaron los desaparecidos y los gobernantes siguieron pasando y con todo y tribunales y ongs internacionales, a los políticos les valió y les ha valido y sigue valiendo.

Y cuando la ONU le llama “delito de lesa humanidad”, nada más terrible que la pérdida de un hijo cuyo destino se ignora.

Y peor, cuando fue desaparecido por la sórdida y siniestra alianza de políticos, jefes policiacos, policías y carteles y cartelitos, como en Veracruz.