La nueva versión del cuarto de litro japonesa llegará con varios ajustes en el motor para optimizar su rendimiento. La inyección y el escape varían ligeramente con respecto a los modelos anteriores. En el primer apartado, en el de la inyección de combustible, Kawasaki sigue apostando por el doble inyector, pero el ángulo de montaje varía, así como la presión a la que trabaja la bomba de gasolina. También la distribución tiene un alado diferente, ligeramente más adelantado. La relación de compresión baja a 13.4:1 (13.7:1 en la versión 2017) y según los datos ofrecidos el par motor se incrementa.

El escape varía en sus formas, aunque en las imágenes ofrecidas por la marca no vas a notar la diferencia. Es más largo y ancho desde el colector hasta el silencioso, que continúa con su habitual aspecto voluminoso. Con todas estas modoficaciones, la entrega de potencia de la nueva KX250F 2018 es más suave y progresiva, con mejor respuesta en la parte baja de las revoluciones. En suspensiones, se han ajustado los reglajes en la horquilla y el amortiguador trasero para mejorar la absorción de impactos.

En cuanto a estética, no hay nada nuevo a la vista y para encontrar la diferencia habrá que esforzarse. La única variación es el dideño de los adhesivos de los aletines del depósito de combustible… si te fijas con atención.