jueves, abril 25, 2024

Escenarios

* La peor recesión

* Nada bueno por venir

* No hay trabajo…

Luis Velázquez

01 de julio de 2020

UNO. La peor recesión

Muchos comercios y negocios han quebrado en el tiempo del coronavirus. Héctor Valdés Cruz lo dice así: Desde hace 3 meses mi automóvil está en el garaje. Y ni a la esquina lo he movido. Antes, llenaba el tanque dos veces a la semana. La gasolinera debe estar quebrada.

El desempleo es peor. Pero más allá de los pleitos políticos por el COVID, la recesión crece, imparable.

El diagnóstico de los expertos es calamitoso. Cuando la pandemia se haya ido, si se va, habrá doce millones y medio más desempleados solo en el país.

DOS. Nada bueno puede esperarse

Todos los sectores sociales, quizá hasta los ricos, andan con la capa caída. El escenario recuerda una película norteamericana sobre la recesión de 1930 en Estados Unidos.

Las calles y avenidas en las ciudades, pobladas de menesterosos. Niños, mujeres y ancianos, pidiendo limosna. Padres solicitando una oportunidad laboral de lo que fuera… y que ninguna oferta existía.

Ninguna señal hay de que la vida pueda recuperarse. Y si la economía está desplomada y miles de trabajadores fueron despedidos, enviados otros a sus casas con la mitad del salario, nada bueno ha de esperarse.

TRES. Dieta alimenticia

En muchas familias la recesión se está sintiendo. Por ejemplo, hay días cuando el desayuno se reduce a un cafecito casero con un pancito. Y la comida una sopita de letras y verduras.

Incluso, desde el principio de la pandemia unos vecinos, estudiosos de la economía, sembraron hortalizas en el patio de sus casas.

En la dieta alimenticia han suspendido tortilla, panes, dulcecitos, chocolatitos y refrescos de cola.

CUATRO. No hay trabajo…

Un día, la puerta del garaje se descompuso. Entonces, se habló al ingeniero. Y cuando antes del COVID tardaban dos o tres días en llegar, digamos, por tanta demanda, ahora, llegaron en media hora.

“No hay trabajo”, dijeron, cuando se les preguntó sobre la insólita puntualidad.

Lo mismo pasó cuando el aire acondicionado se descompuso y más con el calor tropical. Un par de técnicos llegaron en media hora.

“Tiene semanas que en el taller nos estamos mirando unos a los otros” explicaron.

El modem se descompuso. Hablamos a Teléfonos de México y dijeron que tenían mucho trabajo. Un amigo técnico que tiene su negocito llegó en quince minutos.

CINCO. Periódicos flaquitos

La recesión puede calibrarse más por la siguiente circunstancia: basta y sobra con sentir y palpar el ejemplar de un periódico impreso. Cada vez más flaquitos. Apenas, 8 páginas de la edición general y dos páginas de deportes y 3 páginas de sociales y dos páginas de policía y una página del anuncio económico.

En total, 16 páginas y que en términos generales son muchas, pues y por ejemplo, los medios han despedido personal, tanto que, por ejemplo, la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas levantó la mano lanzando un SOS al gobierno de Veracruz para ayudar con unos centavitos mensuales a trabajadores de la información.

SEIS. Estragos en la vida familiar

Los anuncios en las casas de “se vende o se renta” son notorios.

Las cúpulas empresariales han anunciado ene número de negocios quebrados y cerrados.

Hasta los empleados de centros nocturnos, casas de citas, bares y cantinas, antros y discos, siguen con las manos levantadas soñando con el fin de la cuarentena con todo y el riesgo del rebrote del COVID.

Insólito, hay escuelas privadas quebradas debido al desempleo en que andan los padres de familia.

Ninguna duda hay de que la recesión causará peores estragos en la vida familiar.

