Escenarios

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•14 Carteles en el país
•Negocios florecientes
•Campante impunidad

Luis Velázquez

UNO. 14 Carteles en el país

El reportero y escritor Ricardo Ravelo Galo, autor de más de diez libros sobre el narcotráfico, carteles y cartelitos, documenta los catorce cárteles de la droga operando en el país:
Sinaloa, Tijuana, Cartel de Jalisco Nueva Generación, Zetas, del Golfo, Los Rojos, Los Ardillos, Guerreros Unidos, Juárez, Beltrán Leyva, Unión Tepito, Caballeros Templarios, La Familia Michoacana y Familia Díaz Parada.
Algunos de ellos, actúan en Veracruz, como CJNG y los Zetas, en tanto Jalisco Nueva Generación se ha posesionado, dice, del 70 por ciento del territorio estatal.
En el sexenio de Enrique Peña Nieto, el Comisionado de Seguridad Nacional, Renato Sales, decía que en Veracruz «operan casi todos los carteles».

DOS. Suculentos negocios

Ellos tienen bajo control los siguientes negocios, entre otros:
El tráfico de droga de sur a norte del país. El control de las pistas clandestinas.
Los migrantes, la prostitución y la trata de blancas. Los secuestros y desapariciones. Los asesinatos. Los feminicidios.
El cobro del llamado derecho de piso. El secuestro exprés. La venta de protección.
La alianza con políticos, jefes policiacos y policías.
Y en algunos casos, el control de las comandancias municipales y hasta de la obra pública de los Ayuntamientos.
Negocios florecientes que reportan ingresos millonarios, incalculables.

TRES. Abracitos, una vacilada

Ricardo Ravelo, un experto en la materia, refiere que para los norteamericanos «ningún sentido tiene la política de abrazos y no balazos, una verdadera vacilada frente al desastre nacional que se vive debido al crimen organizado».
Por eso, «el crimen organizado sigue avanzando sin freno».
Tan es así, que por ejemplo, en el sexenio obradorista que camina (han pasado casi dieciséis meses) ningún cartel ha sido desmantelado, «pues no existe una política criminal clara y definida».
Y las famosas Comisiones para la Paz son, en efecto, «tomaduras de pelo», ganas de vender ilusiones, utopías y esperanzas a la población, fuego pirotécnico, faramalla pura.

CUATRO. Impunidad fresca y campante

Cierto, de vez en vez por ahí publican en los medios la captura de una bandita del cartel, pero siempre se trata, ¡vaya paradoja!, de sicarios y pistoleros, nunca los jefes superiores, los meros meros.
Y, bueno, la lógica expresa que si los jefes de jefes continúan intocables, resulta fácil seguir contratando gente, sobre todo jóvenes, para formar parte de los ejércitos de la delincuencia organizada.
Y en contraparte, la población, expuesta a los secuestros, desapariciones, crímenes y el tiradero de cadáveres.
Veracruz, un infierno, igual que el resto del país, aun cuando hay entidades federativas que son un paraíso terrenal. Será, quizá, porque aquellos gobernadores se aplican.
Lo peor es que Veracruz se mantiene en el primer lugar nacional de secuestros y feminicidios (con todo y que el gobierno marrón lo niegue) y la impunidad tan fresca y campante.