Desde que comenzó la guerra contra las drogas, decretada por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, en México hay 468 militares muertos: 52 al año. Cuatro al mes. Uno a la semana.
Un informe castrense, revela lo anterior y pone al descubierto que 69% de los caídos eran soldados y cabos.
En los últimos nueve años, los estados donde ha habido más bajas son Tamaulipas, con 113; Michoacán, con 53; y Sinaloa, con 50; indica el documento titulado Relación de personal fallecido en la aplicación de la campaña permanente contra el narcotráfico y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, del 1 de diciembre de 2006 al 16 de enero de 2016, elaborado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
La estrategia del presidente Calderón de desplegar a militares en el combate al crimen organizado se ha continuado a lo largo de la última década. Según información de la Comisión Nacional de Seguridad, esta medida ha contribuido a capturar o abatir a cabecillas de los cárteles del Golfo y del Pacífico, al de Sinaloa, de Juárez y al Independiente de Acapulco, Jalisco Nueva Generación, Los Zetas, y a Los Caballeros Templarios, principalmente.
El informe obtenido muestra que el periodo más cruento fue 2010-2012, con 195 militares abatidos. Más de la mitad murieron por balazos, aunque también se registran bajas por descarga eléctrica y golpes de calor.
“Obviamente, se expuso a las Fuerzas Armadas a riesgo de la integridad física de sus elementos, pero también a una presión política. Dicho lo anterior, lo que demuestran las cifras es que una vez que desplegaste a los militares es muy difícil retirarlos, porque no hay nada que los sustituya”, comenta Alejandro Hope, experto en seguridad.
El especialista explica que hay dos momentos rojos en la campaña: 2007, cuando los militares entran a tareas abiertas de seguridad pública, y 2010-2011, cuando se intensifica el despliegue de las Fuerzas Armadas en las tareas de combate al narcotráfico.
Mientras que en los últimos nueve años fallecieron 468 militares, el conteo intervención legal y operaciones de guerra, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), registró mil 163 bajas civiles entre 2005 y 2014.
“A mayor despliegue, mayor posibilidad de enfrentamiento y de bajas”, explica Hope.
Al cuestionarlo al respecto de si se regresará a las Fuerzas Armadas a los cuarteles, señaló no estar seguro, pues considera que no hay condiciones para replegarlas. Sin embargo, hizo hincapié en la necesidad de construir mejores reglas para que las Fuerzas Armadas intervengan, dándole institucionalidad a una intervención que se pensó temporal y subsidiaria, pero que acabó siendo permanente y sustitutiva.
Por lo anterior, según sus propias palabras, es necesario regular la participación de las Fuerzas Armadas, desde el marco constitucional, acotarlo y fortalecer el control civil sobre ellas, una suerte de cuerpos intermedios, una idea original de la Gendarmería, pero no fuera del instituto armado, sino dentro.
Señaló que en la medida en que se sigan realizando desplegados, los soldados continuarán muriendo.
Además, expresó que el escenario de violencia que pinta para este año en México es horrible pues “viene creciendo muchísimo. Este año vamos a cerrar con cerca de 24 mil víctimas de homicidio, según el Inegi. Es algo arriba de lo ocurrido en 2013 y cercano a lo registrado en 2012”, finalizó.
