Expediente 2018

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Misericordia azul 


Luis Velázquez

Otro hombre, un político que fue gobernador de Veracruz durante 47 días, pide clemencia al gobernador Yunes.
¡Piedad, piedad, para el que sufre! cantó Agustín Lara.
El primero fue, y es, César del Ángel, el mítico fundador del Movimiento de los 400 Pueblos, quien pasara unas semanas en el penal Pacho Viejo y luego fue enviado a un hospital para tratamiento médico, y después, pidiera misericordia para, en todo caso, igual que la profe Elba Esther Gordillo, cumpliera proceso penal en arraigo domiciliario.
Ahora es Flavino Ríos Alvarado, doctorado en Leyes en la UNAM, investigador y académico en la Universidad Veracruzana, preso unos días en Pacho Viejo y luego en el hospital y luego en su casa, acusado de abuso de autoridad, tráfico de influencias y encubrimiento.
El corazón le está creciendo. Padece hipertensión. No puede subir de peso. Ha tenido dos preinfartos. Y necesita atenderse en el Centro de Cardiología o en Monterrey, consciente y seguro, de que «no me van a dejar salir a Houston». (Crónica de Xalapa)
Se ignora si estamos ante un caso de compasión. Digamos, de solidaridad humana. Acaso, de los más elementales derechos humanos.
Y más cuando como dice Flavino, «hay un daño moral y un daño económico a mi persona y eso nadie me lo va a devolver».
Y si, disculpe el lector y las familias, pero si César del Ángel y/o Flavino Ríos tuvieran, digamos (nadie lo desea, pero al mismo tiempo, resulta inevitable pensarlo) un desenlace fatal, ha de preguntarse la filosofía social de la justicia, la esencia de la administración pública, la mística en el ejercicio del poder, los límites del autoritarismo en la tarea de gobernar, la frontera entre la justicia y la magnificación, la alternancia entre la mano férrea y la generosidad humana, la profecía bíblica de que «los carniceros de hoy son las reses del mañana».

ATOLLADERO ECONÓMICO

Los problemas del corazón flagelan a Flavino Ríos, cuya vida pública iniciara en el sexenio de Rafael Murillo Vidal, 1968/1974, cuando fue dirigente juvenil de la CNOP, tiempo cuando era su propio jefe de prensa y su propio redactor de boletines que llevaba a los periódicos con la esperanza de que tuvieran espacios vacíos a la hora del cierre y lo publicaran.
Pero además del corazón que le anda fallando, su atolladero está acelerado por el problema económico.
Desde hace un año, su notaría pública en Minatitlán, su pueblo, está cerrada.
La yunicidad se la cerró.
Más que un calambre, un apretón de tuercas.
Y como es natural, enfrenta, además, demandas laborales, pues desde hace varios meses, al quedar sin ingresos, dejó de pagar a los empleados y, en algunos casos, sólo cubriendo la mitad del salario hacia el día del cierre de la notaría.
Enfermo y sin dinero (quizá tenga pensión como académico e investigador de la Universidad Veracruzana, pero insuficiente para sus urgencias, y más cuando el pensionado enferma), se asiste con Flavino al peor de los mundos de un trabajador, que nunca, además, se enriqueció a la sombra del poder.
Hay un agravio a sus derechos humanos, dijo a Crónica de Xalapa, y los días y las noches se han vuelto una pesadilla.

FLAVINO, OTRA VEZ A PACHO VIEJO

Todavía peor.
Sobre el gobernador de 47 días, pesa la amenaza del Fiscal Julio Rodríguez Fernández de que si se pone bronco y rejego con «el retiro de las medidas cautelares», entonces, la justicia, aplicada a través de la Fiscalía del señor Jorge Wínckler, solicitaría de nuevo el retorno de la prisión preventiva, es decir, regresar al penal de Pacho Viejo para acompañar a los más de treinta duartistas presos (entre políticos y poicías acusados de desaparición forzada).
Y ante la pulcritud con que el par de Fiscales interpretan la ley, entonces, sólo hay dos caminos:
El camino de la dignidad y seguir luchando por sus derechos humanos.
O el camino de la sumisión para que «Los señores Justicia» (así les llamaban en la antigua Grecia) tengan piedad y misericordia.
En el pueblo les llamaban «los perdonavidas».

Hay un montón de duartistas detenidos y acusados de desaparición forzada.
Flavino, nunca se embarró.
Hay varios duartistas presos señaladas de delincuencia organizada.
Flavino cruzó el pantano y emergió limpio.
Hay duartistas acusados de lavado de dinero.
Flavino jamás escuchó «el cántico de las sirenas».
Hay duartistas presos por desvío de recursos.
Flavino nunca «metió la mano al cajón».
Su (presunto) delito fue, dice la yunicidad, facilitar un avión, helicóptero, a Javier Duarte, para huir.
“Soy inocente y la Fiscalía lo sabe.
Y por eso, siempre acepto entrevistas, aun conociendo mi situación jurídica.
Siento que el desahogo procesal va muy lento.
Yo soy el principal interesado en que ya comience el juicio”, dijo Flavino Ríos.
Un político en desgracia, enfermo y con su fuente de ingresos cerrada, pide clemencia a un político encumbrado «en la plenitud del pinche poder».