Las aspiraciones de Kosovo para lograr un mayor reconocimiento de la comunidad internacional han sufrido un importante tropiezo este lunes en la sede parisina de la Unesco. Por 92 votos a favor, 50 en contra y 29 abstenciones, la pretensión kosovar quedó rechazada porque necesitaba dos tercios de quienes han votado a favor o en contra. Le faltaron tres. La representación de España ha sido una de las más satisfechas por el rechazo, que ha coincidido con un punto álgido del independentismo en Cataluña, cuyos promotores tienen entre sus potenciales objetivos la entrada en la Unesco.
En medio de una evidente tensión, el pleno de la Conferencia General de la Unesco debatió y votó este lunes la posible incorporación de ese país, que se separó de Serbia en 1999 tras la guerra de los Balcanes y hoy está oficialmente bajo supervisión de Naciones Unidas. Rusia ha encabezado al grupo de países opuestos a ese paso. El representante de Moscú argumentó en el pleno que “Kosovo no es un Estado” y, por tanto, no podía ser admitido en el organismo de la ONU dedicado a la ciencia y la cultura.
En similares términos se han expresado las delegaciones de Serbia, Argentina o Cuba. La embajadora española en la Unesco, María Teresa Lizaranzu, esgrimió “el pleno respeto al principio de integridad territorial” de los Estados defendido por la ONU para sumarse a la petición de Rusia y sus aliados de aplazar la votación hasta dentro de dos años. Para Lizaranzu, la obvia falta de consenso en la comunidad internacional aconsejaba ese aplazamiento.
Por el contrario, Estados Unidos y la mayoría de los países de la Unión Europea defendieron votar y, además, hacerlo a favor. Así lo hicieron a continuación Alemania, Francia, Italia, Reino Unido, Irlanda, Hungría, Austria, Suecia, Luxemburgo o Portugal. Junto con España, los dos únicos votos europeos en contra fueron los de Chipre y Eslovaquia, mientras Grecia, Polonia y Rumanía optaron por la abstención.
El caso de Estados Unidos es muy singular. Intervino para exponer el motivo de su voto, pero no tiene derecho a voto. Lo perdió en 2011. Ese año, la Unesco admitió a Palestina como observador. Como protesta, Washington dejó de aportar fondos a la organización y, por eso, no puede votar desde entonces. También singular la posición de Palestina, que este lunes ha votado contra el ingreso de Kosovo.
En el bloque de quienes votaron en contra, además de España, Rusia, Serbia y China, han figurado todos los aliados de Moscú y bastantes países de Latinoamérica, como Argentina, Chile, Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador, México, Nicaragua, Venezuela o Guatemala.
El Consejo Ejecutivo de la Unesco ya aprobó el pasado 22 de octubre la incorporación de Kosovo por 27 votos a favor, 14 en contra y 14 abstenciones. Para ser definitiva, tenía que ser apoyada en el pleno. Los países más afectados, como España, auguraban un resultado de la votación muy reñido.
España, entre otros, temía una votación desfavorable para sus intereses por muy pocos votos. El resultado ha sido el contrario. La clave ha estado en que la cifra de abstenciones ha sido superior a la prevista. A la hora del recuento para determinar si la propuesta es apoyada por dos tercios, esas abstenciones no cuentan. Entre los que han optado por esa postura, Bosnia, Colombia, Egipto, Irán, Irak, Japón, Ucrania y Argelia, además de los europeos Grecia, Rumanía y Polonia.
Kosovo, que ya ha sido reconocido como Estado por un centenar de países -por muchos de la UE, entre otros-, ha ingresado en organismos internacionales como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, pero no en la ONU. El rechazo de este lunes en la Unesco ha sido un importante triunfo diplomático de Rusia frente a Estados Unidos y, de rebote, un inesperado alivio para España. No podrá volver a intentarlo hasta dentro de dos años.
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