- Psicosis periodística
- Los cuatro de la tribu
- Contestatarios sociales
Luis Velázquez
DOMINGO
Psicosis periodística
Hay una psicosis reporteril en el gremio de Veracruz.
18 reporteros y fotógrafos asesinados después, haiga sido como haiga sido, han llevado a un paro cardiaco a unos, mejor dicho, a muchos.
Y más luego de la advertencia profética de “portarse bien” porque “vendrán tiempos peores” y “caerán muchas manzanas podridas”.
Y por tanto, uno quisiera que nadie sufriera, digamos, un ataque de caspa, porque entonces, habría una locura irracional para dilucidar posibles culpables.
Y más si un colega victimado tuviera una biografía impecable que como le ordenara Dios a Juan, confinando en una isla, según el Apocalipsis, solo han escrito “lo que han visto”.
Es decir, contar historias todos los días con la crudeza de los hechos, pensando siempre en la verdad desgarradora.
Cierto, hay colegas muertos porque, todo indica, tenían amistades peligrosas.
Pero también hay quienes llevaban una vida transparente, sin ninguna sospecha, ni siquiera, vaya, de corrupción, embutes, canonjías, pri/vilegios.
Es más, ni siquiera con una biografía etílica y/o ferozmente sexual de tal manera que ellos solitos entrarían al infierno por ultrajar el sexto mandamiento de la ley de Dios.
LUNES
Los cuatro de la tribu
Por eso mismo, uno rogaría a Jesús de Nazareth que a un cuarteto de colegas nunca, jamás, fueran sorprendidos por un ataque de caspa, mejor dicho, y para estar a tono, un sórdido ataque de chikungunya.
Ellos son:
Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso, heredero de las mejores causas sociales de Regina Martínez.
Ignacio Carvajal, jefe de Información del periódico El liberal de Coatzacoalcos, y uno de los mejores cronistas, quizá el mejor de Veracruz.
Eirinet López Gómez, corresponsal de La Jornada nacional y del portal noticioso, e-consulta.
Y Norma Trujillo, reportera de La Jornada Veracruz, activista del Colectivo Voz Alterna y exdiarista del portal alcalorpolítico.
El cuarteto tiene un vaso comunicante: su pasión social por la información y su indignación crónica por las injusticias, al lado de lo que Albert Camus llamaba “Los desheredados de la fortuna” y Luis Buñuel “Los olvidados”.
Pero más todavía: los cuatro, como tantos otros y otros colegas, han participado en marchas pacíficas clamando justicia en el caso de los 18 reporteros ejecutados.
Todavía más: los cuatro han tomado el micrófono para exigir justicia de manera frontal, cara a cara en unos casos, a la autoridad.
Por eso, incluso, y por otras razones, en el fondo las mismas, la frase bíblica del secretario de Seguridad Pública:
“¡Pinches periodistas!”.
Y por eso mismo la otra frase bíblica del titular de la SPP al fotógrafo Félix Márquez de:
“El que debería estar detenido es él fue por sacar las fotos”.
MARTES
Contestatarios sociales
Por ejemplo:
Ignacio Carvajal tomó el micrófono en Coatzacoalcos cuando el crimen del reportero de la fuente policiaca, Gregorio Jiménez de la Cruz, ocurrido el 5 de febrero, 2014.
Noé Zavaleta tomó el micrófono cuando la protesta de los reporteros en el Congreso local por el multihomicidio en el Distrito Federal, con la muerte del fotógrafo Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera.
Eirinet Gómez López tomó el micrófono cuando una marcha clamando justicia por la muerte de Rubén Espinosa y Nadia Vera.
Norma Trujillo tomó el micrófono cuando la marcha exigiendo justicia por el crimen de Rubén Espinosa y Nadia Vera.
Ninguna duda existe que ellos, como tantos otros, están fichados.
Incluso, filmados por los espías del gobierno de Veracruz.
Peor tantito, quizá, acaso, hasta los teléfonos intervenidos.
Más todavía, con sombras policiacas siguiendo sus pasos.
Y si algo les pasara, desde un ataque de caspa hasta un accidente automovilístico, un asalto en casa y/o en calle, una acusación infundada, etcétera, entonces, cada quien pondría nombre a los posibles victimarios.
Y Troya arderá.
¿Aguantaría el gobierno de Veracruz un nuevo ramalazo?
MIÉRCOLES
Riesgos a la vuelta de la esquina
Toda vida humana es invaluable.
Cada colega, como cada ser humano en la vida, tiene un nombre, un prestigio, una trayectoria, que cuidar.
Pero, claro, y como es lógico, nunca incidiría de igual manera un atentado, digamos, en contra de un reportero de Veracruz en la ciudad de México como uno ocurrido sólo en Veracruz.
Tampoco un agravio en contra del corresponsal de un medio nacional y/o internacional en Veracruz como un resbalón en contra, digamos, de un reportero en un medio local.
De cualquier forma, para la mayoría se trataría de una vida más, una persona más, un ser humano más.
Y, bueno, sólo se recuerda que, según la Constitución Política, el Estado de Derecho tiene la obligación de garantizar la seguridad en la vida y en los bienes.
Y una forma de garantizar la seguridad es cumpliendo con la ley, es decir, deteniendo a los asesinos, por ejemplo, y la otra, llevarlos a un juicio penal con una sentencia concreta y específica.
El día cuando el Estado, es decir, la elite gobernante resulte incapaz de cumplir al pie de la letra con el mandato constitucional se incide en la impunidad, aparece un Estado Delincuencial alterno, y la vida está en riesgo a la vuelta de la esquina.
JUEVES
Vivir para contar historias
Todos los días, los cuatro colegas salen a la calle a buscar la noticia, pero siempre, la noticia con un gran sentido social.
Unas plumas al servicio de los pobres y los jodidos, los hambrientos de un desempleo estable y bien pagado; pero también, de salud y educación para sus hijos, y seguridad y una aplicación rápida y expedita, confiable, de la justicia, en el caso.
Cada día viven para hurgar una historia que contar, como muchos otros.
Y si tal exponen la vida, ellos siguen puntuales, porque tienen ideas e ideales, principios y convicciones.
Y si por eso mismo les ocurriera un desaguisado, una tragedia, caray, ¡qué terrible para Veracruz!, donde hay quienes apuestan a la servidumbre y el silencio como formas cotidianas de vida.
Desde luego, nadie quiere héroes ni mártires ni mesías.
Los cuatro, muchos colegas más, sólo tienen el ideal y la pasión de la juventud de servir a los demás desde la trinchera periodística como una religión, como un apostolado, un sacerdocio, el sacerdocio del periodismo.
Y como todos ellos son jóvenes, ni modo que ellos mismos y sus amigos, su familia, los ciudadanos quisieran unos muchachos castrados.
VIERNES
Fantasmas del día y de la noche
Muchos años después aún se recuerda a Francisco Gutiérrez González, el maestro en la antigua y amada facultad de Periodismo.
“Si no quieres ver fantasmas… no salgas de noche”.
Los cuatro colegas han apostado a un periodismo donde a cada paso, día y noche hay fantasmas.
El periodismo contemplativo y místico nunca, jamás, se les ha dado a ellos.
Ellos han preferido vivir a la orilla del precipicio ejerciendo un periodismo sin concesiones, apegado a los hechos.
Y sería terrible que por escribir “lo que han visto” les lleváramos tortas a la cárcel o flores al panteón.
Y, bueno, existe un principio universal: la delincuencia se multiplica cuando crece la impunidad.
Por eso es que en Veracruz se está viviendo un infierno, donde muchos demonios andan sueltos y nadie los ha podido controlar.