Escenarios

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  • Enloquecen los pepistas
  • Y también los hectorizados
  • 3 mil cargos disponibles

Luis Velázquez

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Algunos partidarios y simpatizantes del senador Pepe Yunes Zorrilla para candidato priista a gobernador han perdido el piso y están enloqueciendo.

Por ejemplo:

Dicen que a ellos por ninguna razón les conviene que el senador busque la nominación para la candidatura de dos años, porque sería poco, breve, el tiempo en el trono imperial y faraónico.

Ellos, pues, están soñando con la candidatura para 6 años, pues sin duda miran la posibilidad con sentido patrimonialista.

Otros intrigan entre ellos para echar montón al senador y convencerlo de fumar la pipa de la paz con el gobernador para así, dicen, allanar el camino a la candidatura.

Unos, incluso, en la locura se han repartido los cargos públicos y hasta actúan como tales.

Otros más se inmolan en la plaza pública y dicen que ningún cargo público esperan para ellos, sino que el senador les ofrezca trabajo a sus hijos.

Unos han entrado a la rebatinga por el futuro inmediato y en el delirium tremens sueñan con hacer negocios lícitos e ilícitos.

Otros más alardean de que han suscrito un pacto con el equipo del senador Héctor Yunes para respetarse entre sí y en todo caso, apoyarse de manera recíproca en caso de que la gubernatura quede en uno u otro senador para que todos ganen y nadie pierda.

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Estamos ante la tradicional estampida de los búfalos.

Y lo peor, todavía no hay pollo y ya están pidiendo el mole.

Claro, de igual manera como ocurre en el equipo del senador Héctor Yunes Landa, en el búnker de Pepe Yunes hay un montón de desempleados.

Y/o, en todo caso, de empleados en el gobierno soñando con un mejor cargo, un ascenso, una mejoría, aunque sea por dos años que 24 meses serán suficientes para ordeñar la vaca con tanta intensidad que rinda frutos como si fueran seis años.

Así, tanto de un bando como del otro hay como en la viña del Señor.

Y más en el caso de quienes en el duartismo la han pasado negras, excluidos del paraíso, deseando que pronto, lo más rápido posible, el sexenio termine para entrar ellos, todos juntos, a palacio, con el sucesor.

La política vista con sentido patrimonialista.

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Es más, cuando todavía faltan unos cuatro meses para el destape en el mejor de los casos, y unos siete meses en el peor, para el destape, los rodeólogos en cada caso, tanto del lado de Héctor como de Pepe Yunes, chocan entre sí para adueñarse de las neuronas, el corazón y el hígado del par de senadores.

Es el mismo ritual de cada seis años en el sistema político para ser considerados a la hora del reparto de los bienes y las mieles del poder.

En el siglo pasado lo decía el tuxpeño César “El tlacuache” Garizurieta de la siguiente manera:

“Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.

Y el día que se topó con todas las puertas oficiales cerradas, fiel a su apotegma, se pegó un tiro antes que enfrentar la terrible y avasallante realidad.

Nada fácil sería que los equipos de Pepe y Héctor habrían ya integrado su gabinete legal y ampliado y hasta tendrían listo su Plan Estatal de Desarrollo por si las dudas sacaran la lotería.

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Muchos años después de andar en política, Pepe y Héctor Yunes saben, por ejemplo, que las pasiones sexenales así son y con gran madurez mirarán la cargada a su alrededor, conscientes de que muchos se acercan con el único objetivo de un cargo público, pues ni modo que sean solidarios con el millón de indígenas y los dos millones de campesinos pobres, jodidos y miserables.

La política es así, y por fortuna los peces y los panes se multiplicarán, primero, con los puestos públicos en el gobierno; segundo, con las candidaturas a diputados locales el año entrante, y tercero, y más aún, con las candidaturas a presidentes municipales, síndicos y regidores, más los cargos de confianza a repartirse en el año 2017, y que en total suman unos tres mil cargos disponibles.