Expediente 2019

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El vocero estatal

Luis Velázquez

16 de noviembre de 2019

Su influencia ante el góber de AMLO es fuerte. Hace y deshace. Incluso, hasta cambió la filosofía política de la comunicación social. Y por eso mismo, hay quienes aseguran que es el dueño, más que del corazón, de las neuronas de Cuitláhuac García.

Es joven y nunca antes fue reportero. Y es el vocero del gobierno de Veracruz. Quizá, el más poderoso de todos en el Veracruz del siglo XXI. Incluso, del siglo pasado cuando, por ejemplo, el vocero de Rafael Hernández Ochoa, Pepe Miranda, marcaba la pauta periodística y política al gobernador y le hacía caso.

Quizá cree y siente que el cargo le queda pequeño y merece más.

Por ejemplo, como cuando Dante Delgado Rannauro ungió diputado federal a su vocero Juan Antonio Nemi Dib.

Y cuando también Dante encumbrara a su otro vocero, Orlando García Ortiz, como director de Gobernación.

Y cuando Víctor Cuauhtémoc Naranjo fue jefe de prensa durante doce años seguiditos con Fernando López Arias y Rafael Murillo Vidal.

O cuando Agustín Acosta Lagunes designara presidente del CDE del PRI a su vocero Ángel Leodegario Gutiérrez.

El tiempo lo dirá, pues todavía quedan por delante 5 años.

El caso es que Iván Luna (ahora usa barba sofisticada) todos los días suele paralizar la comunicación social del reino de Cuitlandia porque durante dos horas se encierra en el gimnasio y ningún poder político y social lo distrae, ejercitando su cuerpo, más que sus neuronas.

Tiene fama de que rara, extraordinaria ocasión habla con los diaristas, quizá porque los mira o considera de arriba para abajo.

En un año, nunca, jamás, se afirma, ha desayunado con un reportero y/o con los periodistas de la fuente, digamos, como una convivencia institucional y diplomática.

Según se afirma, integró un whatsapp para informar de los eventos del gobernador en el día con día y en donde, parece, figuran de entre unos sesenta a ochenta reporteros para quienes la agenda del gobernador es lo máximo en la vida.

Pero…, los quisquillosos aseguran que por lo general, el vocero o quien se encargue de su whatsapp informa de un acontecimiento unos minutos antes y en respuesta, los diaristas le han mentado la madre en repetidas ocasiones.

Incluso, hay reporteros que le llaman “chamaco inútil”.

Pero le vale. Estando bien con Dios…los ángeles y arcángeles pueden darse vida pataleando y allá ellos. Luzbel también pataleó cuando fue expulsado del paraíso y nada pasó. Bueno, creó su reino. El reino del mal.

CARRERA FULGURANTE Y VIDA LOCA…

Los vientos le son favorables. Fulgurante ha sido su ascensión al poder.

Antes, mucho antes, por ejemplo, se vestía con ropita sencillita. Y ahora usa ropa de marca, según parece, comprada en el Palacio de Hierro, como si fuera “la princesa del Palacio de Hierro” que el escritor Gustavo Sáinz describe en su novela epónima, una chica que lo traía seducido.

Antes, mucho antes, usaba un celular de tres mil pesos, y ahora, de unos veinte mil pesos, aproximadamente.

Antes, la pasaba duro para vivir, y ahora, “la vida le sonríe”, y lo más importante, que mínimo será durante 5 años más, con la suerte de que fuera ascendido a una posición mejor.

En contraparte, un día hablando sobre la política de seguridad pública el góber aseguró que “el índice delictivo va a la baja y estamos contentos, muy contentos”, pero que, sin embargo, la percepción ciudadana es todo lo contrario.

Y todo lo contrario, porque en once meses Veracruz se encumbró en el ranking nacional en el primer lugar en secuestros y feminicidios, y en uno de los primeros lugares en infanticidios.

Y si entonces en la mirada del góber hay una percepción ciudadana equivocada, el primer filtro, la tarea superior, es de la dirección de Comunicación Social, de igual manera, digamos, como la operaba Joseph Goebbels, el súper Ministro de Información de Adolf Hitler.

Y, bueno, sea como sea, la imagen de un político se forma, dice el teórico del pueblo, con varias irradiaciones.

La primera, la imagen que el político transmite de sí.

La segunda, la imagen proyectada por cada secretario del gabinete legal y ampliado.

La tercera, la imagen derivada de los hechos y acciones, siempre cacareados con inteligencia.

La cuarta, la imagen de la familia, la esposa, los hijos, los padres, los hermanos, etcétera.

La quinta, la imagen, incluso, proyectada por la Barbie en turno, a tono con aquella leyenda de “dime la mujer que traes y te diré quién eres”.

Y la sexta, la imagen creada y recreada y enaltecida por la oficina de Comunicación Social y el vocero.

Y casi doce meses después, la imagen del góber de AMLO lleva al desencanto y lo peor, al fin del sueño y la utopía de que la izquierda ejerciendo el poder estaría a la altura, mínimo, de los ex presidentes Lázaro Cárdenas del Río, Francisco Ignacio Madero y Benito Juárez.

Pero en el caso, al vocero le gusta la fama y la buena vida. Y está dejando que la imagen del góber descarrile en la ruleta rusa.

Ni siquiera, vaya, y ante las pifias del góber ha tenido la ocurrencia del vocero de Vicente Fox, Rubén Aguilar Valenzuela, cuando levantaba la mano y decía:

“Lo que el señor presidente quiso decir…”.

Con todo, quizá el vocero solo cacaree con su filosofía comunicativa la misma postura del góber de que todo se le resbala y todo le vale y solo resta copiar a Ricky Martín con “su vida loca”, vida fifí, vida salsera, vida catrinera.

Y porfis, ¡igual para todos que la casa paga!