lunes, mayo 13, 2024

Escenarios

•Bermúdez, héroe de Duarte

•Lo arrastra en su descrédito

•El góber está emberrinchado

Por: Luis Velázquez

1

El diputado local, Domingo Bahena Corbalá, líder de la bancada panista en la 63ª. Legislatura y secretario General del CDE, dice que mantener al general Arturo Bermúdez Zurita como secretario de Seguridad Pública, SSP, resulta insostenible.

Y por tanto, solicitó su cese inmediato.

Pero Javier Duarte, JD, le reviró. Se queda, dijo en la habitual rueda de prensa del día lunes.

Se queda, no obstante, el Veracruz ensangrentado que se ha vivido y padecido desde el año  2011, quizá desde el mes de diciembre de 2010 cuando tomara posesión.

El hecho resulta indicativo, porque Bermúdez y Érik Porres Blesa, secretario de Desarrollo Económico, son los únicos del gabinete legal en mantenerse en sus puestos en el viaje sexenal.

Al momento, en nombre de las facultades constitucionales del sistema político, JD ha despedido y enrocado a 83 funcionarios, entre ellos, a la mayoría de secretarios: seis en SEFIPLAN. Cinco en SIOP. Cinco en la SEDESOL. Cinco en la SEGOB. Cuatro en la subsecretaría de Gobierno. Tres en la SEDARPA. Y así por el estilo.

Según la fama pública, y en el caso del general de West Point, condecorado por la DEA, agencia antinarcóticos de Estados Unidos, entre JD y Bermúdez predominan relaciones más allá de la simple tarea pública, que entrarían, digamos, al mundo de los negocios.

Sin embargo, Bahena Corbalá fundamenta la petición de renuncia del titular de la SSP, en el fallido Estado de Derecho, cuya esencia política significa garantizar la seguridad de los 8 millones de habitantes de Veracruz como de sus bienes.

Tal cual enlista las razones de su postura legislativa:

Atropellos a los derechos humanos, ineficacia de las estrategias de seguridad, desapariciones, secuestros y asesinatos cometidos tanto por los carteles como por los mismos policías acreditados.

Y por eso mismo, plantea que el gobierno federal nombre a un Comisionado de Seguridad Nacional y que la Gendarmería opere en todas y cada una de las latitudes del territorio jarocho.

Su palabra ha muerto en la indolencia oficial.

Basta y sobra con que Bermúdez sirva con eficiencia a los intereses de Javier Duarte para asegurar su permanencia hasta el fin del sexenio, aun cuando hay quienes aseguran que será ungido diputado local por la vía plurinominal para evitar, entre otras cositas, una derrota fulminante.

Y es que así como está Veracruz, Bermúdez candidato uni a la curul, significaría la peor derrota de todos los tiempos en el distrito de Xalapa, donde la población cada vez camina más y más y más hacia la izquierda, como aquella tarde/noche cuando Rafael Hernández Villapando ganó la alcaldía flagelando al PRI, en tanto el góber en turno, Patricio Chirinos Calero (1992/1998), paseaba en su oficina, con las manos hacia atrás, repitiéndose a sí mismo:

“Xalapa… no. Xalapa… no. Xalapa… no”.

Por eso el brutal rechazo de Xalapa a Elizabeth Morales García, ex presidenta municipal, como candidata priista a la diputación federal a la que deseaba regresar.

2

Ene número de actores políticos y sociales, hasta empresariales, vaya, han mirado “los malos ejemplos de Bermúdez”, como asegura el diputado panista, que a pesar de usufructuar el más alto presupuesto en la historia de la SSP, el resultado es manifiesto. Un Veracruz convertido en el reino del terror y el miedo, la zozobra y la incertidumbre.

Peor tantito, y como dice Domingo Bahena, la SSP de Bermúdez ha sido ligada a diversos delitos, entre ellos, el último, en que 7 policías fueron consignados por desaparición forzada de los 5 chicos de Playa Vicente levantados por los elementos policiacos en Tierra Blanca y entregados a los malandros.

Y el penúltimo, en que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (la estatal sirve para validar al duartismo) decretó la desaparición forzada del cantante de “La Voz México”, Gibrán Martiz, por culpa de la policía estatal.

Días y noches turbias. Igual que la extensa y larga noche de San Bartolomé y “la noche de los cuchillos largos” y la noche sangrienta de Cholula con Hernán Cortés y la noche de Ayotzinapa y la noche de Tierra Blanca de Ayotzinapa.

Para Duarte, sin embargo, Bermúdez es su héroe. Y su interior sicológico ha de mirarse en él de igual manera como un niño mira a Superman y una niña a “La Mujer Maravilla”.

Bien lo escrituró Fernando Gutiérrez Barrios con su vida. En todo policía hay un político. Y en todo político un policía. Uno y otro integran una unidad indivisible. Tú para mí y yo para ti. Y juntos, “hasta que la muerte nos separe”, aun cuando en el más allá podremos reunirnos de nuevo.

3

Solo así se entenderían los motivos para sostener a Bermúdez en la SSP.

Y más porque de por medio está el descrédito del sexenio duartista.

Bastaría referir un dato:

De pronto, Agustín Acosta Lagunes (1980/1986) sintió que su director de Seguridad Pública, el general Mario Arturo Acosta Chaparro (involucrado en la llamada guerra sucia) significaba un punto en contra para su nombre y prestigio y lo despidió, con todo y su equipo.

Entonces, Felipe Amadeo Flores Espinoza asumió el cargo, camino a la secretaría General de Gobierno.

Javier Duarte, por el contrario, mantiene y mantendrá a capa y espada a Bermúdez, sin importarle lo arrastre en la vorágine.

A él le sirve y da resultados. La tranquilidad de la población electoral le vale.

Tantos años de oscuridad en Veracruz con JD a nadie han vuelto ciego. Solo han dejado como herencia el repudio y la indignación crónica…

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