Expediente 2015

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Relaciones peligrosas

Luis Velázquez

Por vez primera, el dueño de uno de los 500 periódicos impresos que según el gobierno de Veracruz hay en la entidad jarocha, Jaime Abella, de ‘’El buen tono’’, de Córdoba, ha aceptado que dos de los reporteros recibían dinero de los malosos, el jefe de la plaza Orizaba.

Y de inmediato, según su versión, los despidió.

Así, y como en la tierra jarocha existen 8 mil reporteros según el señor Javier Duarte, y considerando que todos hemos de portarnos bien, porque vendrán tiempos peores (que ya aterrizaron) en que caerán manzanas podridas, habría de investigar a los 7,988 trabajadores de la información restantes nomás para ver cómo andan; pero al mismo tiempo, digamos, para sanear el ambiente.

De entrada, resulta inverosímil que un par de diaristas de «El buen tono» recibiera embute de los malandros y ningún jefe en el periódico (los jefes de Información y redacción, el director editorial, el dueño, etcétera) lo registrara.

Es el mismo caso del reportero excorresponsal de TELEVER, despedido en el mes de julio por reajuste de personal, quien perdió la vida en un bar de Orizaba, señalado por todos como una especie de jefe de prensa de un cartel.

Nunca, tampoco, durante los siete, ocho años que laboró en Televisa Veracruz fue detectado.

Inverosímil…

Por eso, y cuando el año 2015 se está pareciendo mucho al año 2011, cuando 4 reporteros fueran asesinados (Noel López Olguín, Miguel Ángel López Velasco, Misael López Solana y Yolanda Ordaz) y uno más desaparecido (Gabriel Fonseca), y dada la profecía duartista, es hora de revisarse cada uno en su medio, por si las dudas.

Por ejemplo, está fuera de duda la capacidad de los señores de la droga para filtrar los mandos policiacos y los mandos políticos.

Ahora mismo, el gobierno norteamericano ha girado órdenes de aprehensión en contra de los exgobernadores de Tamaulipas, Eugenio Flores Hernández y Tomás Yarrington, porque durante su sexenio pactaron con los malos en cantidades millonarias a cambio de permitirles operar sin molestias porque estaban trabajando.

En Michoacán, el ex gobernador Fausto Vallejo fue renunciado cuando descubrieron las ligas de su secretario General de Gobierno con los malosos y cuando hasta su hijo fue involucrado con «La tuta».

En Guerrero, el exgobernador Ángel Aguirre fue destituido cuando quedó claro que los carteles estaban atrás de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

EL PASADO NOS CONDENA…

En Veracruz, un trío de alcaldes han sido desaforados por sus relaciones con los narcos que los llevaron hasta el asesinato, como son Juanelo, de Coatepec, el crimen de su tesorero municipal; Omar Cruz, de Medellín, por el asesinato del reportero incómodo, Moisés Sánchez, y Sara Luz Herrera, de Alvarado, la única presa, por el homicidio de su secretario particular.

Además, del trío de ex alcaldes panistas que fueran desaforados (dos de ellos) y una ejecutada por sus malas relaciones.

Además, del número insólito de policías dados de baja porque reprobaron el examen de adicciones.

Según la Procuraduría General de la República PGR, en Veracruz se disputan la plaza Los Zetas, Jalisco Nueva Generación y del Golfo.

Y en tales circunstancias si policías y políticos han sido filtrados por los señores de la droga, también el gremio reporteril, pero de igual manera, nadie puede descartarlo, el cuerpo directivo y hasta los magnates de los medios.

Es más, en el frente reporteril siempre se escucha hablar de que tal o cual colega tiene amistades peligrosas.

Y/o que zutano o mengano fungen como jefes de prensa, enlaces, voceros de los malandros.

Y/o que perengano es el encargado de repartir el billete, pero también, de ordenar las notas informativas que serán tiradas al cesto de la basura y las que serán publicadas.

Incluso, son famosas en el gremio las comelitonas subvencionados por los narcos a través, digamos, de sus directores de comunicación social, por lo regular, un diarista.

Por eso, el discurso de Poza Rica.

Lástima que, por ejemplo, el discurso en perorata quedara, pues si el gobernador habló como tal significa que tiene la información, digamos, de los narco/reporteros, y por tanto, su obligación es la denuncia, pues de lo contrario, se tira la piedra y esconde la mano.

Y es que al momento van 18 reporteros asesinados. Todos, en la impunidad.

Y si el jefe máximo priista sabe que caerán manzanas podridas, antes, mucho antes de que más manzanas sigan cayendo, es hora de prevenir desenlaces fatales.

Además, si el góber solo ha insinuado tal narco/hecho, entonces, el gremio reporteril haría suyas las frases bíblicas del protegido de Marcelo Montiel Montiel, Víctor Rodríguez, quien al tomar posesión del Movimiento Territorial, y en defensa de Javier Duarte, dijo que «Somos (¿somos?) objeto de calumnias infundadas, descalificaciones dolosas y señalamientos falsos».

El asesinato del ex corresponsal de Telever en Orizaba y el despido de un par de reporteros de «El buen tono» por sus amistades peligrosas jala a la superficie una realidad avasallante, el mismito que en el año 2011 permeó en el sentido de que algunos colegas fueron asesinados por sus relaciones peligrosas.