Malecón del Paseo

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  • Piedad, señor Duarte, piedad
  • Van 18 reporteros asesinados
  • Piedad, señor Duarte, piedad

Luis Velázquez

EMBARCADERO: En uno de sus cuentos, el cronopio argentino, Julio Cortázar, dice que pasado un ratito uno se acostumbra a todo… Podrá, acaso, el ser humano habituarse, digamos, a las heridas de la pareja adúltera… Quizá a la traición de un amigo… Acaso superar, incluso, el dolor de la muerte de la mascota de la casa… Pero de ahí a cicatrizar, por ejemplo, el asesinato de 18 trabajadores de la información que van en el transcurso del llamado sexenio próspero, resulta una osadía y una temeridad… Son heridas que nunca, jamás, cerrarán…. Pero más aún, son heridas que germinan miedo, temor, incertidumbre y zozobra, porque de pronto, cualquier trabajador de la información, que como en el caso del fotógrafo Rubén Espinosa, además es activista y como activista social y hasta con un partido político fue Ricardo Flores Magón en el México del dictador Porfirio Díaz, entonces, todos sentimos que el siguiente asesinado será uno mismo… Y más, como en el caso, cuando algunos reporteros y fotógrafos ejecutados han estado más cerca de cada quien en la vida cotidiana y en el trabajo reporteril y en los afectos del corazón… Y más cuando se ha convivido durante tanto tanto tanto tiempo en las buenas y en las malas… Y más, mucho peor cuando, por ejemplo, los 18 crímenes de trabajadores de la información están, siguen, continúan en la impunidad, en la más absoluta impunidad… Y más porque si tales heridas sangran en el gremio reporteril, otros sectores de la vida social de Veracruz sangran de igual manera, como es el caso de tantos niños, mujeres y hombres secuestrados, desaparecidos y asesinados, y en la impunidad… Es el Veracruz del gabinete policiaco y de seguridad de la elite política en el poder sexenal…

ROMPEOLAS: El cronopio argentino decía, cierto, que pasado un ratito uno se acostumbra a todo… Pero, caray, nadie puede habituarse a que en duartilandia vayamos en el crimen número 18 de reporteros, fotógrafos, editores y una secretaria, mientras en los seis años de Fidel Herrera Beltrán se registraron cuatro y en el sexenio de Miguel Alemán Velasco sólo uno… Desde el poder, dirán los oficiosos, que los tiempos eran otros, claro, eran otros; pero de igual manera fueron peores, por ejemplo, con Agustín Acosta Lagunes con su Sonora Matancera, y oh paradoja, ningún reportero fue asesinado en aquellos tiempos y, por supuesto, existían diaristas críticos y también activistas sociales… Incluso, si un gobernador fue represivo fue Patricio Chirinos Calero y/o, mejor dicho, el vicegobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien se emponzoñó con el reportero José Pablo Robles Martínez y lo envió al exilio durante más de la mitad del sexenio, en vez, digamos, de que hubiera ordenado su secuestro y asesinato… Hoy, por tanto, la cúpula priista puede, digamos, inculpar a los malosos del crimen de los reporteros, por andar, dicen ellos, con malas compañías… Pero, de igual manera, resulta inverosímil que en cuatro años con ocho meses del sexenio los malandros hayan quitado la vida a los 18 reporteros, fotógrafos y editores… Todavía peor si se considera que en menos de un mes han sido ejecutados dos reporteros, el primero, Juan Mendoza, y el segundo, el fotoperiodista Rubén Espinoza, así lo hayan asesinado en la ciudad de México, en la colonia Narvarte, pues nada puede excluir, borrar así nomás, descartar, que policías de Veracruz hayan sido los tripulantes del automóvil que lo anduvo siguiendo durante días y días…

ASTILLEROS: Por eso, señores del gabinete policiaco y de seguridad del gobierno de Veracruz, ¡paren esta masacre!… Primero, porque resulta inverosímil vivir así…Segundo, porque toda vida humana es valiosa, no tiene precio… Tercero, porque se han violentado las garantías constitucionales como es la libertad… Cuarto, porque para eso hay tribunales en caso de que un trabajador de la información haya incurrido en un delito… Cinco, porque en todo caso, nadie puede hacerse justicia por su propia mano… Sexto, por el descrédito en que ha sido empinado el duartismo… Séptimo, porque el nombre de Veracruz camina en el mundo, una vez más, como uno de los peores rincones del planeta para el ejercicio reporteril… Octavo, porque el juicio de la historia en contra de Javier Duarte será implacable… Noveno, porque con ningún gobernador en funciones se ha llegado al infierno y el apocalipsis que se está viviendo y padeciendo en Veracruz con tantos reporteros asesinados, además de los ciudadanos (niños, mujeres y hombres) que también han sido victimizados… Décimo, porque el llamado Estado de Derecho ha sido rebasado por un Estado Delincuencial, donde, todo indica, los carteles y cartelitos, los delincuentes comunes, van ganando la batalla, y por alguna razón sospechosísima ha de ser… Undécimo, porque si a la elite en el poder sexenal le vale y todo se le resbala, 18 reporteros muertos son demasiados para tanta frivolidad… Lo peor: van 18 trabajadores de la información ejecutados y el presidente Enrique Peña Nieto indiferente, indolente, a lo que está sucediendo en Veracruz, cuando, caray, hemos alcanzado el grado de inseguridad que en Michoacán, Guerrero y Tamaulipas, donde, bueno, han nombrado Comisionados para intervenir con todo rigor… Señor Javier Duarte, como el gobernador número 73 de Veracruz, pare esta masacre…