domingo, septiembre 22, 2024

Expediente 2020

El pugilista

Luis Velázquez

El góber jarocho de AMLO parece un pugilista. Los primeros 14 meses del sexenio guinda y marrón en Veracruz ha estado trepado en el ring. Y aun cuando la tarea de un político es conciliar, “ahonda diferencias y exacerba desacuerdos” (Denise Dresser).

Ha peleado, sin tregua, con Miguel Ángel Yunes Linares. Peleó su gabinete con gente de Javier Duarte y Fidel Herrera. Peleó con el diputado Magdaleno Rosales. Peleó con el ex Fiscal y asociados. Ha peleado con varios alcaldes. Al presidente municipal de Veracruz, por ejemplo, lo tiene congelado, entre otras cositas, con el carnaval jarocho. Es más, se efectuaron los 500 años de la fundación del primer Ayuntamiento en tierra firme en el continente, y nunca apareció.

Peleó, ha peleado, sigue peleando, incluso, hasta con los medios, pues desea una prensa dócil y sumisa, caja de resonancia de su verdad histórica, “tirados al piso” a partir de “los convenios chiquitos, muy chiquititos”.

Es más, lanzó a su senadora, la profe Gloria Sánchez, y desde la tribuna parlamentaria nacional aseguró que en Veracruz había una conspiración mediática en contra del góber, háganos favor el tamaño de las visiones calenturientas.

Ellos, entre otros, han sido sus clientes favoritos.

Incluso, y cuando le convino, expulsó de su paraíso a la primera Contralora, Leslie Garibo, quien se retiró con el más bajo perfil, y de ñapa, evidenciada, denostada y pitorreada, pues el góber anunció que iría a otro cargo.

Gobierna, entonces, enfrentado y confrontado como refiere Dresser de AMLO.

El aparato gubernamental, a sus órdenes, para descalificar a los adversarios y enemigos. Veracruz, el país de un solo hombre, el góber. Y a su lado, parte de la dinastía política de MORENA, donde los más aplicados son, parecen, el secretario General de Gobierno y el secretario de Educación, soñando, quizá, en que con tal estrategia quedarían con la candidatura de MORENA a gobernador en el año 2024.

Lo peor es que pelea con todos los vientos a su favor, pues como jefe del Poder Ejecutivo Estatal tiene de su lado a los Poderes Legislativo y Judicial, y ni se diga a las corporaciones policiacas para que de ser necesario aseste un calambre a la gente incómoda.

Y es que, y por ejemplo, luego de la violencia verbal en contra de los reporteros el lunes 27 de enero, 2020, nadie dudaría que podría pasar a la violencia física.

Sus frases lo dicen todo:

“¡No mientan. No me pongan palabras. Paren su carro!”.

MAL CONSEJERA LA DISCORDIA POLÍTICA

Nada se gana con la discordia política y pública.

Nada ganó Yunes Linares y solo quedó evidenciado con la candidatura de su primogénito. La desesperación le ganó.

Nada ganó Javier Duarte más que terminar en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.

Nada ganó Patricio Chirinos Calero con su ausencia del palacio de Xalapa y por el contrario, abonó las diferencias abismales.

Ejercer el poder como un pugilista a ningún lado lleva, aun cuando, claro, durante 6 años, y como en el caso, el hombre público, anexos y conexos, llegan a creerse dueños del día y de la noche y del destino común.

Pero transcurrido el sexenio se enfrenta la peor pesadilla, aun cuando, cierto, “lo bailado ya nada ni nadie se los quita”.

El balance social, sin embargo, es catastrófico. Bastaría evocar la realidad. 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz en la miseria y la pobreza. Medio millón solo haciendo dos comidas al día dada la precariedad en que viven. Uno de cada 3 jefes de familia llevando el itacate a su casa con el ingresito del changarro en la vía pública. Un millón de paisanos como migrantes sin papeles en Estados Unidos. Y 600 mil personas de 14 años de edad en adelante analfabetas en el tiempo, por ejemplo, cuando AMLO con el escritor Paco Ignacio Taibo II sueñan con un país de lectores.

Y por lo pronto, en el tiempo de MORENA, Veracruz en el primer lugar nacional en feminicidios y secuestros “y la macabra puntualidad de la muerte” (Mauricio Merino)

Por eso, nada se gana con la discordia. Ni tampoco con el rencor y las venganzas.

Pero el góber jarocho de AMLO apuesta al sable, el fuego amigo y enemigo, romper lanzas con los disidentes y los adversarios y los críticos… en vez de convocar las razones del espíritu.

Quiere un Veracruz arrodillado “y tendido al piso” para que lo adoren como el jefe máximo, el tlatoani, el patrón de la hacienda porfirista.

Con todo, el respeto se gana. Y cada día, porque cada día es un nuevo comienzo. Y cada día se empieza de cero.

Nunca en la historia local la discordia en la parte más alta del trono imperial y faraónico.

Calígula, cuenta Suetonio, enloqueció con el poder total y absoluto, sin admitir diferencias porque los enemigos amanecían muertos.

Y cada vez quería más y más. Y cuando ya nada quedaba por repartir, entonces, creyó que los suyos lo traicionaban quedándose con parcelas del poder.

Y comenzó a matar a parte de su gabinete legal y ampliado… hasta que solito enloqueció, tiempo aquel cuando ordenaba a los eunucos y a su guardia pretoriana que cubrieran los pisos del palacio con monedas de oro y se quitaba los zapatos y caminaba sobre las monedas para sentir en la planta de los pies la transmutación física del dinero y del poder.

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