Ni Pepe ni Héctor Yunes
Luis Velázquez
LA PESADILLA QUE VENDRÍA…
Según el politólogo Carlos Ronzón Verónica, ni Pepe Yunes Zorrilla ni Héctor Yunes Zorrilla serán candidatos del PRI a la gubernatura. Sus razones son las siguientes, entre otras:
Resulta inverosímil que si en la encuesta histórica son los punteros, el duartismo los siga madreando. Ningún caso tiene, por ejemplo, el golpeteo si luego uno o el otro serían candidatos. Por el contrario, si los dos tuvieran vientos favorables, entonces, serían protegidos al más alto nivel.
Más inverosímil resulta que tanto el presidente del CEN del PRI, Manlio Fabio Beltrones, como el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, estén dejando pasar la madriza al par de senadores, si forman parte de su cuadra y pesebre y del círculo de amigos. Y ni modo que tanto Beltrones como Videgaray, animales políticos, hayan pasado inadvertido el rafagueo. Más aún, si se considera que han dejado hacer y dejado pasar al duartismo con su bombardeo. Y ni modo que Beltrones y Videgaray se hayan cruzado de brazos porque Aurelio Nuño Mayer, el Golden boy de Peña Nieto, secretario de Educación, se haya aliado con Javier Duarte para el 2016 en Veracruz, pero también para el 2018 en el camino a Los Pinos, teniendo desde ahora un gobernador a modo para la posible campaña presidencial.
Por el contrario, entre Veracruz y Colima resultó sintomático y contrastante el manotazo de Beltrones. En Colima, el candidato de Videgaray a la gubernatura, Ignacio Peralta, fue derrotado. Y de inmediato, Beltrones despidió a todo el CDE del PRI local y nombró a los suyos para enfrentar la segunda elección.
El duartismo sigue obsesionado con descarrilar a los Yunes priistas para imponer candidato a modo. Están desesperados. Por ejemplo, en las últimas semanas han lanzado a la pasarela a Érick Lagos, Adolfo Mota y Alberto Silva. Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública, representó a Enrique Peña en el V informe de Duarte y se dejó fotografiar con el “Fabiruchis misógino y aberrante”. Adolfo Mota estuvo en la visita de Peña Nieto y quiso treparse al presídium y el Estados Mayor Presidencial se lo impidió. En su momento soltaron el chorizo de que Érick Lagos sería destapado por la CNC de Juan Carlos Molina Palacios, compadre de Héctor Yunes, en Acayucan. Tal cual, nada fácil sería que en un ratito lancen una encuesta donde digan que uno de los llamados “Chamacos de la fidelidad” ha repuntado y está encima de Pepe y Héctor Yunes en la preferencia electoral. Y encima, ni se diga, del panista Miguel Ángel Yunes Linares, el otro puntero.
Si Los Pinos miraran a los senadores priistas con posibilidad real de ser candidatos, entonces, los habría invitado el mismo presidente de la república a su gira en Xalapa. Los dejó fuera. Significa que por ningún lado les ve futuro para la gubernatura. Según Ronzón ya están excluidos. Peor tantito, descarrilados. Cada vez que Peña Nieto iba a Sonora invitaba a la senadora Claudia Pavlovich para su exposición.
Si Beltrones y Videgaray han dejado solos a Héctor y Pepe Yunes, también Peña Nieto. Ni modo que el presidente ignore la madriza duartista a los senadores. Está informado. Consciente. Y lo deja. Y ni modo argumentar que cada entidad federativa es libre, soberana y autónoma del poder central para que cada gobernador haga y deshaga. De por medio está el poder político. Era, simple y llanamente, para que a estas alturas, y más en la víspera del destape que se acerca, Peña Nieto hubiera dado el manotazo.
Por el contrario, a veces pareciera que los senadores ya fueron informados de su descarrilamiento, y por tanto, han bajado al activismo que traían caminando Veracruz. Como si de hecho y derecho habrían sido aplacados. En todo caso, jugando al ensarapado…a ver si derivan un provecho de la, digamos, derrota institucional.
Si fueran Pepe o Héctor candidatos, ningún caso tiene permitir la destrucción lenta y paulatina de su imagen con el CDE del PRI en el rafagueo y el silencio de la CNOP, la CNC, la CTM, el Movimiento Territorial y el Movimiento de la Juventud Revolucionaria del priismo, disciplinados todos como borreguitos priistas.
El proceso electoral de la sucesión ya inició. Y el CDE del PRI sigue pensando en la convocatoria cuando de acuerdo con el ritual priista la convocatoria depende del CEN del PRI. Ignoran el trámite oficial y/o si ex profeso lo están manejando así como si tuvieran hacha, calabaza y miel bajo control. Más aún, cuando el duartismo jugó primero a inflar a Héctor Yunes y luego a Pepe Yunes para acabar quedándose con los diputados federales significó una simple y llana tomadura de pelo, queriéndose pasar de vivos.
Otro hecho sintomático es el siguiente: el duartismo se ha adueñado de las treinta candidaturas a diputados locales para formar la LXIV Legislatura, cuando, en todo caso, corresponde al candidato a gobernador participar en la decisión. Pero como sienten que la nominación quedará entre ellos dando forma al Maximato jarocho, entonces, hacen y deshacen.
Al mismo tiempo, con toda la perversidad política del poder siguen lanzando precandidatos a la gubernatura, apostando a dividir el voto, a partir de una premisa: entre más candidatos, más fragmentando el sufragio. La última fue Linda Olmos Clemente, del Partido Encuentro Social, cuyo dirigente, Gonzalo Guízar Valladares, está considerado, según la fama pública en Coatzacoalcos, un mercenario de la política.
En la mirada de Carlos Ronzón, tal cual es el arcoíris político. Pero, claro, en política todo se puede caer en el momento inesperado. Hasta ahora, sin embargo, el duartismo se ha salido con la suya. El gran riesgo es que excluídos de las mieles, los senadores priistas se vayan de candidatos independientes, a un partido de oposición y/o al lado del panista Miguel Ángel Yunes Linares que irá en una alianza electoral, más allá del millón de pesos con que el duartismo pretendió embrujar a los consejeros del PAN en Veracruz.