domingo, mayo 12, 2024

No discriminan a homosexuales

La Arquidiócesis Primada de México negó que la Iglesia Católica discrimine a las personas homosexuales.

A través del semanario Desde la Fe, la Iglesia señaló que no busca discriminar a la comunidad homosexual, sino «orientarlos con sus desviaciones».

Señala también que la identidad de las personas no debe definirse por su apetito sexual, y llamó a la comunidad gay a ser cercana a Dios y vivir según sus enseñanzas.

A continuación se muestra parte de la editorial publicada por la Arquidiócesis:

«En el Catecismo de la Iglesia Católica se enseña que las relaciones homosexuales «no pueden recibir aprobación» (CEC 2357), pero también enseña que los homosexuales «deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará todo signo de discriminación injusta.» (CEC 2358)

La identidad de un ser humano no puede ser su apetito sexual. Es ante todo, hijo de Dios, tiene dones, cualidades, es miembro de una familia, de una sociedad. Identificarse sólo por su inclinación sexual, permitir que ésta le defina, es limitarse.

La Iglesia sólo admite el Matrimonio entre hombre y mujer, porque así lo establece la Palabra de Dios.

San Pablo condena fuertemente la relación homosexual. A una comunidad le reprocha: «sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres… se abrasaron de deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre…» (Rom 1, 26-27).

A otra le advierte: «¡No te engañes! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales… heredarán el Reino de Dios.» (1Cor 6, 9-10).

Si surgiera un movimiento de mentirosos, que a través de medios masivos convencieran al público de que mentir es bueno y normal, que no pueden evitarlo, y que son víctimas de discriminación porque en los juicios y en los documentos oficiales se les obliga a decir la verdad, y el Estado cediera a la presión de influyentes políticos y empresarios mentirosos y legalizara su desviación hacia la mentira, la Iglesia no lo aprobaría. Se mantendría firme en pedir que dijeran la verdad, aunque no fuera la opción ‘políticamente correcta’ o popular. ¿Por qué? Porque Dios ordena: «no mentirás».

Así también, a quien tiene una desviación sexual, la Iglesia quiere ayudarle a controlarla, no a entregarse a ella.

Que el Estado vuelva algo legal no lo hace moral.

La Iglesia considera pecado grave la relación sexual homosexual».

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