25 activistas sociales asesinados en Veracruz

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  • La represión se acentuó en agosto del año 2013 con el asesinato del ambientalista Noé Vázquez Ortiz, en Amatlán
  • Tres profesores ejecutados en Cosamaloapan, Gabino Barreda y Coatzacoalcos en los días de la reforma educativa

Luis Velázquez

Cuatro años con ocho meses después queda claro: al gabinete policiaco y de seguridad y de justicia del duartismo, los activistas sociales son incómodos. Gente indeseable diría Gunter Walraff, el reportero incómodo de Alemania.

Tal cual ha quedado manifiesto con el asesinato masivo de cinco personas el día primero de agosto, 2015, en la colonia Narvarte, de la ciudad de México.

Primero, con el crimen, que incluyó tiro de gracia, tortura, madriza en la cara y colgado de una cuerda, del fotoperiodista y activista social, Rubén Espinosa, corresponsal de Proceso y Cuarto Oscuro y de la agencia noticiosa AVC.

Y segundo, con el crimen de Nadia Vera, activista social de la Casa Magnolia, de Xalapa, miembro del colectivo “Yosoy132”, que en la capital, además, solía convocar a los reporteros a rueda de prensa cuando se trataba de una causa social, y quien también fuera asesinada a la misma hora, en el mismo departamento, con Rubén Espinosa, con tres mujeres más.

Incluso, el 7 de mayo del año 2013, Nadia Vera denunció en Xalapa, en rueda de prensa, que su compañero activista, miembro de Casa Magnolia y del colectivo “Yosoy132”, Abraham Caballero Martínez, de 34 años, había sido detenido, acusado del asesinato de una trabajadora sexual en el hotel Acapulco.

Pero, además, la lista negra de activistas incómodos incluye a otros de los 18 trabajadores de la información asesinados en el duartismo.

Por ejemplo:

Regina Martínez, la corresponsal de Proceso, solidaria con las mejores causas sociales de los desharrapados de Veracruz, desheredados de la fortuna como les llamaba Alberto Camus.

Moisés Sánchez Cerezo, el reportero del periódico La Unión, de Medellín, quien también era activista social en su pueblo cabildeando servicios sociales.

Gregorio Jiménez de la Cruz, el reportero policiaco del diario El Liberal, de Coatzacoalcos, quien al lado de los migrantes de América Central denunciaba la explotación sexual de que eran objeto en su pueblo, Villa Aldama.

UN SEXENIO MANCHADO DE SANGRE

La lista de activistas muertos en el Veracruz del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, y el Fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras, es más amplia:

Noé Vázquez Ortiz, activista en el Colectivo Defensa Verde, luchando en contra de la hidroeléctrica El naranjal, secuestrado, desaparecido y degollado y atado de manos y pies el dos de agosto, 2013, en Amatlán.

Los activistas y líderes petroleros del sur de Veracruz, Jorge Torres y Efraín Moreno, ejecutados en Cárdenas, Tabasco, el 23 de julio, 2015.

Los profesores y activistas magisteriales, Juan José Carrillo, de Cosamaloapan; Aurelia Conde Valenzuela, de Gabino Barreda, y Álvaro Morales Silva, de Coatzacoalcos, plagiados, desaparecidos, asesinados y hasta decapitados en el caso de la maestra, en aquellos días turbulentos y revueltos de la protesta popular en Xalapa, y en el resto del país, en contra de la reforma educativa del presidente de la república.

El ataque de enmascarados con machetes a los 8 activistas de la ecología, integrados en la ONG Defensoría y Estrategias Integrales, atacados en Xalapa la madrugada del 6 de junio, 2015, tres de los cuales fueron heridos de gravedad, internados en un hospital.

El asesinato a la fecha de 15 líderes cañeros, la mayoría disidentes, en una abierta y franca disputa por el liderazgo regional en la Unión de Productores Cañeros, y en donde mucho tiene que ser, como sospechosismo, Daniel Pérez Valdés, recién reelecto dirigente nacional.

El rafagueo mediático proveniente del sótano oficial y el desprecio y menosprecio de la jerarquía eclesiástica de Veracruz en contra del sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue de migrantes, Hermanos en el camino, con sede en Ixtepec, Oaxaca, y que ha encabezado varias protestas en su paso por Veracruz.

Pero, también, el bombardeo mediático en contra de fray Tomás, activista de migrantes con sede en Tabasco, y del activista del Movimiento Mesoamericano Migrante, Rubén Figueroa.

Demasiados activistas asesinados en tan poco tiempo del duartismo, un sexenio manchado de sangre.