Expediente 2019

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Paliza legislativa

Luis Velázquez

07 de diciembre de 2019

Y los diputados locales “pusieron el índice en la llaga purulenta” como dice el erudito. Y hablaron sin tapujos. Quizá habrían sido dignos al calificativo endilgado en la vieja Roma de “conscriptos de la patria”.

El caso es que “la limpia” de los brujos (con todo y acarreados, acólitos de su capilla) que le aplicaron momentos antes de su comparecencia en la LXV Legislatura al secretario de Salud, de nada sirvió.

El chamán mayor…, ni modo, falló.

Mal fario. Pésimo karma. La buena vibra, eclipsada, en corto circuito.

Así, los legisladores lanzaron con furia volcánica al doctor Roberto Ramos Alor los siguientes epítetos resumiendo su papel en el frente y en el centro y en la retaguardia del campo de batalla social:

“Eres el más mediocre. El peor. Mereces la medalla de oro, plata y bronce por tus peores resultados” le dijo Bingen Rementería Coello.

“¡Renuncia! ¡Eres totalmente ineficiente” le dijo Judith Pineda.

“Te miro y miro a Silvia Pinal en Mujeres casos de la vida real. ¡No vaya a mi distrito! ¡Te irá peor” le dijo Alexis Sánchez, anunciándole acaso que si se atreve a ir… será trepado a un burro y lo lanzarán del pueblo.

“Es la peor comparecencia” le dijo Juan Manuel de Unanue.

“Eres peor que Javier Duarte” le dijo Elizabeth Cervantes recordando a Enrique Peña Nieto cuando dijo a Duarte a través de su presidente del CEN del PRI que era el más corrupto de todos los políticos de la nación y que, entonces, todavía estaba lejos de convertirse en una República Amorosa.

El viejito del pueblo diría, entonces, que al secretario de Salud “le fue… como en feria”.

Los diputados locales hablaron, sin cortapisas, sin máscaras, sin redes sociales ocultas en el anonimato, sin chairos escondidos en las máscaras.

Derecho, derechito, al hígado, el corazón y las neuronas.

“Yo soy la peor” diría sor Juana Inés de la Cruz. ¡Eres el peor del gabinete de MORENA! le zamparon los legisladores.

Caray, parte del Poder Legislativo encima de Ramos Alor. Por fortuna, es de baja estatura pero fuerte como una columna de piedra y resiste.

Total, dijeran los amorosos, estando bien con Dios (el góber de AMLO), los querubines y los ángeles, quisquillosos y berrinchudos como son, pueden patalear.

El secretario con su nepotismo y la familia y amiguitos metidos en la nómina es feliz.

¡Hosanna, hosanna, ha nacido el nuevo Niño Dios de Veracruz!

LEJANOS LOS DÍAS DE MIEL

Lejanos, lejanísimos aquellos días cuando Miguel Ángel Yunes Linares gobernabara Veracruz y Ramos Alor fuera su director del Hospital Regional de Coatzacoalcos durante unos 15 meses, aprox.

Lejanos los días y noches felices cuando asegurara que el pueblo de Coatzacoalcos lo había elegido secretario de Salud.

Lejanos, más lejanos los días cuando citaba en un congal (muchos decían de su propiedad) en Coatzacoalcos a uno que otro militante de MORENA y ahí despachaba.

Lejanos los días cuando en “las benditas redes sociales” (así las denomina AMLO) circulara una foto donde le daba un besito a un joven sureño y hasta el góber lo defendiera “tirando su espada en prenda” porque era un fotomontaje, que dijo.

Lejanos los días en que ha pasado inculpando una y otra y otra y otra vez a sus antecesores en los gobiernos de Yunes Linares, Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán de la crisis humanitaria de salud.

Ahora, los diputados locales se le fueron encima y como dice el clásico “no dejaron títere con cabeza” en la salud pública.

¡Madrazazazazo, pues!

Y “¡madrazo dado… ni Dios lo quita!”.

Uno: minado su crédito y prestigio.

Dos: cercenada su autoridad moral.

Tres: evidenciado en la política de salud pública.

Cuatro: clasificado como el peor entre los peores, el más mediocre de todos los mediocres.

Cinco: parte del Poder Legislativo en su contra.

Sexto: los diputados locales de Morena, incapaces y/o escondidos como el avestruz para una defensa a ultranza.

Séptimo: la fama pública en la cancha política de que traicionó a la secretaría de Energía, Norma Rocío Nahle para entregarse al secretario General de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, quizá porque son del mismo porte, aunque, claro, con gustos y preferencias diferentes.

“NINGÚN CHILE LES EMBONA”

Desde luego, si puede seguir con su nepotismo, le vale.

Y si puede seguir comprando medicinas por dedazo, le vale.

Y si tiene un ejército de aduladores a su lado, le vale.

Y si el góber le tiene confianza, le vale.

Y si el secretario de Gobierno lo blinda, le vale.

¡Pueden, entonces, los diputados locales seguir con sus cacayacas, claro, hasta que ellos mismos temen medidas radicales porque por encima de un secretario mediocre, ineficiente, con peores resultados, parecido a Silvia Pinal en su otoño, peor que Javier Duarte, el más malo del gabinete, está siempre el bienestar social de 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz en la miseria y la pobreza.

Y más, mucho más, la población en la miseria, pues como dice Fiódor Dostoievsky, en la miseria se pierde la dignidad humana para llevar el itacate y la torta a casa.

La grandeza política, social y moral de un gobierno está en la grandeza del gabinete legal y ampliado.

Ser honesto, y sin experiencia, por ejemplo, es insuficiente. Ser experto y sin honradez, vale para nada. Ser honesto y con experiencia, y sin la lealtad, lealtad sobre todo a la población, lealtad y respeto, también vale.

Honestidad, experiencia y lealtad se conjugan como ejes rectores de un político, además de la mesura, la cordura y la experiencia, y la humildad, muchísima humildad.

Por eso, ningún respeto merece a los diputados locales el secretario de Salud.

Ninguno. Y ninguno es ninguno.

Como un perrito acalorado de rancho y con rabia, sintiéndose un dios omnipotente, el doctor Roberto Ramos Alor bien pudiera decir como de los reporteros que a los diputados “ningún chile les embona”, aun cuando los legisladores también se la revertirían diciendo que a él tampoco “ningún chile le cuadra”.