El síndrome metabólico se ha posicionado como uno de los mayores desafíos de salud pública tanto en Veracruz como a nivel global, según afirmaciones del doctor en Ciencias Osvaldo Érik Sánchez Hernández. En un evento organizado por estudiantes de maestría del Instituto de Salud Pública de la Universidad Veracruzana, Sánchez Hernández resaltó la importancia de comprender, prevenir y desmitificar el síndrome metabólico, destacando que la obesidad no es su única causa.
El síndrome metabólico se caracteriza por una serie de anomalías metabólicas que aumentan el riesgo de padecer obesidad abdominal, resistencia a la insulina, hipertensión, hiperglucemia y dislipidemia, lo que se traduce en un deterioro de la salud mental, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, hígado graso no alcohólico, hipertensión y un incremento en la mortalidad.
Sánchez Hernández explicó que factores como el genotipo proinflamatorio, el aumento de la esperanza de vida y la inflamación crónica de bajo grado contribuyen al desarrollo del síndrome metabólico, desencadenando resistencia a la insulina, lipotoxicidad y glucotoxicidad.
Además, señaló diversas causas de la inflamación de bajo grado, que incluyen el estrés, infecciones crónicas, dieta, envejecimiento, tabaquismo, disbiosis intestinal y factores ambientales.
El doctor hizo hincapié en que un porcentaje significativo de personas con diabetes no ha sido diagnosticado, y de los diagnosticados, una minoría recibe tratamiento adecuado y logra mantener un control glucémico óptimo.
Instó a la población a no subestimar el conocimiento existente sobre el síndrome metabólico y a seguir las recomendaciones de prevención. Subrayó que este síndrome tiene una alta prevalencia, especialmente entre los jóvenes, con un rango estimado del 5 al 7 por ciento a nivel mundial.
Además, destacó que la exposición al humo de tabaco de segunda mano aumenta el riesgo de mortalidad cardiovascular, incidencia de diabetes y sus complicaciones, mientras que la actividad física regular se asocia con una reducción del riesgo de síndrome metabólico.
Sánchez Hernández enfatizó la importancia de promover una dieta saludable, baja en carbohidratos simples y rica en grasas insaturadas y proteínas de origen animal como el pescado, así como la reducción del consumo de alimentos procesados y el fomento de la actividad física mediante políticas y programas comunitarios.
Finalmente, llamó a crear entornos que faciliten opciones saludables y el acceso a alimentos frescos y asequibles en las comunidades, instando a la población en general a seguir estas recomendaciones para abordar el síndrome metabólico de manera efectiva.
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