Por: Luis Velázquez
•Se venga gobierno de Veracruz
•De “El oaxaco” a edil de Atzompa
•Se repite historia de Cristian Morales
ATROPELLO A GARANTÍAS CONSTITUCIONALES
PASAMANOS: Entre el secuestro y la desaparición del constructor José Manuel Flores Ríos, alias “El oaxaco” (28 de febrero, 2013) y la denuncia penal en contra del alcalde de Soledad Atzompa, uno de los municipios indígenas más jodidos del país, Bonifacio Aguilar Linda, existe un hilo conductor:
La cero tolerancia del gobierno de Veracruz a la protesta pública que la Carta Magna considera como una de las garantías constitucionales.
Pero también, la mano dura y represiva en contra de los contestatarios al duartismo.
Aniquilar la fuerza de la voluntad social, primero, con amenazas, y después, con denuncias penales.
Y si persiste el grito callejero, los palos para someter, como el caso de los pensionados apaleados, y los estudiantes de la UV apaleados, y los profes opositores a la reforma educativa apaleados.
Todo, con un solo objetivo como parte del personal estilo de ejercer el poder: someter a los inconformes, cuyo único delito penal es reclamar la obra pública ofrecida por la elite política.
En Soledad Atzompa, Marcelo Montiel Montiel, secretario de Desarrollo Social, y el director del DIF, Juan Antonio Nemi Dib, inventaron el fin de la pobreza y la miseria con un programita a base de una estufa ecológica, un piso ecológico y un techo ecológico en las viviendas asegurando que el pueblo había mudado a clase media.
Ahora, en Atzompa, un perredista, Bonifacio Aguilar, es presidente municipal elegido por el pueblo.
Y desde que tomara posesión ha organizado varias caminatas a Xalapa para reclamar el cumplimiento de la obra pública.
El primero de julio, 2015, Javier Duarte le envió a mitad del camino cien policías de Arturo Bermúdez para el bloqueo. Ni un paso más allá de la caseta de Fortín. Ellos solo pedían salones de clase, agua potable, carretera en buen estado y un hospital.
Y más porque la elite duartista lo había garantizado.
Así, el duartismo, escudándose ahora en la secretaría de Comunicaciones y Transportes, cabildeó, todo indica y parece, la denuncia penal en su contra por bloquear la autopista México-Veracruz, por cierto, el mismo argumento con que José Manuel Flores Ríos, “El oaxaco”, fue desaparecido, luego de bloquear la autopista al sur de Veracruz con 9 alcaldes indígenas de la sierra de Soteapan, a ninguno de los cuales tocaron, no obstante encabezar la protesta social de los indígenas y campesinos.
TODO MOLESTA A JAVIER DUARTE
BALAUSTRADAS: La protesta, la inconformidad social, el enojo popular, la irritación de la gente, todo molesta a Javier Duarte, un político joven bipolar, irascible, influenciable, intolerante, rencoroso y vengativo.
Por eso, cuando los alcaldes de la montaña de Soteapan reclamaron obra pública pendiente y el pago de infraestructura, azuzados, según se afirma, por “El oaxaco” Flores Ríos, el poder tras el trono, sacó boleto en el duartismo y quedó en la mira.
Dos meses después, el dos de febrero, 2013, el secretario General de Gobierno, el ex panista Gerardo Buganza Salmerón, quien todos los días oye misa y se arrodilla ante el sacerdote para confesarse y comulgar, lo citó en su despacho para arreglar el pendiente.
Pero luego de salir del palacio de gobierno de Xalapa, atender asuntos en su oficina y partir al sur de Veracruz, hacia las 6 de la tarde fue interceptado por dos patrullas en las goteras de Xalapa, y desde entonces, nunca nadie más alguno de los suyos lo ha visto con vida.
Desapareció.
Estaba, pues, en la mira de la venganza.
Todo, por el bloqueo a la autopista sureña, que fue el pretexto, porque en realidad era socio de José Murat Casab, a quien llamaba “Papá Murat”, exgobernador de Oaxaca, ex senador de la república, ex diputado federal, ex coordinador del Pacto México del presidente Enrique Peña Nieto y asesor político de Javier Duarte.
Incluso, algunos dicen que “El oaxaco” estaba en sociedad, mejor dicho, era un prestanombre, constructor de paja tanto de Murat como de Fidel Herrera Beltrán.
Y, bueno, algo turbio debió pasar entre los tres, mejor dicho, entre los cuatro, con Javier Duarte, el caso es que “El oaxaco” fue obligado al bloqueo de la autopista sureña, y luego, desaparecido.
Desaparecido en las mismas circunstancia de cuando el arquitecto José Cristian Morales Carreto, un priista xalapeño, desafió a Fidel Herrera cobijándose con su enemigo público número uno, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, y también lo desaparecieron, al mismo tiempo que a su amigo Nelson Cabrera Cobos, y una amiga (21 de julio, 2010, afuera de un antro, donde lo había citado Érick Lagos, y quien lo apodaba “El señor diezmo”, que para eso lo utilizaban).
Ahora, el primer aviso en contra del alcalde perredista, Bonifacio Aguilar Linda, ha llegado a través de la secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Como quien dice, triangulado el mensaje sórdido…
INTOLERENCIA GUBERNAMENTAL
ESCALERAS: De Cristian Morales y Nelson Cabrera a José Manuel Flores Ríos a Bonifacio Aguilar Linda hay un eje rector: la intolerancia duartista.
Más aún, el menosprecio a las garantías constitucionales.
Peor tantito, el fundamentalismo político. Si estás conmigo, me debes lealtad absoluta.
Tantito peor: la versión moderna de “Yo soy el Estado”. Yo mando. Y me equivoco, vuelvo a mandar. Yo soy el gobernador. Y que nadie lo olvide.
Pero también está el atropello a los derechos humanos. La presión, la represión y la intimidación a quien piensa diferente, pues en todo caso, si alguien violentó la ley, entonces, la ley ha de aplicarse.
Pero si el presidente municipal de Atzompa organizó una y otra y otra marcha indígena a Xalapa se debe a que el duartismo lo estafó con la obra pública ofrecida.
Y luego de cabildear una y otra vez, solo le dejaron, como ha ocurrido con los familiares de los desaparecidos, el grito callejero, la protesta pública, la indignación crónica y el cabildeo mediático en la ciudad de México.