Escenarios

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  • El nuevo Javier Duarte
  • Un apóstol en palacio
  • “La verdad nos hará libres”

 Luis Velázquez

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En los últimos años de su vida, el filósofo José Vasconcelos regresó al catolicismo, luego de una vida de pecador.

Incluso, escribió un libro, La flama, donde se declara católica, apostólico y romano.

Camino a Damasco, Pablo siente un resplandor que lo ciega y sufre una transformación, de tal forma que en vez de perseguir a los judíos los salva.

Apenas María Magdalena, la trabajadora sexual del que habla la Biblia, conoció a Jesús fue redimida de sus pecados.

Jesús mismo integró a sus doce apóstoles de entre los pecadores pescadores de su tiempo, a quienes iba conociendo a la orilla de los ríos por donde peregrinaba.

Así, el gobernador de Veracruz ha sufrido un cambio y ahora promulga comunicados oficiales con la siguiente frase bíblica:

“La verdad nos hará libres”, a propósito de la averiguación previa sobre el asesinato del fotógrafo Rubén Espinosa y la activista social Nadia Vera, cuando fue interrogado por la Procuraduría General de la República.

Se ignora si el comunicado fue redactado por Gerardo Buganza, quien todos los días escucha misa y confiesa y comulga, y revisado y pulido por el arzobispo Hipólito Reyes Larios.

También, claro, nadie dudaría de que hacia el final del sexenio, el góber ha mudado en un católico más y de aquí pa’lante, los próximos 16 meses de gobierno, se volverá, mejor dicho, se ha vuelto un creyente ferviente.

Quizá en los próximos días adopte la frase de los políticos panistas quienes a la hora de la despedida siempre dicen que vaya uno con Dios.

Pero, bueno, tal cual es la nueva imagen que el góber jarocho desea proyectar en un Veracruz, y en un país, donde la mayoría poblacional es católica.

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Dice el góber en su boletín de prensa que por ningún concepto ha creído en el fuero a los políticos; tampoco cree en el linchamiento público, como de hecho y derecho le han gritado en la manifestación de estudiantes, activistas, reporteros y ciudadanos en Xalapa.

El fuero, como se sabe, fue creado por los políticos priistas para que ningún funcionario de elección popular sea investigado y sometido a un juicio penal por el uso y el abuso del poder.

Sin embargo, los hechos son los siguientes en Veracruz.

Hubo fuero, digamos, para los exsecretarios de Comunicaciones denunciados por Gerardo Buganza, titular de la SIOP, sobre el Túnel Sumergido de Coatzacoalcos, pues no obstante la denuncia penal, nunca procedió.

También existió fuero para las 30 compañías constructoras denunciadas por Buganza en la Fiscalía General, pues la denuncia fue archivada.

Hubo fuero en el primer año del llamado sexenio próspero para las constructoras denunciadas por el mismo gobernador, incluso en red nacional televisiva, que habían defraudo al erario con mil millones de pesos.

Hubo fuero en contra de unos cien alcaldes de los años 2004 a 2008 que se llevaron mil millones de pesos, quienes denunciados en la Procuraduría de Justicia les dieron carpetazo.

Hubo fuero para el exalcalde de Medellín, Omar Cruz, asesino intelectual del reportero y activista social, Moisés Cruz, a quien el gobierno de Veracruz le dio chance para volverse un prófugo de la justicia.

Hubo fuero para el exalcalde de Coatepec, Juanelo, acusado del crimen de su tesorero municipal, a quien llamaron a cuentas y le dieron tiempo y espacio para huir.

Hubo fuero para el presidente municipal de Fortín, Armel Cid, de quien el Fiscal solicitó su desafuero; pero sólo fue una pantomima teatral para encubrirlo, gracias al tráfico de influencias del suegro, Domingo Muguira.

Por tanto, el fuero ha alcanzado vida institucional en el duartismo.

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Según el gobernador, si no cree en el fuero tampoco en el linchamiento público.

Y es que, bueno, en los últimos días la protesta popular por el asesinato de Rubén Espinosa y Nadia Vera se ha recrudecido.

Tal cual, del primer abucheo al gobernador en el Teatro del Estado cuando llegó tarde a un concierto al pitorreo en el estadio Luis “Pirata” de la Fuente, al linchamiento en Xalapa el día 10 de agosto, en que los manifestantes se plantaron frente a su casa, la Casa Veracruz, se ha llegado al cortocircuito entre el poder público y el poder ciudadano.

De entrada, hay una averiguación previa en proceso y, por tanto, nadie puede adelantar vísperas.

Al mismo tiempo, y sin embargo, en la percepción ciudadana y en el imaginario colectivo hay la sensación de que 18 trabajadores de la información han sido ejecutados porque hay impunidad en todos los casos.

Por eso el linchamiento al jefe del Poder Ejecutivo en Veracruz.

Aunque, bueno, la prudencia y la mesura aconsejan esperar resultados, conscientes y seguros todos de que las pasiones desordenadas, la calentura social, a nada bueno conducen.

Por el contrario, entre más apriete tuercas el gobernador sobre el secretario de Seguridad Pública y el Fiscal General para dilucidar los graves pendientes de asesinatos, secuestros y desaparecidos impunes, que llegan a activistas sociales, abogados, y ciudadanos en general, entre ellos, 144 niños, más testimonios habrá de un buen gobierno, mucho más allá de lapidaciones y gritos callejeros.

Por ahí, quizá, estaría la mejor respuesta con hechos y resultados en el Veracruz sórdido, revolcado y turbulento que padecemos.

“La verdad nos hará libres” recordad todos.