Con base en el informe anual del Centro Católico Multimedial (CCM), adscrito a la Conferencia Episcopal Mexicana, el padre Sergio Omar Sotelo, quien es miembro de dicha entidad, informó que México es el país más peligroso de América Latina para ejercer labores alusivas a la iglesia, tales como el sacerdocio, pues en la administración del presidente Enrique Peña Nieto 14 curas han sido asesinados a manos de la delincuencia organizada.
En el reporte del CCM, se enumeran a los sacerdotes, religiosos y laicos mexicanos que han perdido la vida en México.
Con el reciente homicidio de dos sacerdotes en Poza Rica, Veracruz, aumentó a 14 la cifra de sacerdotes asesinados durante la presente administración, según datos del Centro Católico Multimedial. Y dos más se encuentran desaparecidos.
El informe presenta la lista de los agentes pastorales que han muerto de forma violenta en México desde 1990 hasta 2014, entre ellos un Cardenal, 34 sacerdotes, un diácono, tres religiosos, cinco laicos y una periodista católica.
Sólo en 2014 se cometieron 3 asesinatos de sacerdotes, y un ataque contra un laico que acompañaba a un sacerdote. Este último, quien sobrevivió a un tiroteo, tras un intento de secuestro fallido.
En los últimos 12 meses, dos sacerdotes de la Archidiócesis de Acapulco, Guerrero, ha pagado con su vida el secuestro por parte de grupos violentos. Otro caso es el de un sacerdote de la Diócesis de Atlacomulco, Estado de México, quien fue asesinado durante un robo perpetrado en la iglesia de la que era párroco.
Gracias al reporte, Omar Sotelo aseguró que al menos en «un 80% de los casos” se adjudican al crimen organizado, pues se trata de casos en los que se ha utilizado “violencia extrema”, con extorsión y levantamiento, por ejemplo.
Por lo anterior, aseguró Sotelo que México es el país de Latinoamérica más peligroso para ejercer el ministerio sacerdotal.
Resumen de casos
John Seyondo, padre y misionero de Uganda quien trabajaba en la montaña de Guerrero, desapareció en octubre de 2014. Fue encontrado muerto meses después en una fosa clandestina.
Por su parte, el Padre José Ascensión Acuña Osorio, fue privado de la libertad y asesinado en San Miguel Totolapan, Guerrero, en septiembre del mismo año. Según sus familiares, era víctima de extorsión.
En opinión de Eduardo Guerrero, consultor y analista en Seguridad Pública, «Los estados con mayor incidencia son Estado de México, Morelos, Veracruz, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán».
El Padre Rolando Martínez Lara fue asesinado durante un robo a una parroquia de Jilotepec, Estado de México, en febrero del 2014. Del 2012 al 2016 se han reportado más de 520 amenazas a sacerdotes.
Por su parte, el Obispo de Apatzingán dice que ha tenido que cambiar de parroquia a algunos sacerdotes amenazados por denunciar a grupos armados.
Sin embargo, Manuel Ríos Pardo, sacerdote, Buenavista Tomatlán, de la Diócesis de Apatzingán comentó: «es parte de la opción de vida que hemos elegido, y es parte de este momento que estamos viviendo tan importante».
Los sacerdotes Alejo Nabor Jiménez Juárez, de 50 años y José Alfredo Suárez De la Cruz, de 30 años, fueron encontrados sin vida en un paraje del municipio de Poza Rica, Veracruz.
Casos aclarados
El Padre Francisco Javier Gutiérrez Díaz, párroco de la iglesia de Capuchinas, en Salvatierra, Guanajuato, fue asesinado en abril del 2015.
Acerca del caso Benhur Murillo, de la parroquia de Capuchinas, Salvatierra, Guanajuato, expresó: «en el lugar donde lo encontraron se le celebró una misa. Se siente mucho, si era querido el señor cura».
Este es uno de los contados casos de curas asesinados, que fue aclarado por las autoridades y hay un detenido.
Por su parte, René Urrutia, subprocurador de Justicia, Estado de Guanajuato, Celaya, apuntó que el cura tenía deudas, por lo que destacó: “el móvil fue en ese sentido”.
Cabe mencionar, Ramón Castro Castro, encargado de paz, justicia y reconciliación del Episcopado, explicó que al respecto de la violencia de la que son víctimas sus miembros “la Iglesia no se queda de brazos cruzados, por lo que ha abierto 16 centros de apoyo a víctimas en parroquias de Acapulco y Morelos”.