jueves, abril 25, 2024

Expediente 2018

«El Señor Justicia»
Luis Velázquez

En un dos por tres, la vida le ha cambiado al exfiscal, Luis Ángel Bravo Contreras.
En un dos por tres, le cambió cuando su amigo, Javier Duarte, llegó a gobernador.
Y en un dos por tres, también le ha cambiado ahora con Miguel Ángel Yunes Linares como jefe del Poder Ejecutivo Estatal.
¡Aquellos días de gloria y esplendor cuando era «El Señor Justicia» que así llamaban en la antigua Grecia a los Procuradores!
La foto del reportero Sergio Aldazaba es impresionante:
El exfiscal, ahora prófugo de la justicia, con 5 millones de recompensa por su cabeza, sale del palacio judicial jarocho de Allende.
Y un policía judicial lo cuida.
Y otro, camina por delante, con la R-15 lista para el combate… por si las dudas.
Tiempo aquel cuando, por ejemplo, llegaba al café de «La Parroquia/207 años» y el restaurante era blindado.
Escoltas de norte a sur y de este a oeste del centro turístico.
Tiempo aquel cuando los fines de semana en Córdoba solía dar vueltas en el zócalo trepado en automóvil deportivo.
El pasaje de Mario Vargas Llosa en su novela «Conversaciones en la catedral», cuando Zavalita pregunta a los demás «¿En qué momento se jodió Perú?» habría de repetirse ahora con Bravo Contreras.
¿En qué mes, semana, día del duartismo su vocación jurídica, su vocación de servir a los demás, su vocación de procurar justicia agarró otros caminos?
Bien reza el proverbio bíblico:
El cargo público dura un tiempecito.
Y si descarrillas y escuchas el canto de las sirenas, el descrédito suele durar el resto de la vida.
Y, de ñapa, en medio de una pesadilla atroz.

LA FELICIDAD DURA MUY POCO

El exfiscal ha sido acusado por la Fiscalía del gobernador Yunes por un delito de lesa humanidad que nunca, jamás, prescribe.
Una cosita es la desaparición de personas y otra la desaparición de cadáveres.
Y en el caso, Bravo Contreras tiene orden de aprehensión «por su probable intervención en la comisión del delito de desaparición forzada de personas en la modalidad de entorpecer la investigación y apoyar a que los responsables de su comisión eludieran la acción de la justicia».
Traducido al español el párrafo anterior significa lo siguiente:
A: El exfiscal «ordenó a personal bajo su mando ocultar y alterar el hallazgo de 13 cuerpos, mismos que fueron localizados en el lugar conocido como La Barranca de La Aurora, en el municipio de Emiliano Zapata».
B: En tal rincón del diablo, «arrojaban a víctimas de desaparición forzada, presuntamente cometida por servidores públicos de la Secretaría de Seguridad Pública, en el sexenio de Javier Duarte».
C: El 19 de enero de 2016, en la barranca «La aurora» («La aurora» para la yunicidad, el infierno para el duartismo), fueron localizados restos de al menos 19 personas; sin embargo, se dio la instrucción de únicamente reportar el hallazgo de 6 cuerpos».
D: Y la orden de desaparecer los 13 cadáveres la habría emitido, la emitió, Bravo Contreras.
En aquel tiempo, el ex Fiscal alardeaba que su amigo Javier Duarte, el gobernador, le había cumplido el legítimo sueño de su vida como abogado y ungido, más que Procurador de Justicia, Fiscal, que para eso mismo, incluso, la ley fue modificada.
Y Fiscal por nueve años seguiditos que incluían un año de Duarte, los 2 años del gobernador Yunes, más los seis años del gobernador del período 2018 a 2024.
Por desgracia, su felicidad duró muy poco.
Ahora, un prófugo de la justicia.

¿DÓNDE ESTÁN DOCE CADÁVERES?

Prófugo de la justicia, doce cadáveres desaparecidos en aquel entonces siguen desaparecidos.
Y aun cuando, y por lo pronto, están presos el ex director de Servicios Periciales y la ex Fiscal de Investigaciones Ministeriales y una ex delegada de la Policía Ministerial (tres en total), sólo se espera que en el transcurso del proceso penal la Fiscalía encuentre la punta de la madeja para ubicar el destino de los doce cadáveres en un Veracruz donde hay más fosas clandestinas que municipios y en donde el número de personas levantadas es incalculable y en donde las ONG y Colectivos siguen demandando justicia pues todavía continúan buscando a los suyos.
Terrible, espantoso, rudo y cruel, por ejemplo, el caso de uno de los trece cadáveres desaparecidos y que uno era de un policía de Seguridad Pública, David Lara Cruz, quien desapareció el 12 de enero del año 2016 en manos de sus propios compañeros de trabajo.
Pero además, y con la orden expresa del ex Fiscal, los otros doce cadáveres fueron entregados, así nomás, por decreto superior, violentando la ley y los derechos humanos, a la secretaría de Seguridad Pública a cargo de Arturo Bermúdez Zurita.
Y a partir de ahí, nadie conoce si sabe, primero, la identidad de cada uno, y segundo, su ubicación.
Muchas cosas, entonces, sabrá Bravo Contreras.
Y también, claro, Bermúdez Zurita.
Y desde luego, el trío de ex funcionarios encerrados en el penal de Pacho Viejo.
Más el otro prófugo de la justicia, el ex subsecretario y secretario de Seguridad Pública, José Nabor Nava Olguín, por quien la yunicidad ofrece un millón de pesos por datos que lleven a su captura.
En un dos tres, cierto, la vida le ha cambiado al ex Fiscal.

HISTORIAS SÓRDIDAS Y SINIESTRAS

Cada vez siguen apareciendo historias más sórdidas y siniestras del sexenio anterior.
A: El saqueo del erario.
B: La creación de empresas fantasmas.
C: El enriquecimiento ilícito.
D: La desaparición de personas.
E: Y lo último que continúa sorprendiendo como es la desaparición de cadáveres.
Por eso, una y otra vez ha de preguntarse si el gabinete legal y ampliado de Javier Duarte conocía tales abusos y excesos del poder, en que la vida humana llegó a valer cero, nada, y los jefes máximos atropellaban todos los derechos humanos como si fueran infalibles, eternos, perpetuos, intocados e intocables.
Y lo más terrible, si lo sabían y callaron.
Y callaron y siguieron trepados en el poder sexenal.
Y nunca, jamás, primero, se deslindaron, y segundo, interpusieron una denuncia penal en contra de lo que estaba sucediendo en el interior del gabinete para ver si podían detener y frenar los abusos.
Fue el sexenio anterior el más tenebroso viaje al infierno que apenas ahora, y gracias a la yunicidad, se está conociendo más y más.

VERACRUZ, HACIENDA PORFIRISTA

En el siglo pasado la población decía: «Está bien que roben, pero que hagan obra».
Carlos Hank González, el tótem que fue del grupo Atlacomulco, lo expresaba de la siguiente manera:
«Entre más obra… más sobra».
Pero en el sexenio anterior la generación política en el poder se excedió.
Saquearon las arcas.
Hicieron negocios.
Y lo peor entre lo peor, desaparecieron personas y cadáveres.
Veracruz fue la hacienda porfirista de la mayoría de todos ellos.

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