Luis Velázquez
El politólogo Carlos Ronzón Verónica interpreta la fuga de Joaquín “El chapo” Guzmán Loera el sábado 11 de julio, a las 9 de la noche, de la siguiente manera:
Uno. Está claro que el túnel por donde se fugó estaba listo para cualquier día de cualquier semana de cualquier mes.
Pero “El chapo” quiso fugarse el sábado en noche cuando el presidente Enrique Peña Nieto iba volando de México a Francia.
Pero, además, cuando el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el segundo del presidente, lo esperaba en París.
Y es que, dice el maestro, la Constitución Política es categórica: ante la ausencia del presidente, el secretario de Gobernación lo releva.
Uno y otro estaban fuera del país. El país, pues, atrapado en un vacío de poder.
Dos. Pero, además, los secretarios de la Defensa Nacional y la Marina también volaban con el presidente de la república a Francia.
Y de igual, el secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chemor, y ni se diga el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade.
Y también, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso.
Es más, hasta el Jefe de la Oficina Presidencial, el poderosísimo Aurelio Nuño.
Todos, pues, queriendo salir en la foto al lado del presidente de Francia, François Hollande.
¿Quién, entonces, se pregunta Carlos Ronzón, gobernaba el país la tarde noche del sábado 1 de julio, mientras El chapo se fugaba por un túnel con ventilación, iluminación y hasta en motocicleta?
Tres. El Chapo se fuga cuando Peña Nieto volaba a Francia en un momento político clave. Y se fugó en tal momento para evidenciar el Estado de Derecho, pues, además, se fugó de la cárcel de mayor seguridad de norte a sur y de este a oeste de la nación.
EL CHAPO APROVECHÓ LA COYUNTURA LEGAL
Cuatro. Peor tantito si se considera lo siguiente: malo que el presidente y parte del gabinete legal hayan viajado a Francia sólo para un desfilito. En todo caso, únicamente el presidente y el secretario de Relaciones Exteriores para cumplir, digamos, con el compromiso internacional de México.
Todos se fueron y El chapo aprovechó la coyuntura.
Inteligente, como dicen; pero, también, audaz.
Cinco. Queda así manifiesta la debilidad institucional del poder público, además de un vacío legal.
Seis. Pero de igual manera, la frivolidad del poder queda retratada. El gabinete legal, más 400 invitados, más 750 soldados, a Francia. Todo, para restaurar, dicen los oficiosos, las relaciones con México luego de Felipe Calderón y Florence Cassenz. Y después, oh paradoja, de que el presidente Charles de Gaulle devolvió a México los símbolos patrios embargados por el ejército francés en la batalla de Puebla.
La frivolidad y el hedonismo político en todo su esplendor.
Ocho. La fuga se trata de un golpe demoledor al peñismo que evidencia la corrupción política.
Pero, además, las grandes fallas del sistema penitenciario.
Y lo peor, la maestranza del golpe (el país sin un mando federal) alcanzará al PRI hasta el año 2018.
Peor tantito: según Enrique Peña, la fuga lesiona a los mexicanos.
No, presidente, no peñistas: evidencia al peñismo.
Nueve. La tarde del 11 de julio, con el presidente volando a Francia y Osorio Chong en París, existió un vacío legal. Un vacío de poder. Y por tanto, cualquier político pudo declararse presidente, previo acuerdo del Congreso.
Diez. Con la fuga, los genios Peñistas quedaron bajo sospecha.
El primer aviso de la impunidad fue cuando trascendió que una de las amantes del Chapo, la diputada local, panista Lucero Guadalupe Sánchez, cumplía a plenitud con la visita conyugal en el penal de Almoloya.
Pero nadie encendió la alerta. A todos se les fue. En todo caso, nadie le dio importancia.
EJERCICIO FRÍVOLO DEL PODER
Once. Joaquín “El chapo” Guzmán se ha vuelto más legendario y mítico que su homólogo de Colombia, Pablo Escobar Gaviria.
Pero mientras Escobar Gaviria fue tentado por el poder político y buscó y logró una diputación federal, El chapo nunca ha sido tentado por la política. Al contrario, él ha seducido a los políticos.
Doce. Tal cual, dice Carlos Ronzón, en el peñismo conciben el poder político como una frivolidad.
Además, llenos de inconsciencia jurídica y legal.
Nadie vislumbró, por ejemplo, el vacío de poder que crearon la tarde/noche sabatina de la fuga de El chapo.
Y, por tanto, si así es el presidente, el tlatoani, el jefe máximo de Los Pinos, el modelito se reproduce en otros niveles de gobierno, sobre todo, en las elites priistas como gobernadores y presidentes municipales.
Por un lado, la frivolidad.
Y por el otro, la indolencia con que se ejerce el poder.
Todo, por tomarse la foto con François Hollande, como candiles de la calle y oscuridad de su casa.
Peor, si se considera la Casita Blanca, los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, y el asesinato de civiles por militares en Tlatlaya, estado de México.