Expediente 2020
Pesadilla va pa´largo…
Luis Velázquez
01 de julio de 2020

«Sabedlo, príncipes y vasallos». Ya lo dijo el subsecretario de Salud federal y también el Santo Papa y el jaranero de la iguana verde encaramada en el hombro. El coronavirus va pa´largo. Y mientras las tribus políticas siguen peleando por la cuarentena, la verdad es universal. Aquí, en el país, en América Latina, en Europa, China, Japón, Rusia y África, el COVID llegó, sigue y continuará causando estragos.
La Diócesis de Veracruz, por ejemplo, ya reviró con las misas presenciales. Seguirán en línea y en televisión.
Y si parte de los restaurantes, antros, plazas comerciales y cines están reabriendo, allá, entonces, cada quien.
El desastre epidemiológico va para largo. No tiene fecha de caducidad. Y de ñapa, el polvo del Sahara llegando a Veracruz desde el otro extremo del mundo. Y desde luego, un nuevo peligro para las vías respiratorias y los enfermos de asma, alergia y sinusitis, anexos, conexos y derivados.
El encarcelamiento en casa continúa. En un día de la semana anterior, en un solo día, 69 muertos en Veracruz. Dos días después, en menos de 24 horas, 41 muertos.
El cuento obradorista de que volvemos a la normalidad, puro chorizo. Le llamaron «la nueva normalidad», de igual manera, como por ejemplo, Carlos Marx y Federico Engels y Lenin y León Trotsky soñaron con «la dictadura del proletariado».
Y así como están las cosas, entonces, solo resta la cuarentena. Incluso, con tantos muertos quizá convendría convencerse de que sería difícil volver a tomar el café con los amigos, echarse una copita con una amiga, zangolotear el cuerpo en la disco.
Sin duda, una cuarentena eterna.
Tal cual, entonces, solo quedaría apostar a la relectura de libros ya leídos, considerando que la lectura real, eficaz y eficiente, es la relectura.
Volver a escuchar los discos ya oídos. Incluso, ejercitar la memoria aprendiéndose las canciones preferidas. Es más, organizar en casa un concurso parecido a «La Voz» de TV Azteca hoy, de Televisa antes.
Reordenar los papeles de la casa, los pagos de la luz y el agua y el cable y el abonito mensual en la tienda comercial.
Volver a «dar una manita de pintura a las paredes de la casa» como escribió el gran cronista Francisco Ortiz Pinchetti.
Seguir aprendiendo a cocinar y pulir y volver a pulir el difícil arte de tender camas.
Con el COVID pareciera que vamos sobre un camino que cada vez se hace más y más largo, sin cruzarse con un alma.
Y lo peor, un camino más largo y extenuante  porque está lleno de tristeza.
Tristeza desbordada.
Todos tenemos, a veces, familiares ya fallecidos por la pandemia. Unos amigos. Unos compañeros. Unos conocidos. Unos vecinos.
Los padres ancianos de unos amigos queridos.
Y por tanto, la muerte se siente cerca, merodeando en la calle.
Pero, bueno, la mitad del mundo y la otra mitad siguen caminando los días con la esperanza, primero, de que algún día, lo más pronto, pase la pesadilla.
Segundo, de que el mayor número de personas sobreviva.
Lo peor, sin embargo, el desempleo.

«LA VERDAD CRUDA Y PELONA»

El pronóstico de los expertos es que la recesión, que ya está, se recrudecerá en niveles insospechados.
Ellos calculan unos doce millones y medio más de personas desempleadas únicamente en México.
Negocios, comercios y changarros quebrados y cerrados.
Despido incalculable de empleados.
Industrias y fábricas reduciendo el número de trabajadores al máximo.
En unos casos, si bien les ha ido, otros enviados a casa con la mitad del pago salarial.
El aviso de las cúpulas empresariales que más negocios serán cerrados, porque simple y llanamente, están quebrados.
Agobiados por la pandemia.
Agobiados por el desempleo.
Agobiados porque los ahorritos ya se acabaron o se están acabando luego de más de 4 meses de encarcelamiento familiar.
Agobiados por los días que vendrán sin esperanzas concretas y específicas.
Agobiados, incluso, porque las elites políticas de los partidos siguen peleando por su verdad universal para combatir el bichito chino y pontificando sobre el paraíso socialista.
«La verdad cruda y pelona es que ningún motivo existe para el optimismo» escribiría Ortiz Pinchetti.

