viernes, abril 19, 2024

Barandal

La vida podrida

Extorsiones en Veracruz

Familias están migrando

Por Luis Velázquez

ESCALERAS: Como una guerra subterránea, las extorsiones de los malandros en Veracruz, el cobro del llamado derecho de piso, se multiplica creciendo en tierra fértil.

Por ejemplo, un par de escuelas primarias en la ciudad de Veracruz bajaron el portón hacia finales del año anterior, hartas de la extorsión, pues los malosos, todo indica, ampliaron su giro.

Un padre de familia bajó el telón de su negocio, sacó a sus hijos de la escuela y quemaron sus naves y migraron a un rincón del país.

Huyeron a otro pueblo para ver si allá pudieran vivir en paz.

Incluso, los hijos ni siquiera se despidieron de los compañeros de la escuela. Semanas después, les enviaron un correíto. “Ya no vivimos en Veracruz… por las extorsiones”, les dijeron.

PASAMANOS: En el sur de Veracruz, la Canaco calcula unos 5 mil negocios cerrados en el año anterior debido a las extorsiones y la ola de violencia.

En el norte de Veracruz, el ex presidente municipal de Pánuco, Ricardo García Guzmán decía que un aproximado del 15 por ciento de las familias habían migrado de los pueblos norteños entre familias pudientes y de clase media media y baja.

Fue cuando Pánuco empezó a ser conocido con el nombre de Pánico, varios años después de que en el Fidelato los malandros entraran a Veracruz procedentes de Tamaulipas, allí donde un par de ex gobernadores, Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández, fueron señalados de amistades peligrosas.

CORREDORES: Los secuestros, desapariciones, feminicidios y asesinatos han desfilado en la cancha jarocha como el peor escándalo.

Pero, paradojas de la vida, las extorsiones han causado demasiado daño y estragos como un mal cardiaco que lleva a la muerte de forma silenciosa.

Y es que resulta inverosímil, y entre otras cositas, que los profesores del Snte vivan azorrillados en la región de Zongolica por tanta extorsión.

Y el caso de los transportistas en las carreteras de Veracruz, algunos de los cuales se han visto obligados a contratar un carro escolta para garantizar la seguridad en el tránsito.

BALCONES: En el caso de las extorsiones el miedo “y el miedo al miedo” multiplica el horror.

Por ejemplo:

De pronto, al dueño de un negocio le caen los malandros. Y le establecen una cuota mensual. Si la paga, okey. Y si meses después le resulta oneroso, ni modo de protestar, pues, además, ha de trabajar para pagar a los empleados y cubrir la cuota del Seguro Social y del INFONAVIT, además de pagar impuestos a Hacienda.

Entonces, acorralado por todos lados, cierra y migra, o aguanta vara soñando con un milagro, digamos, la eficiencia y la eficacia de la secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía para restablecer el Estado de Derecho.

PASILLOS: Y por lo regular, muere en el intento. Entonces, solo resta cerrar y migrar.

Cientos de comerciantes y empresarios, mejor se han declarado en quiebra porque la pesadilla resulta insufrible.

Y lo peor, la vida empeora. Y la vida familiar, porque los hijos son las víctimas, digamos, colaterales, más bien, derecho y en vivo en una cadena inacabable.

VENTANAS: Sabrán los profetas del desastre si estaremos condenados a vivir así el resto de la vida.

Habría, sin embargo, de consolarse, quizá, con la venta de esperanzas.

Por ejemplo: según el gobernador, “la ola de violencia va a la baja y estamos contentos, muy contentos”.

Según el secretario de Gobierno, “los feminicidios bajarán este año”.

Según la Fiscal, los secuestros, feminicidios y asesinatos ya bajaron.

Mientras, nadie para las extorsiones. Siguen pudriendo la vida diaria. Los malandros son los nuevos socios de los empresarios medianos, pequeños y grandes.

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