Lodazal jarocho
Por: Luis Velázquez
EL PAÍS DE LOS CÍNICOS
La política política en Veracruz (la democracia, la libertad, la dignidad, el bienestar social, el desarrollo humano, el destino común) está reducida a lo siguiente:
Las elites, todas, se acusan de corruptas.
Y, lo peor: ninguna parte interpone la denuncia penal en la Procuraduría General de Justicia de la nación ni en la Fiscalía jarocha con pruebas, documentos notariales, evidencias, coincidencias, grabaciones, testimonios.
Un despiadado fuego cruzado entre las partes en un país como México ubicado en los primeros lugares de la corrupción mundial según Latinobarómetro.
Miguel Ángel Yunes Linares acusa a Juan Bueno Torio de renunciar al PAN porque el duartismo le pagó en euros.
Juan Bueno le revira y lo llama estúpido y pendejo.
Gerardo Buganza Salmerón acusa a Fidel Herrera de mafioso y de paso despotrica contra Yunes Linares, por cuya culpa renunció al PAN en el año 2010 cuando le arrebatara la candidatura panista a gobernador, él mismito caso que ahora se repitiera con Juan Bueno.
Elías Miguel Moreno Brizuela se cura en salud y primero declara que Buganza y Bueno son candidatos independientes de Duarte, y luego pide e se sumen a su causa.
Javier Duarte obsequia una caña de pescar a Héctor Yunes para cazar “peces gordos, aquí cerquita, en El Estero” y Yunes Linares acusa a Yunes Landa de ser candidato duartista a la gubernatura.
Héctor insiste: cárcel para los políticos “pillos y ladrones, y entre más hayan robado, más años” de prisión.
Pepe Yunes Zorrilla se mantiene en su discurso con el eje del mal: “desorden administrativo, caos financiero y corrupción política”.
Y, de paso, la Auditoría Superior de la Federación rubrica el cochinero, de tal manera que interpondrá otra vez la denuncia penal en contra de 19 duartistas en la procuraduría General de la república, entre otros, Adolfo Mota, Édgar Spinoso, Gabriel Deantes Ramos, Mauricio Audirac Murillo (Inhabilitado diez años) y Carlos Aguirre Morales.
El lodazal, pues, de la corrupción en Veracruz.
HUITZILOPOCHTLI, SEDIENTO DE SANGRE
En el otro extremo del carril, el Veracruz del CONEVAL: seis de cada 10 habitantes de Veracruz en la miseria, la pobreza y la jodidez.
Más el desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.
Más la migración a los campos agrícolas del Valle de San Quintín (en realidad haciendas porfiristas) y Estados Unidos.
Más la prostitución que según la investigadora Patricia Ponce ha convertido a la tierra jarocha en el productor y exportador número uno de carne humana con el único objetivo de llevar el itacate a casa.
He ahí el desastre social, político, moral, económico, educativo y de salud en el Veracruz que sorprendió a los españoles de Hernán Cortés por la riqueza natural.
Claro, los españoles de Cortés también quedaron atónitos cuando supieron que los tlatoanis aztecas tenían 150 mujeres preñadas al mismo tiempo, en tanto el cacique gordo de Zempoala tenía 50 efebos a su servicio hedonista.
Tal cual la historia. Tal cual la vida.
Ahora, los aspirantes y suspirantes a la candidatura a gobernador, mesiánicos como todos en el siglo pasado y el actual, ofreciendo el paraíso terrenal de norte a sur y de este a oeste.
Y al mismo tiempo, oh paradoja, acusándose de corruptos.
Lo decía José López Portillo: todos somos corruptos.
Pero también, advertía. Este país, dijo, se está convirtiendo en una nación de cínicos.
Cínicos, todos acusándose de corruptos.
Ninguno reconoce en el otro honestidad, transparencia, vida austera, vida republicana, vida discreta.
Sólo falta que los Yunes Linares, los Buenos Torios, los Brizuela, los Buganza, los Yunes rojos clamen como Jesús de Nazareth:
Yo soy la verdad. Yo soy la justicia. Yo soy el Mesías soñado y esperado. “La verdad os hará libres”.
De ser así, gracias a todos ellos, por su gran sacrificio humano por los 8 millones de habitantes de Veracruz.
Huitzilopochtli, tan sediento de sangre, tendrá un festín.
EN DOS AÑOS SE CHINGARÁN LO QUE EN SEIS
La corrupción, entonces, en el centro neurálgico de la política en Veracruz.
Lo decía Venustiano Carranza, tan adorado en el Golfo de México por su ley agraria que ha empobrecido el campo:
“El que no transa… no avanza”.
Lo decían los carrancistas:
“El viejo no roba, pero deja robar”.
Lo decía Sergio Flores Armida cuando fue presidente municipal de Boca del Río:
“Dejé de ser alcalde y dejé de ser pobre”.
Lo decía Efrén López Meza, alcalde jarocho:
“Apenas fui alcalde, me volví guapo”.
Lo decía Henry Kissinger que repetía con una sonrisita Fernando Gutiérrez Barrios:
“Hay mujeres que no resisten el olor a dinero y el olor a poder”.
Lo dice Javier Duarte:
“Uno como gobernador se vuelve sexy”.
Sexy, también, claro, se volvió Joaquín “El Chapo” Guzmán para Kate del Castillo.
La corrupción, pues, como fin único y exclusivo, dominante y predominante, de los políticos.
Todos se acusan de corruptos. Nadie reconoce a los demás como hombres probos.
¿El fin de la política, dado el lodazal y el cochinero!
¡No, no, no!
¡El pueblo, resignado, tranquilo, con la esperanza derrotada, sin ánimo de seguir luchando, ocupado y preocupado por conservar el salario mínimo, siempre aguanta!
Por el contrario, la hora estelar para seguir corrompiéndose, pues el mini/gobernador, y sea quien sea, y su equipo, tendrán solo dos años para chingarse lo que otros se han llevado en seis años.
