lunes, julio 7, 2025

Expediente 2016

Por: Luis Velázquez

La peor pesadilla

SÓLO RESTA ESPERAR LO PEOR…

Mientras en Hollywood, la tragedia mexicana integrada por las drogas, la violencia y la corrupción, gana espacios fílmicos, aquí, entre nosotros, en Veracruz como en el resto del país, seguimos atrapados en la peor pesadilla de todos los tiempos.

Según dato oficial de la secretaría de Gobernación, del mes de octubre del año 2015 al momento hay 26 mil 670 casos de personas desaparecidas, entre ellas, los 43 normalistas de Ayotzinapa levantados por cuerpos policíacos y entregados a los carteles en el mes de septiembre del año 2014.

Pero de igual manera, en la lista habría de incluir a los cinco jóvenes originarios de Playa Vicente secuestrados en Tierra Blanca por la policía acreditada del duartismo y entregados a los carteles.

Y, bueno, si se considera que de acuerdo con la Fiscalía jarocha existe 1,200 desaparecidos, de los cuales 144 son menores de edad, y todos siguen igual, sin aparecer, sin localizarse, sin una pista, menos, mucho menos, sin un detenido, un indiciado, entonces, solo resta esperar lo peor.

Lo peor, incluso, en el caso de los muchachos de Playa Vicente, pues no obstante que la Fiscalía ha decretado el auto de formal prisión a cuatro de los siete polis detenidos, incluido el delegado de Seguridad Pública,  Marcos Condes Hernández, al mismo tiempo los están protegiendo, pues la autoridad ha eludido revelar el nombre del cartel a quienes fueron entregados los jóvenes.

Aterroriza, pues, que la misma secretaría de Gobernación del presidenciable Miguel Ángel Osorio Chong acepte que “cunden las desapariciones por casi todo el país”, según el título principal e 8 columnas de portada en La Jornada nacional. (22 de enero, 2016)

Pero además, de nada vale que la SEGOB “inste a todas las entidades (es decir, a todos los gobernadores) a crear y fortalecer unidades de búsqueda”, porque el mismo estribillo lo han repetido desde hace tres años del Peñismo, y el resultado es abrumador.

Ellos mismos reconocen que “es un fenómeno de alto impacto y costos para el Estado”, pero más, mucho más, fuera de duda para el dolor y el sufrimiento de los familiares de todas y cada una de las víctimas.

Peor tantito: el caso de los cinco jóvenes secuestrados en Tierra Blanca expresa, una vez más, que nadie está a salvo, y si el 11 de enero, entre 10 y 11 de la mañana , fueron levantados, mañana puede ser uno mismo.

Es el Veracruz creado por Arturo Bermúdez Zurita y Luis Ángel Bravo Contreras.

NUNCA HAN VUELTO LOS 43 DE AYOTZINAPA…

Si en el país hay 26 mil 670 desaparecidos según el reporte de todas las fiscalías, entonces, aunque parezca cruel, pero pocas, limitadas esperanzas existen de que los cinco jóvenes de Playa Vicente, con sus padres acampados en la agencia del Ministerio Público de Tierra Blanca, regresen a casa sanos y salvos.

Nunca han vuelto, se insiste, los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Tampoco jamás volvieron a sus casas los 73 migrantes de América Central asesinados en San Fernando, Tamaulipas.

Jamás en Veracruz han sido localizados los 1,200 desaparecidos, 144 niños.

Nunca han sido ubicados los tres periodistas de la fuente policiaca levantados en Acayucan, Gabriel Fonseca; en Chinameca, Cecilio Rodríguez Domínguez, y en Cardel, Sergio Landa Rosado.

Y, bueno, si en Guerrero, por ejemplo, hablan de que las fracturas entre carteles han derivado en 15 carteles y cartelitos, todos, pareciera más poderosos que las fuerzas policiacas, en Veracruz el fenómeno se estaría reproduciendo con carteles y cartelitos, bandas y banditas.

Y como dice la SEGOB, “la atomización agravada por la descomposición y recomposición de las bandas delictivas” complica la posibilidad de rescatar a los desaparecidos.

Peor tantito si la misma SEGOB acepta que desde el año 2007 a la fecha “las cifras de personas han aumentado en toda la república”.

La esperanza, pues, se ha perdido.

Y tantito peor: con tal número de desaparecidos, la zozobra y la incertidumbre se multiplica en el diario vivir de norte a sur y de este a oeste de la nación.

Por fortuna, según la fama pública, 70 policías estatales cuidan día y noche a la familia de Arturo Bermúdez, en tanto él mismo anda blindado por tierra, cielo y mar.

¡Bendito sea Jesús de Nazareth, en cuyo nombre los evangélicos bendijeron la oficina del gobernador!

VEN LA TEMPESTAD Y NADIE SE HINCA

Todos están viendo la tempestad y nadie se hinca en el gobierno jarocho.

La policía estatal, por ejemplo, alardea que está certificada y los mismos policías se han vuelto unos secuestradores que sirven a los malandros.

Ene número de veces algunos actores políticos han planteado la Gendarmería Peñista en Veracruz y el duartismo se ha negado, hasta ahora que la secretaría de Gobernación ya envió una primera parte.

Las ONG y colectivos de mujeres han solicitado la Alerta de Género y el duartismo tiró la pelota a la secretaría de Gobernación.

Se hablan maravillas del Mando Único en todo el país, pero en la tierra jarocha su rentabilidad se mide por la inseguridad y la impunidad.

La SSP y la Fiscal alardean la captura de una banda, pero al mismo tiempo, las bandas se multiplican como la humedad y los conejos.

Y, bueno, hasta el arzobispo de Xalapa exige la renuncia del secretario de Seguridad Pública y la respuesta es el autoritarismo.

Mientras tanto, dice la SEGOB, “casi todos los grupos delictivos en el país tienen la práctica de secuestrar”, aun cuando en el caso de Veracruz, los policías, hasta los delegados de la SSP, nivelan sus salarios plagiando personas y entregándoselas a los narcos.

Y si cuatro de los siete policías detenidos por el caso Tierra Blanca han merecido auto de formal prisión por desaparición forzada se debe al activismo de los padres de los muchachos, que por ahora resulta insuficiente, porque el gabinete policiaco de Javier Duarte parece estar encubriendo su identidad.

A menos, claro, que también anden tras ellos…

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