viernes, mayo 17, 2024

Expediente 2017

El pecado del PRI

Por Luis Velázquez

La delegada del CEN del PRI debiera trepar al púlpito y predicar la homilía del perdón… a Veracruz.

Pero, si así fuera, resultaría insuficiente y ridículo, además, pedir perdón luego del saqueo a las arcas oficiales de Javier Duarte y cómplices, socios y amigos que lo acompañaron.

Lo ha hecho. Y según ella, las elites priistas debieron “operar para frenar a tiempo los errores, tropiezos y abusos” del prófugo de la justicia que hoy cumple 129 días en un vergonzoso “a salto de mata”.

Las asesoras de Lorena Martínez, sin embargo, omitieron en su informe que en tiempo y forma un par de senadores, Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, levantaron la voz denunciando los ilícitos de Duarte y los suyos y nunca, jamás, fueron escuchados.

Incluso, los dos lo hicieron en la tribuna nacional del Senado.

Incluso, lo repitieron hasta el cansancio en foros oficiales y en la declaración mediática.

Es más, Héctor Yunes habló en corto con el Auditor Superior de la Federación para avenirse de información fresca y confiable e interponer la denuncia penal en la Procuraduría General de la República.

Todavía más: tanto Pepe como Héctor se deslindaron del duartazgo, y por el contrario, y aun cuando muchos priistas se solidarizaron con ellos, lo hacían en privado, sin arriesgarse a la furia colérica de Duarte, el rey destronado.

Más aún: Duarte lanzó en contra de los senadores a sus apologistas mediáticos que los satanizaron como priistas incómodos e indeseables.

Aún más: como presidente del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones, habló con Enrique Peña Nieto, le documentó los hechos, le advirtió en tiempo y forma que si Duarte continuaba en el cargo, Héctor Yunes perdería la gubernatura.

Y por el contrario, el presidente de la república reaccionó con furia lanzando a Beltrones del CEN.

Ahora, y a toro pasado, Enrique Ochoa Reza ha calificado a Duarte de pillo, corrupto y asesino y la pobrecita delegada en Veracruz, ajá, pide perdón.

Por favor, congruencia, delegada, “no escupa para arriba”.

LA CASA DEL JABONERO…

Según la delegada en su homilía del perdón, “no todos los priistas somos Duarte”.

Claro, hay iguales, y/o en todo caso, peores.

Algunos ejemplos: Rodrigo Medina en Nuevo León, César Duarte en Chihuahua, Roberto Borge Angulo y Mario Villanueva en Quintana Roo y Tomás Yarrington y Eugenio Flores Hernández en Tamaulipas.

Andrés Granier en Tabasco, Elba Esther Gordillo en la Ciudad de México, Mario Marín en Puebla y José Murat Casab en Oaxaca, además de Fidel Herrera Beltrán, entre tantos otros.

Todos ellos, más otros más, incluidos panistas y perredistas, han llevado al país a los primeros lugares mundiales de corrupción política ante, digamos, un Sistema Nacional Anticorrupción que sigue en el limbo y del que poco se espera porque lo están gestando los mismos priistas bajo sospecha.

La delegada, sin embargo, acepta que el caso Duarte fue un pecado del PRI, pero sin interponer una denuncia penal en contra de ellos.

Y si ella habla que las tropelías duartianas debieron frenarse “a tiempo”, caray, omitió de manera intencional y expresa la realidad avasallante, como es la siguiente:

Atrás de los ilícitos de Duarte hubo una red espantosa de complicidades, donde de acuerdo con la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos todos ellos debieran estar en el cadalso público y en la mira de la Fiscalía y de la PGR.

Y ha de ser el mismo PRI, el mismo gobierno priista, quien llevara a proceso penal a todos ellos en vez de que, y por ejemplo, en Veracruz lo esté empujando la yunicidad, a la que también corresponde.

MONTÓN DE SOSPECHOSOS ESTÁN LIBRES

Si la delegada fuera una política justa y honrada debió pedir en su homilía castigo ejemplar para los cómplices de Duarte, aquellos funcionarios que callaron, y lo peor, permitieron las tropelías, entre ellos, los siguientes:

Uno: los secretarios del gabinete legal y ampliado… que a cambio de mantenerse en el cargo guardaron silencio, y por añadidura, muchos se embarraron.

Dos: los titulares del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, y los diputados locales miembros de la Comisión de Vigilancia del Congreso, empezando por el coordinador de la bancada priista, Juan Nicolás Callejas Arroyo.

Tres: los titulares de la Contraloría (fueron tres en el sexenio) y de la secretaría de Finanzas y Planeación (seis en el viaje sexenal).

Cuatro: los auditores internos de cada dependencia.

Bastaría referir, y en contraparte, que el secretario de Salud de la Yunicidad interpuso una denuncia penal en la Fiscalía en contra de los secretarios y directores de Salud del duartazgo por el caso de las medicinas clonadas y las falsas quimioterapias a los niños con cáncer.

Y es que no obstante “los errores, tropiezos y abusos” de que habla la delegada en el transcurso del duartazgo, Lorena Martínez se reduce a un discurso populista y mesiánico, ramplón y barato, insulso y superfluo, que a nada lleva, ni siquiera cuaja en el ánimo de la militancia priista por el hecho, según ella, “de pedir perdón”.

¡Pobrecita!, a sus asesoras Elizabeth Morales, Bertha Hernández y Beatriz Paredes les faltó ahondar en la identidad jarocha.

Muchos años (y elecciones) pasarán para que el tricolor pueda recuperarse de los coletazos bebesauricos de Javier Duarte, y más, porque el Peñismo ha pecado de exceso en la tolerancia al prófugo de la justicia y a los suyos.

Simple y llanamente, se fregaron el billete oficial y resulta inverosímil que Javier Duarte sea más hábil desde hace 129 días que la PGR, la Policía Federal, las Fiscalías y el CISEN.

Y todavía peor, que ningún duartista haya sido encarcelado, a excepción de Arturo Bermúdez Zurita, que lo está, pero por el lado de la yunicidad.

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