Mal fario
Luis Velázquez
“LA MUERTE TIENE PERMISO” EN EL GOBIERNO
Trascendió en Veracruz el secuestro y asesinato con huellas de tortura de un agente de Tránsito y un escolta del gobernador, que también lo son del secretario de Seguridad Pública.
Sus cadáveres fueron tirados en el municipio de Manlio Fabio Altamirano, en el tramo que va de Mata Loma a Portezuelos, el mismo lugar donde la madrugada del 4 al 5 de noviembre, 2011, fueron sepultados en fosas clandestinas los restos de 28 personas.
Y, bueno, por tratarse de quienes son, los pelos se erizan y el ciudadano común, el contribuyente, el elector, entra en estado catatónico.
Más que días antes fue secuestrado un funcionario público del duartismo, Gustavo Sousa Escamilla, titular del Fideicomiso del 3 por ciento a la nómina, y cuya libertad costara, según la fama pública, diez millones de pesos.
Y antes también fue plagiado el asesor político del entonces subsecretario de Gobierno, ahora secretario particular del gobernador, Antonio Pérez Fraga, ex diputado federal.
Y, de paso, el desplome del helicóptero oficial, con un saldo de dos muertos.
Y el accidente de la camioneta del gobernador.
Y el crimen en Isla de un operador político del diputado federal, Érick Lagos, el abogado José Luis Ríos Errasquín.
Tal cual, de entrada, y como diría el diputado federal Édgar Spinoso, estaríamos ante el mal fario, la mala vibra, la mala energía, el mal karma de la elite priista gobernante.
Desde luego, toda vida humana es invaluable, y por tanto, importante para todos, más, mucho más, para su entorno familiar.
Nadie echa las campanas al vuelo, pero, caray, algo raro y extraña está sucediendo cuando la inseguridad en Veracruz, con su aliada, la compañera infausta, la impunidad, alcanzan tales niveles, pues se trata de colaboradores del Jefe Máximo del Priismo y de su Jefe Máximo de la seguridad.
Claro, se dirá que en una comunidad tan grande de gobierno, todo puede ocurrir, pues nadie está a salvo ni tampoco vive en una ínsula aislada ni menos tiene la vida comprada.
Pero con todo, ocupa y preocupa. Angustia y deprime. Aterroriza e intimida.
DE ACOSTA LAGUNES A JAVIER DUARTE
A principio de semana, los reporteros Noé Zavaleta, corresponsal de Proceso, e Ignacio Carvajal, reportero de “El Liberal” de Coatzacoalcos y del blog.expediente.mx, publicaron la historia de unas narcofosas en Manlio Fabio Altamirano, en el poblado de Portezuelos, en noviembre de 2011, que fueron ocultadas por la autoridad.
“El hallazgo, publicó Proceso, ocurrió en noviembre de hace cuatro años –cuando la narcoviolencia se recrudeció en esa parte de la costa del Golfo de México—y se pudo mantener en secreto, hasta ahora”…, cuando el par de periodistas obtuvo la información mediante la plataforma INFORMEX.
Pues bien, ahí mismo, los cadáveres del agente de Tránsito y el escolta del gobernador y el titular de la SSP fueron tirados.
Y, por tanto, el hecho, la coincidencia, también significa un mensaje críptico, polisémico, que por ahora, resulta indescifrable.
Pero, al mismo tiempo, pareciera tener un significado manifiesto y evidente.
Jesús de Nazareth blinde a todos, también a los escoltas como a los agentes de tránsito como a la elite, pero también, a cada habitante de Veracruz, pues hoy, y por desgracia, todas y cada una de las familias jarochas tienen un pariente, un amigo, un conocido, un vecino, secuestrado, desaparecido, extorsionado, asesinado y/o sepultado en fosa clandestina, de igual modo como también, y por ejemplo, todos tenemos parientes migrantes en Estados Unidos que huyeron de aquí por el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.
Sea de aquel lado del gobierno, sea del lado ciudadano, el Veracruz de Agustín Acosta Lagunes con su “Sonora Santanera” se está reproduciendo, y peor, en el Veracruz del señor Javier Duarte.
Y más, mucho más, cuando el secuestro, la desaparición durante cuatro días y el asesinato, con tortura, de los escoltas oficiales sucede en la víspera del V informe de gobierno.
“LAS MANZANAS PODRIDAS ESTÁN CAYENDO”
Varias hipótesis podrán conjeturarse alrededor, y más, cuando y como ha dicho el góber de la Complutense, el deporte oficial en la tierra jarocha, como en todos los pueblos frente al mar, es la especulación, que los teóricos sociales llaman prospectiva y escenarios. En los pueblos ribereños les denominan chismes.
Por ejemplo, y en base a los hechos, si la lumbre ya llegó a tales niveles, las escoltas oficiales, caray, mal andamos, la vida empeorando.
De algún modo reproduce el modelo en Tamaulipas, cuando el candidato priista a gobernador, Rodolfo Torre Cantú, fue asesinado, con todo y carros escoltas, el 28 de junio, 2010, cuatro días antes de la elección.
Y también cuando al momento van unos veinte presidentes municipales del país asesinados en igualdad de circunstancias.
Y cuando, mal de males, trasciende en la vida pública que los malosos han filtrado desde tiempo inmemorial los diferentes niveles de gobierno, desde presidencias municipales hasta el gobierno federal.
Secuestrados, desaparecidos, torturados, asesinados y tirados en la vía pública, el agente de Tránsito y el escolta, ambos escoltas de los señores Javier Duarte y Arturo Bermúdez Zurita, significa, entre otras cositas, que “la muerte tiene permiso” porque algunos se han portado mal y por tanto, “las manzanas podridas se están cayendo”…solitas.
