- Carnicería política en Veracruz
- La obsesión de los Yunes rojos
- La cárcel anunciada por senadores
Luis Velázquez
INMORAL CORRUPCIÓN POLÍTICA EN VERACRUZ
EMBARCADERO: El senador Pepe Yunes Zorrilla sigue anticipando su informe anual. Incluso, se ha adelantado al quinto informe del gobernador. Y con mucho.
Por ejemplo, el viernes 13 de noviembre, estuvo con los médicos de su día en Xalapa. Y cuando le prestaron el micrófono tuvo como eje central la política de salud del llamado sexenio próspero.
Y se fue con todo a la yugular de la generación priista en el poder sexenal que ha entrado en el peor capítulo porque sólo quedan doce meses con 15 días por delante y el dinosaurio patalea más que nunca, resistiéndose al fin de la historia.
Sin rodeos ni medias tintas, derechito al epicentro, dijo, entre otras cosas:
Punto uno. Resulta “inadmisible e inmoral que por actos de corrupción el dinero no llegue a su destino”.
Tal cual, se refería, en primera instancia, a los dineros federales, más aún si él despacha como presidente de la Comisión de Hacienda en el Senado y si por añadidura, es condiscípulo y amigo del secretario Luis Videgaray Caso, obligado como está a cuidar los centavos, la transparencia y la rendición de cuentas.
Y, de paso, se refería más al caso de la Universidad Veracruzana, cuya rectora, Sara Ladrón de Guevara, se reunió con los senadores de la Comisión de Educación para definir una estrategia que permita cobrar al duartismo el pago millonario pendiente.
Una vez más quedó claro: si la rectora de la UV enfrenta un conflicto de intereses con el duartismo, Pepe Yunes está de su lado, con toda la firmeza de un senador, puntero, además, en la candidatura priista a gobernador.
FRENTE A FRENTE, CARA A CARA, SIN RODEOS
ROMPEOLAS: Punto dos. Entonces, y ante los médicos, el senador se fue de lleno a otros asuntos de la agenda pública, siempre de cara, frente a frente, al gobierno de Veracruz:
Fallas en el sistema de salud pública. Fallas en la “inseguridad que nos persigue. Actos de corrupción intolerables”. Aplicación ineficiente de los recursos. “Lo peor, dijo, recursos desviados como lo ha señalado la Auditoría Superior de la Federación”.
El senador sigue tocando las fibras íntimas del duartismo.
Si desde hace ratito denunciara “el desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción política”, ahora, hace 48 horas, de nuevo se refirió a “la corrupción in/to/le/ra/ble”.
Por eso el discurso del par de senadores priistas. La cárcel para varios secretarios del gabinete legal y ampliado, de la Secretaría General de Gobierno para abajo, si es que alguno de ellos gana la candidatura y gana en las urnas.
Tal cual, mientras Héctor Yunes ha sostenido que habrá cárcel para “los peces gordos”, incluido, digamos, el góber de la Complutense, Pepe Yunes dice que mientras se ocuparía de rastrear pistas de corrupción en el gabinete, el destino del señor Javier Duarte quedará en manos del presidente de la república.
De ser así, entonces, será la peor carnicería política de que se tenga memoria.
Es más, y como dice el politólogo Carlos Ronzón Verónica, tanto Jaime “El bronco” Rodríguez, el góber de Nuevo León, se quedará corto, porque en su caso procederá contra un priista, y en el caso de Claudia Pavlovich, de Sonora, en contra de un panista.
En el caso de Veracruz será la cuchilla de un priista en contra de otros priistas, de igual manera como fue la historia de Patricio Chirinos Calero, Dante Delgado Rannauro y Agustín Acosta Lagunes, que se fueron en contra de otros priistas.
DERECHOS HUMANOS, PEOR ATROPELLO DUARTISTA
ASTILLEROS: Punto tres y último: El senador dijo a los médicos que “el respeto a las garantías constitucionales y a los derechos de las personas es el hilo conductor del buen ejercicio político”.
Quiso así tocar el más grave y grande pendiente social: nunca como ahora en el Veracruz político los derechos humanos, y por añadidura, las garantías constitucionales han sido atropelladas.
Ningún respeto a las personas: el pitorreo a una de las decenas, cientos de madres con hijos desaparecidos, representada en la señora Aracely Salcedo, madre de Fernanda Rubí, de Orizaba.
Ningún respeto a la vida: la impunidad en que se encuentran los casos de los mil 200 desaparecidos, entre ellos, 144 menores de edad.
Ningún respeto a las garantías: la declaratoria de desaparición forzada y forzosa de la Comisión Nacional de Derechos Humanos al secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, en el caso de Gibrán, el cantante de “La voz México”.
Y más, mucho más, porque la fama pública registra que Gibrán fue desaparecido luego de haber “bajado” la novia a un hijo de Bermúdez.
Ningún respeto a los derechos humanos: el pitorreo con las mujeres desaparecidas, que huyeron con el amante en turno, y con los hombres levantados, que se internaron en una granja etílica para ver si se curan el alcoholismo.
Entre tantos otros atropellos a los derechos humanos. El colmo: retirar el subsidio mensual de 833 pesos a 28 mil seniles, luego de once meses de suspensión del pago, y luego, como afirma el diputado Hugo Fernández Bernal, de que alguien desde adentro del aparato gubernamental se quedó con el dinero.
Por eso, la indignación crónica que trae de puntillas a los senadores Pepe y Héctor Yunes, pero también, a la mayoría poblacional.
Digan lo que sea, resulta difícil pensar y sentir que Veracruz aguante un gobernador más así.
Y lo peor: que los duartistas vayan a dejar el poder político como si fueran almas de la pureza, intocados e intocables. “Estoy limpio” dijo de manera cínica el secretario de Trabajo y Previsión Social, Gabriel Deantes Ramos, quien originario de Tamaulipas pretende la diputación local por el distrito indígena de Zongolica.
Ya se verá, incluso, y de paso, si los caciques Mario Zepahua Valencia y Tomás López Landeros lo permiten, a menos, claro, que los disciplinen y se vuelvan más aberrantes que Alberto Silva, “El Fabiruchis misógino”.