Duartismo, fábrica de pobres
Luis Velázquez
25 de julio de 2015
El duartismo se ha convertido en una fábrica de pobres.
Y el dueño de la fábrica, el capitán del barco, el piloto del avión… se llama Javier Duarte, el gobernador número 73 de Veracruz.
La denuncia la ha formulado el CONEVAL, Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Ejemplo:
Según CONEVAL, en el año 2012, en la tierra jarocha existían de norte a sur y de este a oeste un total de 4 millones 141 mil 800 pobres, lo que significaba el 52.6% de la población.
Dos años después, 2014, el porcentaje subió al 58 por ciento.
Es decir, 4 millones 634 mil 200 pobres.
Tal cual, lo anterior significa, si Pitágoras está en lo cierto, y también el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica, que en dos años, Javier Duarte, con su equipo de secretarios de Desarrollo Social (Marcelo Montiel Montiel, Alberto Silva Ramos y Jorge Alejandro Carvallo Delfín, estaba por llegar Ranulfo Márquez Hernández), incrementó el número de pobres en 250 mil… por cada año gobernado y ejercido el poder político, que también es poder económico, poder social, poder legislativo, poder mediático y poder hedonista… para, digamos, dar sabor al caldo.
Así, en dos años, 2012 a 2014, medio millón más de pobres aparecieron en el llamado sexenio próspero.
Demoledor, pues, el informe del CONEVAL, dice el respetado y respetable maestro Carlos Ronzón, a quien, por cierto, Fidel Herrera Beltrán siempre ha puesto en duda, a tal grado que, incluso, para confirmar su existencia hasta llamó por teléfono al director de la facultad donde imparte clases, y aun cuando el director diera constancia notarial de su presencia, pidió hablar con él.
Y demoledor, dice Ronzón, el informe del CONEVAL porque Veracruz ha alcanzado la misma dimensión social y económica que los estados de Oaxaca, Guerrero y Chiapas, donde en porcentaje nos ganan por un pelito; pero en número el Veracruz de Javier Daurte se los lleva de calle.
Y más por lo siguiente.
Años anteriores, los estados de Puebla e Hidalgo estaban peor que nosotros; ahora, una década después ha bastado para que nos superen.
Antes, mucho antes, claro, de que el panista Rafael Moreno Valle, el campeón número en represión política en la república, gobernara Puebla, y antes de que los hidalguenses Jesús Murillo Karam y Miguel Ángel Osorio Chong llegaran al peñismo en puestos claves.
INSÓLITO, RECRUDECIDA LA MISERIA… QUE LLAMAN POBREZA EXTREMA
Peor tantito:
Si en pobreza, digamos, normal, a Veracruz le ha ido mal, peor, mucho peor si se considera la pobreza extrema, siempre a la luz del CONEVAL.
Un dato: en el año 2012, el 14.3 por ciento de la población jodida de Veracruz, un millón 122 mil, se ubicaban en la miseria, que así se llama, al pan pan y al vino vino, la pobreza extrema y que los sociólogos del gobierno le endilgaron tal término para evitar que las buenas conciencias quedaran exhibidas.
Y en el año 2014, dos años después, el número de jarochos en la miseria pasó del 14.3 por ciento al 17.2 por ciento.
Es decir, un millón 370 mil.
O sea, 248 mil 500 más de veracruzanos en la miseria.
Tal cual, 125 mil por cada año de aquellos años aciagos, turbulentos, convulsos y revueltos.
Veracruz con el duartismo, observa el maestro Ronzón Verónica, se ha empobrecido.
Y, bueno, si algún profeta del bien quisiera enmendar los hechos, antes, mucho antes de que la gente bonita se irrite, porfis, vayan a la estadística dada a conocer por el CONEVAL.
Ya luego, de igual manera como sucedió con la denuncia penal de la Auditoría Superior de la Federación ante la Procuraduría General de la República, échenle montón y acusen al CONEVAL de falsario y mentiroso.
GRANDES SOFISTAS DE JAVIER DUARTE
¡Ay, mi estimada astróloga de los Llanos de Sotavento, aquellos tiempos!
Aquellos tiempos cuando, por ejemplo, Marcelo Montiel Montiel, el primer titular de la SEDESOL jarocha, y Juan Antonio Nemi Dib, el primer director del DIF, engañaron a Javier Duarte y a su esposa, Karime Macías, de haber descubierto el antídoto mundial en contra de la pobreza en Mixtla de Altamirano, en la sierra de Zongolica, a través de un programa inédito que ni siquiera, vaya, a Carlos Marx se le ocurrió, con una estufita ecológica, un pisito firme y un techito de lámina para los indígenas.
Tiempos aquellos cuando Alberto Silva Ramos ascendió a segundo titular de SEDESOL y anunció al mundillo político de la nación entera que en los tres años restantes del duartismo sacaría de la pobreza a dos millones de habitantes de Veracruz.
Aquellos tiempos cuando el otro mesiánico, Jorge Alejandro Carvallo Delfín, fue a La Perla, acompañado de un séquito de reporteros y fotógrafos, para posar en la foto abrazando a una indígena senil, asegurando que acabaría con la pobreza y la miseria.
Tiempos aquellos cuando Ranulfo Márquez Hernández mudó en el cuarto titular de la SEDESOL y avergonzado por las frívolas ocurrencias de sus antecesores mejor apostó a un bajo perfil, amarrándose la lengua para evitar un tropiezo tipo Salvador Manzur el día cuando descubrió que los programas sociales de Enrique Peña Nieto con la SEDESOL eran oro molido para ganar elecciones.
¡Ay, mi astróloga, si Juárez no hubiera muerto…!
¡Ay, ay, ay!
Pero, bueno, como exclama un personaje novelesco de Carlos Fuentes Macías, ¡aquí nos tocó vivir y que sirvan las otras, parejo para todos, igual!
¡Y a la cuarta copa, antes si el fuego interno lo reclama, una chica exuberante a lado, aunque tenga bubis y pompis plásticas!
¡Salud por los pobres!
¡Salucita!