EL PEOR DE LOS MUNDOS

Hace cien años, la última pandemia. Hace 90 años, la peor recesión en Estados Unidos. En una película escenificada por Russel Crowel describen los peores estragos de la recesión en el país vecino. Por ejemplo, las ratas peleando con los humanos por los residuos de comida en la basura. Días, los padres sin comer dando los pocos y escasos alimentos a los hijos menores. La gente, tocando puertas por todos lados en negocios y comercios para una oportunidad laboral «de lo que sea» y con el salario que se pueda.
En el año 2005, Russel Crowe filmó la película «Cinderella Man». Es la historia de una leyenda del boxeo norteamericano, Braddock. Se vive y padece en EU el tiempo canijo de la recesión que va de los años 1928 a 1935. Siete, ocho años en la terrible y espantosa depresión económica.
Ya retirado, el boxeador vuelve al ring por una sola razón de peso y con peso. Llevar unos centavitos a casa para alimentar a los hijos y a la esposa. Y acepta peleas, incluso, callejeras.
Simple y llanamente, la lucha por la dignidad humana.
Muchas historias habrá en el país, y por añadidura, en Veracruz, para llevar el itacate y la torta a casa ahora cuando la recesión cause peores estragos, todavía por venir.
La peor de la pandemia será, es mejor dicho, la recesión.
Miles y miles de jefes de familia, sin un empleo. Y si los llegaran a tener, con salarios insultantes.
Y el peor estado de salud física.
Más terrible todavía la salud mental.

Barandal

•Caravana automovilística

•Tumbar a AMLO de la silla

•Liga de la Decencia jarocha

Luis Velázquez

01 de julio de 2020

ESCALERAS: La Liga de la Decencia, que por ahora tiene los colores guinda y marrón, dirá que las caravanas automovilísticas en Veracruz y el resto del país significan un atentado a las buenas costumbres.

Más, con las leyenda fatídica que muestran. “AMLO, no te queremos en Veracruz”. “¡AMLO vete ya!”.

Los conductores y copilotos andan en la marcha y se expresan como Dios los trajo al mundo. Desnudos en su ideología. Tan delirante la izquierda, digamos, como la derecha.

Las pasiones ideológicas convertidas en pasioncillas. La lucha frontal, en ningún momento para abatir la pobreza y la miseria, sino para lanzar a AMLO del paraíso terrenal y cambiarlo por otra dinastía.

PASAMANOS: Los chairos, siervos de la nación y soldados de la patria como se llaman dirán que en la caravana participan los antimexicanos, los perversos, los feligreses de las capillas roja y azul.

Incluso, levantarán sus voces asegurando que hablar mal de AMLO es hablar mal de la nación como en el siglo pasado comparaban a cada presidente de la república con la patria.

CORREDORES: Desde hace ratito, antes de la BOA, las caravanas andaban por ahí bombardeando con sus cartulinas al nuevo héroe patrio, el tabasqueño que llegó a Palacio Nacional efectuando marchas de Tabasco a la Ciudad de México con indígenas y campesinos en contra de Pemex.

Ahora, los hijos de Agustín de Iturbide, Antonio López de Santa Anna y Maximiliano de Habsburgo engloban el reality-show de los renegados y disidentes.

Pachanga bonita en el tiempo del coronavirus para salir a la calle los fines de semana y hacer un streap-tease político.

Relajito puro. Onda bonita. Solo les falta levantar la mano desde el asiento del automóvil con la V de la victoria.

BALCONES: Pronto quizá, en la siguiente marcha automovilística regalarán discos con las canciones de Oscar Chávez y Víctor Jara, el intérprete y compositor asesinado por los militares de Augusto Pinochet en el golpe a Salvador Allende.

Acaso también regalen el Diario del Che Guevara para mostrar que sueñan con el paraíso socialista…, pero desde la derecha, por ejemplo, como los cristeros en el siglo pasado.

Por lo pronto, nadie dudaría de que sus fotos VIP se publicarían en las páginas de sociales de la prensa escrita y saldrán por ahí en televisión en uno que otro evento de caridad a los niños huérfanos.

PASILLOS: Se ignora si tales caravanas automovilísticas escarbarán la conciencia electoral de cada ciudadano para multiplicar el rechazo a AMLO.

Cierto, hay un descontento social cada vez creciente porque la pandemia ha servido para la polarización política.

Pero aun cuando el impacto sicológico de la marcha en coches (¡vaya comodidad!) ningún feligrés incorporaría al frente de batalla, se esperaría que con todo y festín la indignación crónica se conserve en las neuronas de los participantes.

VENTANAS: En ninguna crónica periodística han identificado a los organizadores en Veracruz y en el resto del país.

