Por: Luis Velázquez
02 de julio de 2015
Ningún infierno es tan despiadado como irse de migrante a Estados Unidos y dejar a la familia a la deriva, esperando que al padre le vaya bien para enviar unos centavitos para el itacate.
También, ningún infierno es tan temido como la exposición a que se somete un migrante camino de América Central y/o México al otro lado, atravesando, por ejemplo, el desierto, como cuando en el alemanismo, por ejemplo, 13 paisanos de Atzalan fueron cayendo muertos uno a uno en el desierto de Yuma.
Claro, otro infierno son la pesadilla de los malandros aliados con los policías municipales y estatales y hasta con los garroteros del ferrocarril que los secuestran a cambio de un billete, y/o de lo contrario, los reclutan para sus operaciones en la advertencia del asesinato en caso de rehuirse como ocurriera con los 72 migrantes ejecutados en San Fernando, Tamaulipas.
Por eso cuando el viernes 26 de junio, 2015, ocho migrantes de América Central se ahogaron en el río San Marcos, municipio de Jalapa, Tabasco, a unos 37 kilómetros de Villahermosa, el alma se acongoja y la piel se enchina con sólo imaginar, primero, la tragedia, y segundo, el desamparo de sus familias.
Esposas, hijos, padres seniles.
Tal cual, salieron de sus casas soñando con llegar a Estados Unidos para chambear duro y tupido por unos dólares que de inmediato enviarían a sus casas.
Y de pronto, zas, la muerte se atravesó cuando una camioneta Ram Charger, con placas del Distrito Federal, volcó por el exceso de velocidad y seis hombres y tres mujeres murieron ahogados.
Pero la tragedia se multiplica más, cuando y como publicó La jornada (Fabiola Martínez y René Alberto López) “una patrulla de tránsito perseguía a la unidad de los migrantes” y en la huida, el chofer perdió el control.
Uno de los migrantes mutilados por el tren de origen hondureño dijo a El País, corresponsalía en Washington:
“De América Central nos vamos a Estados Unidos, primero, por el desempleo, y segundo, por la violencia”.
Atrás de la utopía, encuentran la muerte.
El río San Marcos, de Jalapa, Tabasco, se tragó a nueve migrantes.
Y el sueño se deshizo…, y sus familiares los lloran, y mañana, pasado mañana, otra tragedia, y así, tal cual, en un ciclo histórico de toda la vida.
Máximo Gorki, en el siglo XIX, contaba la misma tragedia de los migrantes rusos.
En la Biblia, en el libro El éxodo, la historia se repite.
Siempre, pues, han existido migrantes atrapados y sin salida, en sus desventuras.
GARANTIZAR LA VIDA DE LOS MIGRANTES
Ningún gobierno del mundo ha podido disminuir ni menos erradicar la migración.
Peor tantito: de acuerdo con el investigador Rafael Arias Hernández, las remesas se han convertido, con los changarros, en el sostén número uno de la economía en Veracruz, por encima de los ingresos derivados de la caña de azúcar, el café y los cítricos.
Tal cual, Veracruz ha mudado en un estado exportador de mano de obra a la ciudad de México, los estados fronterizos, entre ellos, Baja California con el Valle de San Quintín, y a Estados Unidos.
Simple y llanamente, la mano de obra es inferior a la capacidad gubernamental para alentar la creación de empleos.
Y menos, mucho menos en una tierrita jarocha cercada por los malandros, cuya existencia ha dado cuenta el gobernador Javier Duarte en Poza Rica con los medios locales, por más que el Fiscal General ha sostenido que apenas tomó posesión…huyeron a regiones montañosas de otras entidades federativas.
Pues bien, si Veracruz, como otras latitudes geográficas, se ha convertido en un estado migrante y cada vez se arraiga el paso de ilegales de América Central a EU por Veracruz, entonces, en nombre de la solidaridad humana lo mínimo que ha de proceder es garantizar el paso de todos ellos apenas entran a Coatzacoalcos y salen por Orizaba camino a Puebla y/o por Tampico Alto camino a Tamaulipas.
Y garantizar el paso significa garantizar sus vidas.
Por desgracia, ni a Gerardo Buganza Salmerón ni a Érick Lagos Hernández, cuando estuvo ahí, les interesaron los migrantes, que es obligación constitucional de la Secretaría General de Gobierno.
POLÍTICA MIGRATORIA LES VALE
Si en el mapa de la violencia contra los migrantes se ubican con claridad las estaciones de Coatzacoalcos, Medias Aguas y Tierra Blanca…
Y si está claro que con la ruta del ferrocarril de carga los migrantes trepados en el lomo de “La bestia” da pie a la carnicería humana…
Y si la autoridad tiene localizadas las rutas de concentración de los migrantes en su paso por Veracruz…
Entonces, resulta inverosímil la forma con que el gobierno de Veracruz ha desatendido tales focos rojos que han llevado a la tierra jarocha a ser declarada por José Alejandro Solalinde Guerra, fray Tomás y el activista mesoamericano, Rubén Figueroa, como el cementerio de migrantes más largo y extenso del país y el peor paso de los migrantes por México.
Por eso, quizá la única explicación sería que al sexenio duartista le vale la política migratoria y por eso deja hacer y deja pasar, pues con los reporteros, notarios, empresarios y políticos ligados al narcotráfico ya tiene suficientes dolores de cabeza.