México, D.F.
El mayor riesgo financiero en 2016 podría ser uno que ha estado presente durante todo este año. Es tan familiar que es difícil llamar un riesgo «nuevo» a una caída mayor del precio del petróleo.
Los mercados financieros conviven con las consecuencias de la deflación energética desde mediados de 2014 y los efectos secundarios han sido generalizados. La idea de otro golpe de esta magnitud es inquietante, como poco.
Más de un billón de dólares de capitalización de mercado fueron borrados de los mercados bursátiles de todo el mundo.
Cerca de 2 billones de dólares de deuda vendidos por compañías energéticas y mineras desde 2010 -muchos de ellos de alto rendimiento o bonos «basura» de pequeñas firmas de gas de esquisto- se están enfrentando a una ola de bajas de su calificación crediticia y los impagos están creciendo.
El impacto en las previsiones de inflación de otro descenso sostenido de los precios del crudo ha sido alarmante tanto para los bancos centrales a punto de endurecer su política, como la Reserva Federal, como para los que siguen incrementando el estímulo, como el BCE.
Por si fuera poco, el tamaño del revés para naciones exportadoras de materias primas desde Rusia y Brasil al Sudeste Asiático fue importante. Sus monedas implosionaron y 2015 va camino de convertirse en el primer año de salida neta de capitales de los mercados emergentes desde 1988.
Ante la magnitud de la caída del precio del petróleo, no es difícil ver por qué los mercados han tenido que rescribir tantas veces el guión.
Desde junio de 2014, el barril Brent se hundió un 65 por ciento, de 115 a 40 dólares. Gran parte de la implosión ocurrió en los seis últimos meses del año pasado, pero las esperanzas de un rebote este año se evaporaron en medio de un tóxico cóctel de un creciente exceso de oferta, y la fuerte desaceleración de la demanda en China y otras economías emergentes.
La perspectiva de vivir con precios del crudo que no rebotan al menos hasta 60 dólares ya iba a ser un gran reto para muchas compañías y economías expuestas, sin contar con que se enfrentan a una subida de las tasas de interés en Estados Unidos la próxima semana.
No obstante, entre los múltiples riesgos para el mercado que destacan los bancos para el próximo año -que van desde el conflicto en Oriente Medio y la geopolítica, los «errores» en política económica de los bancos centrales, impactos a la liquidez de los mercados o, incluso, la posible salida de Reino Unido de la Unión Europea- muy pocos hablan aún de otra caída a la mitad de los precios del crudo.