Bien podría tratarse de la BOA nacional. Los gobernadores en su frente amplio. Los mandatarios del PAN. Las cúpulas empresariales. La BOA jarocha, aquellos que asegura el góber bendecido por AMLO “quieren derrotarlo en las urnas”.

Mientras, se agazapan en el anonimato. Quizá “un oreja” del gobierno de Veracruz ha filmado los autos registrando las placas para rastrear la pista del dueño en la dirección de Tránsito del Estado y dar el siguiente paso.

Por lo pronto, desde el anonimato seguirán con más caravanas los fines de semana, medio infalible para distraerse con el encarcelamiento en casa que todos vivimos y padecemos.

Malecón del Paseo

•Dar sentido a la vida

•Luchar vs lo imposible

•Camus y el periodismo

Luis Velázquez

01 de julio de 2020

EMBARCADERO: Hay en Albert Camus, la sublimidad del periodismo… “Es el oficio más bello del mundo”, decía… Pero además, lo vivía con intensidad, aun cuando trascendiera en la historia por sus novelas y como filósofo y director de teatro… Por ejemplo, decía que el periodismo ha de gravitar a través de los siguientes ejes rectores… 1) La dignidad… 2) La libertad… 3) La justicia… 4) La búsqueda de la felicidad social… Y 5) La tarea de cada trabajador de la información para honrarse todos los días y honrar a los demás…

ROMPEOLAS: Decía, porque además, lo vivía siempre, que el deber de un ser humano, y por añadidura, de un reportero es ser feliz… Y la felicidad se alcanza cuando “el periodismo es una reflexión diaria sobre la naturaleza humana”… El hombre, con sus aciertos y debilidades… Pobre en la infancia, la adolescencia y la juventud, con una madre analfabeta, viuda, que se ganaba la vida como trabajadora doméstica, y de ñapa, tuberculoso, Camus aprendió “el apetito de vivir-“… Y por eso, la obsesiva obsesión que siempre tuvo buscando la dignidad…

ASTILLEROS: La infancia lo marcó para sostener los ideales y los principios en el ejercicio periodístico… A los 6 meses de nacido quedó huérfano, su padre luchando en la guerra… La abuela, jefa de familia, lo agarraba a latigazos para someterlo… Nunca su madre, siempre agotada con el trabajo doméstico de casa encasa, le hizo una caricia… En un edificio pobre y jodido de departamentos, inundado de cucarachas, no había la luz en las escaleras y solo tenía dos retretes para los inquilinos… El día cuando ingresó a la escuela primaria, los compañeros se burlaban de su ropita sencilla y vieja y sus zapatos rotos… Con esa vida tan dura y difícil, llegó al periodismo… La carga sicológica y cultural era demasiado pesada…

ESCOLLERAS: Por eso, siempre vivió convencido de que en la vida solo “había justicia cuando hay rebelión”… Y cuando, claro, todos los días ha de lucharse para merecerse y conservar un espacio… “El fin de la esperanza, escribió, es el fin de la libertad humana y de la justicia y del orden social”… Nunca aceptó un cargo público con todo y que su amigo, el escritor André Malraux, se lo ofreciera cuando se desempeñara como secretario de Cultura en los dos periodos del presidente Charles de Gaulle…

PLAZOLETA: De acuerdo con Camus, en el periodismo la vida ha de tener un sentido… Lo describe en su novela Sísifo, donde sostiene que siempre ha de lucharse contra lo imposible… Incluso, y de ser necesario, desafiar a los dioses (un tema recurrente en aquel tiempo hacia 1940) para alcanzar la vida plena… Y la vida plena en el ejercicio reporteril es la libertad… Una libertad, amenazada por las siguientes circunstancias, decía… Una, en el periodismo confluyen demasiados intereses, tanto empresariales (los dueños del medio) como políticos… Dos, hay en el periodismo demasiados jefes que han de aprobar la publicación de un texto… Más, cuando es un texto crítico, digamos, riesgoso para la política editorial…

PALMERAS: En dos tomos, tamaño ladrillo, escrito a unos 10 puntos, están publicadas sus crónicas, reportajes y artículos… Y de principio a fin permea su creencia de que lo más importante en la vida de un hombre son la dignidad y la libertad… Y el día cuando por equis o mangas, se pierden una y la otra, se abandonan, se dejan a un lado, solo resta darse el tiro de gracia…

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