jueves, abril 18, 2024

Expediente 2018

El gladiador

Luis Velázquez

Miguel Ángel Yunes Linares triunfó como un político marginal en el año 2016. El 95, 96, quizá más, por ciento de los medios, en contra. El aparato gubernamental, en contra. Los poderes fácticos, en contra. Y así continúa. Y le vale. Y así también actúa el primogénito atrás del trono imperial y faraónico.

Le vale, incluso, que el priismo y los fanáticos de AMLO vean su proyecto monárquico como un monstruo.

Explosivo, amenazante, intimidante, nada doblega ni arrodilla al Yunes azul.

Por el contrario, parece excitarse. Más grande que Superman con la kriptonita. Más grande que Sansón con Dalila, quien le cortaba la melena y perdía fuerza física dice la leyenda bíblica.

Ante los suyos, es un gladiador.

“A su lado escuché el cántico de la libertad” dijo alguna vez Mariana Aguilar, la secretaría del Medio Ambiente, que “ni se ve ni se escucha”.

“Es un estadista” decía José Luis Lagunes, QEPD.

“El rafagueo mediático (de la prensa defeña) no es contra mí. Es contra ‘El señor gobernador’” dijo Jaime Téllez Marié en los días revolcados de Río Blanco y el par de chicas, menores de edad, ejecutadas por la policía estatal.

“Es un tiburón” decía Juan Barquett Fitta, QEPD, en su tiempo priista a su lado, antes, mucho antes de irse a vivir a la Isla de Sacrificios para rumiar derrota tricolor.

“Mi jefe” le llamaba Juan Herrera Marín, en tiempo lejano.

“Don Miguel”, le dice la diputada Marijose Gamboa Torales.

“Señor” le decía en público el filósofo duartista, Enrique Ampudia Mello.

CADA DÍA, ABRIR UN FRENTE BÉLICO

Gladiador, nada rehúye.

Desafía y provoca a AMLO. Amenaza a Reforma y El Universal con denuncias penales. Contesta preguntas incómodas a los reporteros. Llama “¡Bestias!” a los narcos. Les avisa que irá por ellos. Hace llorar a Moisés Mansur Cisneyros y a su ex amigo y ex aliado, Juan Antonio Nemi Dib. Ofrece un millón de pesos por la captura de José Nabor Nava Holguín, el ex secretario de Seguridad Pública, acusado de desaparición forzada.

Y de postre, juega con los nietos.

Y de doble postre, pide una disculpa a la población de Veracruz por dedicar un sábado en la tarde a romper la piñata por el bautizo de un nuevo nieto. Jerónimo, el hijo del presidente municipal de Veracruz, que cuando naciera el periódico Notiver profetizó que gobernaría Veracruz en el año 2036.

GANAR ES LO ÚNICO QUE IMPORTA

Es un político humano. Y solidario.

Lloró con la muerte de José Luis Lagunes y Pedro Manterola.

Pero por encima de todo le gusta el ruido político huracanado. Siempre navegando contracorriente. Es su identidad.

Incluso, él mismo lo busca.

Genes son genes y vísceras son vísceras diría el sicólogo social.

“Mi tigre” le llamaba Gonzalo Morgado Huesca en el tiempo de Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980, cuando ambos eran amigos y sus familias se frecuentaban, incluso, hasta cuando el Yunes azul vivía ya en la Ciudad de México.

Y sin embargo, “inmune al escándalo… ganar es lo único que le importa”, como escribió Jon Martínez Ahrens de Donald Trump.

Por eso siempre está en competencia consigo.

A su lado sólo puede vivirse cada día y cada noche con el botón nuclear prendido.

Y, desde luego, nadie se aburre.

Es más: cualquier mujer estaría encantada a su lado, viviendo cada hora como en la montaña rusa.

De forma trepidante. Volcánica. Oscilatoria en las emociones. A mil por hora. Y con el tanque lleno de gasolina.

LA GRANDEZA COMO HIMNO POLÍTICO

Si PEMEX anuncia un yacimiento en la Cuenca del Papaloapan, Veracruz, potencia se volvió potencia mundial energética.

Si corta el listón del festival Tajín cacarea que es el mejor de la historia, mejor, mucho mejor que cuando lo iniciara Miguel Alemán Velasco.

Si su jefa del Instituto de Educación para Adultos dice que alfabetizaron a dos, tres personas, declara a Veracruz campeón nacional en la campaña educativa.

Si la junta semanal sobre inseguridad dice que la violencia va hacia abajo en caída libre proclama que siguen ganando la batalla a los malandros.

Si inaugura el Hospital Infantil dice que es el mejor de América Latina.

Si va al desfile del carnaval con su hijo el alcalde lo declara el más fregón del continente.

Todo a su lado, bajo su efluvio, es grande.

Y nunca da el brazo a torcer.

Además, todos los duartistas y fidelistas, políticos pillos y ladrones.

Y todos los azules, impolutos, ángeles de la pureza.

POLÍTICO FRENÉTICO

Todo, absolutamente todo, lo enerva.

El vuelo de una mosca lo saca de quicio. Ni se diga el Solecito con el caso de Río Blanco.

Y, claro, la comentocracia en la prensa defeña, la única que parece importarle.

Y, de paso, un desplegado de MORENA lo enchila.

Su temperamento, su carácter, su estilo de ejercer el poder y de gobernar es como un incendio en el bosque tropical.

Calenturiento. Frenético.

Imprevisible, nadie sabe ni conoce sus reacciones. Y a todos, trae azorrillados.

Un día, anuncia la captura de un duartista más y al día siguiente los diputados panistas siguen rogando a su dios terrenal el visto bueno para lanzarse por la reelección.

“Yo iré si don Miguel me palomea” dicen.

Un día ordena satanizar a las chicas de Río Blanco y al otro día saluda de beso a la secretaria del palacio.

Por eso nadie espera un cambio. Tiene 65 años y sueña vivir 110 años. Y así la vida le ha funcionado.

Y si con los vientos mediáticos en contra lanzó al PRI, su expartido, del palacio de gobierno luego de 80 años de hegemonía tricolor, está listo para heredar el poder a su hijo, el mayor.

Es Yunes Linares y está dando la batalla estelar de su vida. Si pierde en las urnas sería capaz de pegarse un tiro porque significaría vivir deshonrado.

Las ideas y opiniones aqui expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Diario Los Tuxtlas

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